El Puerto decidía la semana pasada abrir el muelle de España a los peatones. Una manera de acercar un lugar que se había empecinado en estar aislado del mundo, cerrado a cal y canto como un búnker, separado de lo que siempre había sido un lugar de expresión máxima de la unión puerto-ciudad.
Esa medida recibió muchas críticas. Se dieron situaciones esperpénticas como cuando llegaban barcos de interés y los padres querían acudir con sus hijos a verlos -como tantas generaciones han hecho- y se topaban con la negativa al acceso. No sé, era como si se tratara de delincuentes que querían acceder al espacio restringido cuando lo único que se pretendía era continuar con una tradición en una Ceuta que pocos recursos tiene para la distracción. Si fastidiamos y anulamos los que tenemos, ¿en qué nos convertimos?
Durante años se optó por tener el muelle aislado del resto, recibiéndose denuncias y quejas expresadas en artículos de opinión como los siempre acertados de Ricardo Lacasa, un lujo para El Faro y para Ceuta por sus opiniones y reflexiones costumbristas de lo que ha sido y es nuestra historia.
La Autoridad Portuaria decidió abrir el muelle, así debe ser. No solo con esta decisión sino con otras. El hecho de que el puerto se convirtiera en la auténtica frontera sur terminó por cargarse la imagen que debía dar. Y así de la noche a la mañana nos topamos con un paseo lleno de muros y concertinas, con unos muelles cerrados y con una imagen de perímetro fronterizo en pleno corazón portuario.
Empezamos la casa mal, como siempre por el tejado. Si el problema era la presión migratoria que vivía el puerto y de la que todos éramos testigos, se tenía que haber actuado en donde se debía con mucha más implicación sin haber tenido que ‘vender’ el puerto a una imagen nada acorde con lo que se merece. Si el trabajo se hacía mal en un punto, las consecuencias no debían pagarse en otro con decisiones erráticas y equivocadas. Qué pena, se le colocó a la Autoridad Portuaria una losa que nunca debió soportar porque otros no hicieran su trabajo en condiciones.
La apertura del muelle es un paso todavía corto para el ambicioso proyecto por el que se tiene que apostar con el objetivo de recuperar toda la zona, de hacerla más próxima y menos lejana y enrarecida.