Nueva dosis de memoria

Hace tan solo unos días, el Presidente Zapatero nos vino a repetir que lo peor de la crisis ya ha pasado. Ojalá, aunque sea por una vez, lleve algo de razón. Porque de afirmaciones suyas absolutamente disparatadas acerca del problema están llenas las hemerotecas, los Diarios de Sesiones y asimismo internet, fuente inagotable e imprescindible de información. Me he permitido darle al respecto un somero repaso, y he tenido ocasión de encontrar verdaderas perlas entre las frases pronunciadas por ZP. Así, por ejemplo, desde el “vamos a superar a Alemania en renta per cápita” que dijo en enero del 2007 hasta cuando, ya en diciembre de 2008, indicó, al no tener más remedio, que “hemos entrado en una situación de crisis”, pero añadiendo de manera inaudita que “he sido el primero en hablar de ello”, así como que “en marzo (de 2009) comenzará a crearse empleo de manera intensa” –en los años 2009 y 2010 se ha perdido casi un millón de puestos de trabajo-, el personaje en cuestión ha pasado, entre otras, por las siguientes afirmaciones:
“La próxima legislatura lograremos el pleno empleo” (julio de 2007). “España está totalmente a salvo de la crisis económica” (agosto de 2007). “El modelo económico español es un modelo internacional de solvencia y eficiencia” y “España ha entrado en la Champion League de la economía mundial” (septiembre de 2007). “No hay atisbo de recesión económica. La economía española tiene muy buenos fundamentos” (octubre de 2007).
“La crisis es una falacia, puro catastrofismo” (enero de 2008). Ya, en precampaña y campaña para las elecciones generales de mayo de 2008, “no estamos en una crisis económica. Tenemos alguna dificultad que nos viene de fuera. La fortaleza de nuestra economía nos permitirá sin duda alcanzar el pleno empleo” (febrero de 2008). “La actitud de quienes exageran sobre el alcance de la actual situación económica es antipatriótica, inaceptable y demagógica” (abril de 2008). Demagogia y engaño fue lo que puso en práctica el entonces Ministro Solbes, en su cara a cara televisivo con Manuel Pizarro, quien dijo las verdades del barquero, pero sin llegar al gran público, que prefirió oír lo más grato, aunque luego haya resultado falso.      
Al final –y porque ya no resultaban admisibles ni más ocultaciones ni más circunloquios- Zapatero tuvo que hablar por fin de la crisis económica, cayendo en lo que calificó como antipatriotismo. Los hechos, desgraciadamente, han sido tozudos y le han puesto al descubierto sus vergüenzas.
No era posible seguir fingiendo. Con un desempleo de bastante más de cuatro millones de personas, con cientos de miles de empresas cerradas y de autónomos en paro, con las advertencias de los organismos supranacionales, con la Bolsa en mínimos insospechados, con un déficit público galopante y con los intereses de nuestra Deuda elevadísimos, a estas alturas no hay quien pueda ocultar las patas cortas de la mentira. Con la venda de la insensatez sobre los ojos, el Gobierno perdió más de dos años, y mientras tanto la crisis económica se fue agravando sin que se adoptara ni una medida seria para corregirla.
En aquellos tensos días transcurridos entre los sangrientos atentados del 11-M y la cita electoral del 14 de mayo de 2008, fue cuando Rubalcaba, saltándose a la torera y sin el menor respeto la jornada de reflexión, pronunció en aquella intervención televisiva la famosa frase “España no se merece un Gobierno que mienta”. No pensó en que, a la larga, esas palabras le iban a venir como anillo al dedo al hoy presidido por Zapatero y vicepresidido por él mismo.
Por la boca muere el pez. Al menos, así reza el dicho popular.