Grupos de personas, adultos y menores, se han echado esta madrugada al mar desde Marruecos con el ánimo de cruzar a Ceuta.
En cuestión de segundos, decenas se han acercado corriendo hacia la zona de la playa, en Castillejos, para, en una escena dantesca, emprender la ruta del espigón.
Iban mayores, menores, chicos pero también chicas. Lo que antes era una estampa extraña, ahora ya no tanto, y cada vez son más las mujeres que siguen este modo de pase que es, sin duda, el más peligroso.
Testigos presenciales de lo ocurrido explican a FaroTv cómo se escuchaban los gritos de los nadadores entre la niebla.
Se arrojaron al mar desde los que de forma improvisada buscaban el pase hasta los que llevaban esperando y preparando el momento de hacerlo, aprovechando las condiciones meteorológicas.
La situación es tan extrema, se condiciona tanto la vida de las personas, que cualquier accidente puede producirse en esa carrera por emprender la ruta marítima pese a las desgracias ocurridas. Las constatadas con las muertes y las temidas con las desapariciones.
Entre las dos y las tres de la madrugada llegaron más unidades marroquíes.
Por carretera iban llegando refuerzos y se practicaban detenciones tanto de la gente interceptada en plena orilla como de los que se asomaban al paseo para mirar o grabar lo que sucedía.
Al comprobar que eran meros ‘mirones’ se les dejaba en libertad. Los nadadores, mojados, eran introducidos en furgonetas en calidad de detenidos.
Con flotadores, manguitos, aletas y otros sin apoyo alguno. Todos se echaban al agua. Varones sobre todo, pero también alguna chica.
Conforme se producían las detenciones asomaban en este terrible escenario en plena frontera sur otras imágenes igual de duras: las de madres que llegaban desesperadas yendo de un lado a otro buscando a sus hijos.
Muchas no saben de esa locura que anida en las mentes de unos hijos sin alternativas que creen que al otro lado de la frontera hay futuro. Sólo ver un vídeo enviado por alguien que lo ha logrado tiene más efecto entre esa juventud que las cuantiosas llamadas a erradicar tales prácticas.
No se está solo ante un problema de raíces políticas sino también sociales, difíciles de erradicar.
Más de cien personas seguían en el mar de madrugada. Algunos jóvenes volvían exhaustos a Marruecos tras la imposibilidad de cruzar el frente marítimo dispuesto, allí eran detenidos.
Otros seguían casi a las 4 de la madrugada en el mar. Sus gritos lo confirmaban.
Mientras, en Ceuta, la Guardia Civil asistía a otra noche de presión. Con el Servicio Marítimo y GEAS actuando en las cercanías del espigón, Tarajal, Almadraba o Chorrillo, la niebla dominaba toda la bahía. En tierra, los GRS y las patrullas interceptaban a los que llegaban, pero la mayor presión estaba en el mar.
Durante toda la madrugada han seguido detenciones en el lado marroquí y auténticos servicios de salvamento e interceptaciones en España.
Marruecos ya alertó hace unos días de que iba a actuar judicialmente contra los que se echan al mar. Las detenciones de todos los que, exhaustos, llegaban a la orilla se enmarcan en esas acciones publicitadas quizá como freno a la crítica social por lo que está ocurriendo.
En Ceuta se producía ese goteo constante de llegadas que suponen, en ocasiones, auténticos milagros. Dos personas llegaban, por ejemplo, hasta la piedra del Pineo. A ese servicio se agolpaban otros más y a la vez: con llegadas a Juan XXIII, Chorrillo e incluso alertas en Recinto y Sarchal.
Otros jóvenes llegaban por sus propios medios hasta la orilla.
Las crónicas a pie de terreno no cambian en un verano de constantes presiones asociadas a la inmigración.
Los agentes se han ido haciendo cargo de muchos nadadores, algunos menores de edad en apariencia.
Se han registrado escenas extremas, de chavales que ya no podían más y se desplomaban en el suelo mientras los agentes los iban recogiendo.
Críos que conseguían cruzar el espigón en una madrugada sin visión, marcada por la intensa niebla.
Ha sido una madrugada sin pausa, ni detenimiento para los agentes de las distintas unidades movilizados. Los búhos con sus cámaras térmicas apoyaban al resto aportando esa visión imposible de alcanzar.
Ya en los arenales se ha procedido al traslado de todos a frontera para su identificación y filiación. Los menores irán a centros, los adultos serán devueltos.
Al lugar ha llegado una unidad de Cruz Roja con material. ¿Cifras?, complicadas de dar de forma acertada en otra noche de caos. Noche en la que en Marruecos aún siguen publicando los actos en honor a un Rey cuyo pueblo muere o desaparece en el mar.
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