Primero se colocarán los cañones ubicados en el K8 para después recuperar la batería de Valdeaguas. Esos son los objetivos inmediatos que tiene en mente la Gerencia de urbanismo para mejorar el entorno que rodeará al futuro parque de Santa Catalina y recuperar una extensión de la ciudad que durante años ha estado abandonada. Así las cosas, una vez que terminen las obras de construcción del parque y el cierre del nuevo vertedero del barranco de las Cuevas se dará el paso de recuperar una batería que hoy por hoy está completamente abandonada, sirviendo de refugio a quienes practican el botellón.
Pero esto no fue siempre así. Hace once años la batería de Valdeaguas fue objeto de un trabajo exhaustivo para ponerla en valor, quedando completamente limpia y dispuesta para darle un uso patrimonial debido. Igual que ahora se lo plantea la Ciudad, que la quiere convertir en una zona visitable a la que se podría acceder desde los dos parques construidos sobre dos vertederos.
Esta antigua instalación militar se proyectó en noviembre de 1884, para dos cañones Krupp de 26 cm, aprobándose el 17 de mayo de 1885. La construcción fue realizada entre los años 1885 y 1887, fecha en la que se terminó. Ya en 1892 se hizo una primera reforma consistente en la instalación de un tercer cañón Krupp de 26 cm, en sustitución de uno del tipo Trubia de 24 cm. Recuerda la asociación en defensa del patrimonio, Septem Nostra, cómo en 1901, se instaló un nuevo cañón Krupp de 26 cm. Posteriormente, y durante el protectorado español en Marruecos se desmantelaron estos cañones para trasladarlos a una batería situada en las cercanías de Punta Leona. Una vez acabado el protectorado, en 1956, se desmontaron y acabaron en el fondo del mar.
La Ciudad, en el año 2000 y a través de la Viceconsejería de Patrimonio, echó mano de la brigada de mujeres para realizar una limpieza tanto en el interior como en el exterior, para lo que fue necesario contar con grupos electrógenos. Aquello duró el tiempo que se mantuvieron las expectativas puestas en ella, cayendo, otra vez, en el abandono.
Ahora se pretende, a través de las brigadas de Obimace que ya han estado inspeccionando el lugar, volver a adecentarlo, aprovechando la recuperación de todo el entorno. Y antes que nada recuperar los cañones y devolverlos a su lugar originario. La voluntad política pasa por ofrecer un interés patrimonial a la zona. Es decir, que quienes acudan al futuro parque de Santa Catalina, que debe estar finalizado este verano, puedan tener como alternativa conocer la batería, visitar el otro parque que se levantará sobre el vertedero de la vaguada de las Cuevas o regresar a San Amaro en donde ya se están ultimando los senderos que comunican con el Hacho.
La GIUCE está siendo la encargada de coordinar este proyecto de recuperación en el que están implicados tanto el área de Fomento como la de Medio Ambiente. En la actualidad esta zona como la también ha sucedido con la cárcel de mujeres -que se limpió y recuperó en el año 2000- está completamente abandonada.
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