Los enfrentamientos protagonizados por colectivos de subsaharianos de diferentes nacionalidades se siguen produciendo. Ayer volvió a pasar la misma escena de otros días: se disputan la zona en la que ejercer negocios y al final terminan a puñetazos, a palos o echando mano de lo que puedan. Las intervenciones policiales que se han sucedido en casos similares no han conseguido calmar los ánimos. Detrás está el interés que tienen estos colectivos para ganar un dinero con el que poder realizar sus compras. ¿Qué sucede? Que los repartos del negocio por nacionalidades no siempre se respetan y aparecen así los problemas.
En el día de ayer varios subsaharianos de diferentes nacionalidades querían ejercer su derecho a estar ejerciendo de aparcacoches o ayudante en el traslado de los carros y al final terminaron protagonizando una tangana.
En la otra cara de la historia están las propias superficies comerciales a las que no interesa que se sucedan enfrentamientos de este tipo porque son repudiados por la clientela.
Los choques se han acelerado porque, según los subsaharianos, hay algunos grupos que están incumpliendo el orden en este peculiar reparto laboral.