Una nueva agresión se ha producido en el
Hospital Universitario, esta vez en el área de Psiquiatría. Tal y como revelan fuentes del centro hospitalario, ha sido uno de los pacientes de este área quien ha golpeado en varias ocasiones al Psiquiatra que estaba en turno, mientras éste realizaba una consulta rutinaria.
El interno, el cual ya tenía antecedentes violentos, le ha propinado varios puñetazos al médico en la cara, llegándole a romper hasta las gafas que llevaba puestas. Fue gracias a la intervención de una enfermera, que se percató de lo que sucedía y corrió hasta el lugar para interponerse entre ambos, consiguiendo que el paciente se calmara, para poder controlar la situación.
Según cuentan, fue cuestión de segundos cuando el paciente actuó de esta manera, golpeando de forma constante al médico, que quedó indefenso ante tal situación.
No se trata de un caso aislado, ya que las agresiones dentro del Hospital Universitario se están convirtiendo en un habitual y que mantiene al personal en un estado constante de intranquilidad e inseguridad.
Sin embargo, el personal médico sigue reclamando una mayor seguridad para poder evitar este tipo de episodios. Sindicatos como CSIF han denunciado en varias ocasiones que el protocolo actual contra agresiones no funciona. Solicitan medidas eficaces, como son los botones anti pánico y no el nuevo listado de números de teléfonos que tienen que marcar para que alguien asista, algo que consideran insuficiente en caso de una agresión.
Reiteran que en esos momentos el trabajador no se puede poner a buscar un teléfono, por muy cerca que esté y marcar una consecución de números, ya que en muchas ocasiones caen presos del pánico derivado de la agresión.
Aunque aún se desconoce si el médico afectado va a denunciar, lo cierto es que en estos casos se genera la duda de si la persona a la que dirigir la denuncia debe ser el paciente o la institución sanitaria por no ofrecer las medidas de seguridad adecuadas en el ámbito laboral. De ser así, el Ingesa sería responsable de proporcionar la seguridad correspondiente para garantizar el ejercicio de la profesión.