Nueve argelinos detenidos y dos heridos, balance de la reyerta del puerto

Los empresarios del puerto ya no pueden más. No saben a quién elevar su protesta, ahora recrudecida después de los sucesos registrados en la noche del pasado sábado en la avenida Cañonero Dato y que fueron adelantados en última hora en nuestra página web (www.elfarodigital.es).

Las reyertas y enfrentamientos protagonizados por inmigrantes argelinos que han convertido el puerto en su casa común están a la orden del día, como los robos y los accidentes producto de los intentos que llevan a cabo para colarse en los barcos. De los problemas que sufren directamente los comerciantes se ha dado conocimiento a la propia Policía, a la Autoridad Portuaria y a la Confederación de Empresarios, sin que hasta el momento se hayan adoptado medidas contundentes para evitar lo que, dicen los afectados, se ha convertido en un acoso permanente.
Pero la reyerta del sábado noche fue mucho más grave y la sufrieron en primera persona los trabajadores que se encontraban en la estación gasolinera Cepsa. Tal y como narraron a El Faro, los inmigrantes empezaron a salir de la zona del lavadero de coches con que cuenta la estación de servicio. Entre gritos y adoptando un carácter violento comenzaron a aparecer hasta una veintena, formando dos grupos que terminaron enfrentándose con todo lo que tenían a mano: extintores, las gomas de los surtidores de gasolina, piedras e incluso armas blancas. Los trabajadores se encerraron dentro de la gasolinera, ya que los inmigrantes intentaron meterse dentro. Unos pocos lo consiguieron tirando al suelo varios objetos. El hecho de que uno de los trabajadores bloqueara las entradas, evitó que pudieran destrozar la gasolinera. De hecho, aún con las puertas ya cerradas, varios de los participantes en la reyerta quisieron acceder sin éxito por la fuerza.
La llegada de varios zetas de la Policía Nacional fue clave para resolver el conflicto, contando con apoyo de unidades de la Portuaria. Los inmigrantes se dispersaron intentando escapar para la zona de Benítez, pero los zetas actuaron de forma rápida y coordinada consiguiendo la detención de la mayoría de los implicados. En total se practicaron nueve detenciones y dos de los inmigrantes resultaron heridos, uno con una brecha en la cabeza y otro por arma blanca. La Policía estuvo controlando la situación desde las 20.30 horas hasta pasadas las doce, localizando a los implicados que han sido acusados de alteración del orden público, destrozos (los ocasionados en la gasolinera) además de agresión.
Buena parte de los argelinos que protagonizaron esta reyerta viven en la calle, solo acuden al CETI para comer o ducharse. ¿Qué sucede? Que son personas reseñadas policialmente, que cuando entraron en Ceuta solicitaron asilo. Mientras esa petición está en trámite no se les puede expulsar, hasta que la misma quede resuelta o de forma positiva o negativa. Esto les sitúa en un papel complicado para las fuerzas de seguridad que, de interceptarlos, solo pueden identificarlos, comprobar que están registrados en el CETI y nada más. Son intocables. Su vida la hacen en la calle intentando colarse en los camiones para escapar, algo que, en 2013 consiguieron muchos de ellos. Mientras ocupan el puerto con menores que también rechazan estar en el albergue de Hadú.
Estos argelinos se unen a otros, los menos, que sí residen en el Centro de Estancia Temporal y que, de hecho, están detrás del acoso que se ejerce sobre otros inmigrantes que no buscan problemas pero que son golpeados, coaccionados y amenazados además de ser víctimas de robos de todo tipo.
Ninguna fuente policial ha podido confirmar el motivo que desencadenó la gran reyerta del sábado, pero otros inmigrantes señalan que pudo deberse, precisamente, al acoso constante ejercido por los argelinos que están en la calle y algunos del CETI contra otros que, residiendo en el centro del Jaral, son víctimas de robos y presiones de todo tipo.
Los comerciantes y trabajadores del puerto piden ayuda para evitar este tipo de tanganas. Hace unos meses se produjo otra que terminó con un argelino herido, al que sus compatriotas le seccionaron parte de una oreja.
El delegado del Gobierno se reunió el pasado año en Madrid con los máximos responsables en materia migratoria precisamente para intentar buscar una solución para acelerar las resoluciones de asilo de las que se benefician colectivos como los argelinos.