Alrededor de un siglo hay que remontarse para dar con el origen de la
barriada Junta Obras del Puerto. Surge en torno a la única zona verdaderamente industrial de la ciudad: la explanada Cañonero Dato, donde se erigieron dos conjuntos de viviendas, unos situados al este y compuestos por chalés residenciales de altos cargos del
puerto y, los otros, en el oeste, destinados a empleados y subalternos. Este último es el que sienta la semilla del barrio que se conoce hoy en día. Poco ha variado desde aquellos orígenes, tanto en forma como en fondo, pues su esencia se basa en la familiaridad que desprende el vecindario y al que todavía sigue alimentando. Desde uno de los extremos del conocido restaurante-cafetería ‘Portuario’ se abre una carretera que hoy conduce al colegio de la Junta, renombrado como
‘Ortega y Gasset’, tras el cual se abre una gran explanada flanqueada en todo su perímetro por pabellones de viviendas. La mayoría de ese conjunto está conformado por pabellones amarillos de escasa altura, que fueron los primeros en ser construidos. Por aquel entonces el entorno que se abría frente a estas viviendas era campo y se encontraba atravesado por la vía del famoso tren que llegaba hasta Tetuán.
El paso del tiempo ha cambiado el paisaje y donde había campo se construyó el último de los bloques, un pabellón blanco que ha terminado de cercar el barrio. Asimismo esas vías se han desvanecido para albergar ahora el corazón del barrio, un polideportivo en el que entrenan hasta 22 equipos de fútbol sala y fútbol 7. Pero además cuentan con una escuela para formar a jóvenes de todas las edades y al que acuden unos 200 alumnos que configuran parte del total de 500 pequeños y jóvenes que se forman en este deporte. Todos ellos son las piezas que conforman el club deportivo Puerto, el orgullo de la JOP que ha paseado su nombre por todo el territorio nacional. “El puerto barrio y el equipo siempre han estado relacionados, en mi opinión es como si fueran el mismo”, opina el entrenador, Paquirri. Por él han pasado todos los niños de este pequeño vecindario y lo siguen haciendo. Varias generaciones que continúan con una actividad que se ha convertido en tradición en el barrio. “Muchos padres que tienen los treinta y tantos y fueron jugadores ahora traen a sus hijos”, comenta Paquirri.
Ya ha traspasado el propio límite del barrio y son niños de toda Ceuta los que se concentran cada tarde en este polideportivo. Allí, en este equipo de barrio que se codea con las estrellas del fútbol nacional, los pequeños comparten una sana afición y sueñan con llegar a ser como algunos de sus ídolos. Esos que antaño fueron como ellos, que entrenaban en esta pequeña barriada y un día cruzaron el Estrecho viendo cómo su sueño se hacía realidad.
Miguel Castillo: “Comenzamos a entrenar en una pista de hierba frente a unos gallineros”
Llegar hasta la vivienda de Miguel Castillo no es, ni mucho menos, una tarea complicada. Tan solo hay que preguntar a cualquier vecino, que indicará a la perfección dónde vive uno de los habitantes más antiguos del barrio. Desde los 11 años lleva Miguel en la JOP, “más de 70”, asegura. Edad con la que se trasladó desde Hadú cuando se instaló con su familia. “Mi padre era trabajador de la Junta y quedó una vivienda vacía, así que nos instalamos en uno de los pabellones”, explica. Más tarde él seguiría los pasos de su progenitor y comenzaría a trabajar en el puerto de pesador basculero. “Me encargaba de pesar los camiones”, puesto que ocupó hasta su jubilación. “Aquí se ha vivido muy bien, los vecinos son muy buenos y nos llevamos estupendamente”, confiesa. Aunque más allá de la antigüedad que ostenta, Miguel es conocido entre sus vecinos y en toda Ceuta por fundar el club deportivo Puerto. “Antes de aquello y entrar en la Federación tenía un equipo de niños pequeños con el que participaba en los torneos que se organizaban en el Llano de las Damas, en el 54... Fue entonces cuando unos amigos y yo decidimos crear un equipo de juveniles y federarlo”. Fue en la temporada 63-64 y aquel pequeño equipo de barrio fue creciendo en jugadores y en infraestructura. “Salimos adelante con muchísimo esfuerzo, porque todo el mundo se implicó. Mi mujer, por ejemplo, se encargaba de lavar las equipaciones de todos los jugadores”. Como también lo hizo el lugar en el que entrenaban. “Comenzamos en un llano de césped, donde hoy se levanta el bloque blanco de viviendas, que se encontraba frente a unos gallineros”, recuerda Miguel.
Josefa Pardo: “El vecindario es extraordinario, éramos y somos una familia”
Josefa Pardo llegó a la barriada con 4 años y ya son 77 los que lleva viviendo ahí. “Vine con mis padres, después me casé y tuve a mis hijos aquí. Mi barriada es lo mejor y no la cambio por nada”, explica.
Aunque su bloque fue el primero en edificarse, recuerda el resto del barrio: un monte por el que pasaba el tren y las gallinas campaban a sus anchas. Habla de sus vecinos como personas “extraordinarias, éramos una familia, y lo seguimos siendo.Yo entraba en casa de mi vecina como si fuera la mía y le decía que me pusiera un café. O ella venía a la nuestra y mi marido le preguntaba si ya había comido”. Recuerda esos tiempos con nostalgia y, aunque “eran malos, aquí en la Junta Obras del Puerto no lo hemos pasado tan mal”.
Paquirri: "Para este barrio tan pequeño, es un orgullo habernos codeado con los más grandes"
Paquirri dirige al club deportivo Puerto desde hace tres décadas, aunque antes de llegar hasta ese puesto fue un jugador más como casi todos los niños de la barriada. Un período en el que ha visto crecer al equipo y no solo eso, ha vivido desde dentro sus momentos de mayor gloria que rememora cargado de satisfacción y orgullo en esa pequeña sala que se encuentra vestida de multitud de copas y trofeos. “El más emocionante fue la final que jugamos en Murcia. Íbamos medio asustados porque jugábamos contra el todopoderoso Barcelona. Conseguimos ganar la semifinal a El Pozo y jugamos la final contra el FC Barcelona, y el equipo de barrio se alzó campeón de España, creo que ese es el momento más feliz deportivamente hablando que recuerde”. Una celebración en la que se implicó desde el equipo, hasta familiares y vecinos. “La gente se volvió loca. Hubo una explosión de alegría abismal y la semana siguiente fue mágica”. El equipo le ha dado nombre a la barriada y la ha paseado por toda España en las competiciones más importantes. “Para este barrio, que es pequeñito, es un orgullo habernos podido codear con los más grandes”, asegura. El equipo lleva 25 años en lo más alto y luchando en los primeros puestos. De él han salido jugadores tan sobresalientes como Nacho Torres, actualmente en la selección sub-19, “y que es un referentes para todos los portuarios”, muestra orgulloso Paquirri.
Fue creado en 1980 para la OTP
Desde 1980 lleva Mustafa Ahmed, más conocido como ‘Susy’ al frente del restaurante-cafetería el ‘Portuario’. “Tenía 20 años cuando empecé”, recuerda. Un establecimiento que surgió para la Organización de Trabajadores Portuarios (OTP), “cuando el puerto tenía muchos operarios. Fue creado casi para ellos”, señala ‘Susy’. Pero con la evolución del puerto y la cada vez más afluencia de la ciudadanía ha adquirido el nombre que hoy ostenta, un lugar de referencia en la JOP y en toda Ceuta. “El carácter familiar, ese es nuestro fuerte”, comenta. Desde primera hora de la mañana esta cafetería se encuentra repleta de trabajadores y ciudadanos que acuden sobre todo a por uno de sus productos estrella: los churros.
"Llevamos 22 años sacando a la Virgen del Carmen, es el día grande en la barriada"
La barriada mantiene vivas las tradiciones de la ciudad y una de ellas, como no podía ser menos, es la procesión de la Virgen del Carmen que, desde hace 22 años, celebran todos los 14 de julio, dos días antes de su festividad para no interferir en las procesiones del centro y la Almadraba. "Salimos de la parroquia de San Juan de Dios en Villajovita. Vamos hasta Benítez, para introducir el paso en el mar y después seguimos por la carretera de servicio para volver a entrar en la barriada y dejarla de nuevo en su pequeña ermita”, apunta el presidente de la AAVV de la barriada, Juan José Romero. Seis mujeres, que se van turnando, portan la imagen que va acompañada por la Banda de Música de la Amargura.