Me emocioné cuando encontré una nueva dimensión. Esa que desde nuestras neuronas nos dicen ¿qué debo de hacer?. Las sinaxis se multiplican. Son por pensar con más rapidez. Son nuestra vida. Con esos estímulos nuestros recuerdos se ponen en marcha. Somos como un rompecabezas. Pero con una salvedad. Lo reconstruimos todos los días. Para ello hemos aprendido. La rutina tiene un destino: hacer el día más apacible. Encontrar nuevas rutas para nuestro día a día. Hoy tengo esa emoción dentro de mi. Se que será un día diferente; lo intuyo. Y una de las muchas cosas que quiero hacer es ver dando un paseo como todos volvemos a estar allí. En la calle buscando algo. Eso que todos queremos y aunque estemos todos los días escudriñando, no lo encontramos. Deseo ser útil. Deseo ayudar en algo. Pues mi pregunta siempre estará en el candelero. ¿Lo habré hecho bien?. Pero aunque no tenga una respuesta que me haya llegado a mis oídos, se que lo estaré haciendo al menos regular. Ya que los que están al lado mía les veo con esa sintonía en sus caras. Esas sonrisas que dan ganas de decir “son mías”. Nadie estará siempre a gusto. Mas yo digo: “difícil que todos piensen igual que yo”. Mas sería un triunfador. ¿Cuántos habrá por ahí?. Y ¿a cuántos se les reconoce lo que hacen?. Son incógnitas. Esas ‘X’ que solo ves en la tele. Que tienen eso. Ser un signo de interrogación. Pensar para encontrar una respuesta que tengan la solución del problema. Pero la lección la tenemos. El problema es vivir cada día. Ser uno más de nuestra sociedad. Buscar un hueco en ella. Y sentirse útil. Yo creo que son muchas las incógnitas y siempre un mismo denominador en común. Me siento feliz por vivir aquí. Buenos días querido Juanjo.