No es no, decía Pedro Sánchez. El mismo ‘no es no’ con el que ahora Marruecos está replicando a cada una de las peticiones cursadas desde Ceuta para desarrollar cualquier actuación en la frontera. Esta semana deberían haber comenzado las obras en el Tarajal, que iban a iniciarse en las dependencias de la Guardia Civil y Aduanas. Todo está parado ante la negativa de Marruecos de abrir el paso Tarajal II para permitir que las personas que entren y salgan no obstaculicen esos trabajos.
Así, mientras el Ministerio de Interior se vanagloria de las inversiones para la reforma del paso del Tarajal, a pie de frontera la realidad es bien distinta. La conducta no colaboradora de Marruecos ha provocado que se tenga que buscar alternativas, entre ellas se baraja dejar un carril del Tarajal solo para el tránsito a pie, lo que ralentizaría aún más el paso por lo que esta medida no está decidida del todo. Delegación del Gobierno es incapaz de avanzar sin toparse con una torta sin manos de Marruecos. Se está ante una crisis fronteriza sin igual y el Gobierno de la Nación lo sabe, a pesar de que desde la plaza de los Reyes se nos ‘venda’ como ‘novedad’ una supuesta información al detalle trasladada este viernes por la delegada al equipo de Asuntos Exteriores sin ministra presente. El proyecto de reforma de la frontera del Tarajal es una de las apuestas estrella de la Delegación, quien anunció que pondría por fin inversión en un paso abandonado por anteriores administraciones.
Ahora, fuentes de la plaza de los Reyes informan a El Faro que “todas las posibilidades están abiertas”, pero nadie se atreve a poner fecha ni dar plazos. La empresa responsable de las obras debe preparar un proyecto que tendrá que trasladar a Policía Nacional y Guardia Civil, teniendo en cuenta las nuevas circunstancias sobrevenidas y la nula colaboración del vecino país. Un proyecto para que las fuerzas de seguridad estén preparadas según la intención del inicio de obra: si se va a comenzar hacia el lado que conduce a Marruecos o hacia el de Ceuta.
Hay que buscar además un espacio para el acopio de todo el material que aún debe traer la empresa para la obra -algo que no está ni preparado-, fallándose ya, de entrada, en la fecha de inicio de las actuaciones que se dató el 5 de febrero de acuerdo con los datos que dio la Delegación del Gobierno. No ha sido así.
Marruecos ni tan siquiera contesta a las peticiones de colaboración de España, a pesar de que la actuación afecta también a su propia infraestructura de comunicación entre países. La obra del Tarajal, enmarcada en el programa previsto por Interior para transformar el tercermundista paso en una frontera inteligente, supone una inversión de 32,1 millones para Ceuta y Melilla. La primera fase de las actuaciones preveía una remodelación del paso de peatones, usado a diario por unas 35.000 personas. La inexistencia de un circuito para desviar ese tráfico entorpece las previsiones hechas, sin que haya interés tampoco en que la Ciudad gaste dinero en habilitar un vial al lado del Colegio Príncipe Felipe, toda vez que ni siquiera es una obra de su competencia y ni tiene respuestas sobre la dotación de los 7,2 millones con cargo a 2019 ni la financiación del embolsamiento de vehículos en Loma Colmenar.
Las obras arrastran anuncios frustrados desde hace dos años, acumulando retrasos sin que por parte del Gobierno de la Nación se desbloquee esta situación a pesar de que siempre que han notificado algo al respecto añaden la coletilla de “urgente”.
En el año 2006 la Delegación, bajo mandato de Jerónimo Nieto, consiguió aprobar un proyecto de reforma fronteriza que contaba con el visto bueno de Marruecos y que incluía más carriles. Nunca se ejecutó tras el cese fulminante y sin explicaciones del mandatario, atrapado en una caza de brujas y confabulaciones gestada en su propio partido. El propio PSOE se encargó de ocultarlo en un cajón con la llegada de su relevo.
Mientras la secretaria de Estado del Ministerio de Asuntos Exteriores, Cristina Gallach, sigue “tratando de resolver” los problemas de la frontera, a pie de aduana marroquí sus agentes tienen claras las órdenes y así las trasladan a todos los transfronterizos que cruzan de Marruecos a Ceuta: “El lunes no llevéis ni una bolsa”. Y ni una es ni una. Se ha advertido a todas las personas que entren a nuestra ciudad que si al salir llevan cualquier producto se les decomisará. Por supuesto sin acta de aprehensión. Se les quitará todo lo que porten, aunque sea un paquete de galletas. No habrá excepciones porque no quieren que entre en Marruecos ningún producto de Ceuta. ¿Qué significa esto? La anulación efectiva de cualquier tipo de compra como ya se lleva haciendo desde hace meses pero con mayor celo. Cualquier persona que haya adquirido ropa o productos alimenticios en nuestra ciudad, aunque porten el ticket y se vea a las claras que no son porteadores, tendrán que deshacerse de las mismas o les serán requisados. ¿Cabe alguna explicación a este tipo de política? En la época del porteo se apuntaba al hecho de que los alimentos no hubieran cumplido las mínimas normas o controles sanitarios, pero en el caso de la ropa, por ejemplo, o de otro tipo de producto se extiende similar normativa. De igual forma se mantiene el veto sobre el pescado y tampoco se espera que el lunes venga mercancía procedente de Marruecos lo que lleva a los pescaderos a una situación límite, extrema, sin que se haya cumplido el plazo de 48 horas dado por la Delegación del Gobierno para hallar una solución. Los hosteleros están trayendo la mercancía congelada procedente de la Península, en concreto de Málaga.
Las autoridades marroquíes tienen claro que no van a abrir más el paso Tarajal II, cerrado inicialmente por España. La situación agónica que viven zonas como Castillejos, en donde sus vecinos no pueden siquiera pagar las mensualidades de suministros básicos como la luz mientras el desempleo no hace sino incrementar la pobreza, no hace variar la posición clara e inamovible de Marruecos de cortar por siempre el tráfico transfronterizo mientras busca otras fórmulas de generar su propia riqueza en el norte, sin buscar que la mercancía sea introducida por el paso del Tarajal. El paso, sellado, ha quedado anulado por completo y no hay en el horizonte ningún signo que indique que habrá un giro radical en la postura mantenida hasta la fecha. A nivel local no hay siquiera relaciones, ni las autoridades del norte mantienen algún tipo de relación con la Delegación del Gobierno.
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