El Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana no se pronunciará sobre el nuevo Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) hasta el próximo verano. Antes de hacerlo quiere girar una visita “técnica” a la ciudad y cerrar los informes pendientes sobre un documento que nace con décadas de retraso y cuya aprobación definitiva se está haciendo esperar después de pasar dos veces por el Pleno para recibir luz verde provisional.
Tratándose un documento con la importancia y el peso que tiene este para el futuro de la ciudad, el Mitma y la Ciudad deberían orillar intereses partidistas y remar juntos mirando por el interés general, por por el de las siglas del color político de cada administración.
El hecho de que no encontremos en campaña no justifica que los representantes institucionales se tiren todo a la cabeza y genera descrédito el que un día se hable de plena colaboración y cooperación y al siguiente se acusen de moverse por intereses espurios para torpedear al interlocutor si pertence a otro partido político.
El nuevo PGOU debe ser una palanca de desarrollo para la ciudad y su aprobación definitiva urge, pero sobre todo es necesario que se produzca con todos los filtros y análisis precisos para que el docmento atienda a los fines pretendidos.