Aprovechando que los feriantes van desmontando sus atracciones para marchar a otra Feria de la península, decenas de inmigrantes buscan el momento para introducirse en esos amasijos de hierro con tal de cumplir su objetivo: llegar al otro lado del Estrecho de Gibraltar. Es la realidad, un año más, de la última noche de
Feria de Ceuta.
Las fuerzas de seguridad tienen que cumplir el suyo, bien distinto porque es opuesto al de los inmigrantes: evitar que lo hagan. Así agentes del CNP y de la Guardia Civil disponen ya sus medios de control para frenar al mínimo el posible pase irregular de unas personas que arriesgan sus vidas con tal de abandonar Ceuta. La Policía se encarga del registro de los vehículos antes de llegar al embarque, en donde la Benemérita dispone de medios más especializados como el aparato para detectar los latidos.
Este año se teme un intento de salida de más argelinos, puesto que tienen mermada su capacidad de pase. Además las fuerzas de seguridad han detectado un mayor número de menores marroquíes en las inmediaciones del puerto, por lo que se augura que haya más intentos de ocultación. La población subsahariana del CETI también lleva meses sin poder marchar a la península, con lo que se presenta como un potencial grupo de pase.
Durante el inicio de esta semana habrá controles hasta la marcha de todos los feriantes.