Dos almas, posiblemente gemelas, se vieron allá en la frontera. Pocas palabras, pero suficientes fueron el detonante para mirarse a la cara. Ser creadora y buscar frases bonitas para intentar llegar al público entraron muy profundamente y sin más dilaciones, ya que la espera es tiempo perdido, se intercambiaron los números, para seguir hablando de sus quehaceres preferidos. Y llegaron las ideas, las nubes de futuro donde estaban escondidas esas facultades tan agradables para conectar con la gente deseosa de leer frases nuevas, conducidas por alguien que les pueda llevar de la mano a un mundo diferente. Y nosotros leyendo y volviendo a intentar que las palabras encajen y sean un rompecabezas relajante y fácil para que no se vayan de nuestro lado.
Es una marca, un sendero, una meta que no tiene itinerario, pero nos da igual, ya que nosotros solo sabemos que existe y la buscaremos por Cielo y mar, hasta decir: "aquí está", y quedarnos tranquilos de nuestros paseos por el limbo y la desesperación de no encontrar algo que cuando lo vemos claro nos reímos de nuestra impaciencia. Y es que todo llega, solo hay que encontrarlo y puede ser en cualquier instante, cualquier lugar.
Ya no estoy solo y ahora tengo esa compañía, aunque tenga que estar pendiente del móvil para ser observador de unas ideas, que me vienen y son aplaudidas desde aquel lugar lejano de nuestra geografía española. La soledad es mala, pero ahora ya no lo estoy y sé que podré componer algún que otro párrafo donde me desahogue de mis males de corazón, no entendidos y de un placer de contar cosas. Tengo más alegrías añadidas a mi respirar, más deseos de verter mis palabras a los folios vacíos, sin temor que nadie lea algo que ya he comunicado por el medio más popular de hoy en día.
Hay un nuevo día, una nueva perspectiva de saber nuestras andanzas, un nuevo instante reconfortante para nuestro ego y nuestras ganas de comunicar. En fin soy un hombre en plena creación y con más ganas de vivir.