Son tiempos convulsos los que se están viviendo en Marruecos en los últimos días.
Al regresar de nuevo al centro de la ciudad, muchos de los manifestantes trataron de penetrar en la Plaza del Mechuar, el corazón de la ciudad, donde está el Palacio Real. Allí les esperaba la policía marroquí equipada con material antidisturbios. Cargaron contra los manifestantes y los disiparon. Minutos más tarde, los jóvenes emprendieron su marcha destrozando mobiliario urbano y contenedores de basura mientras seguían coreando las consignas contra su nacionalidad y para esclarecer la muerte de la joven.
Ya son muchas noticias las que corren por las redes sociales donde la sociedad marroquí muestra su indignación ante unos problemas muy graves que parecen no tener solución. Jóvenes abocados a salir de su país por la precariedad latente que hace vislumbrar un futuro muy incierto entre los habitantes de Marruecos.
A falta de una buena política para los jóvenes, la policía marroquí es la encargada de disipar cualquier problema. Este viernes ha sido las protestas de Hayat y la marcha de los ciudadanos de Hasibu, Riki y Yadid a Ceuta para pedir asilo, después de que fueran expulsado de sus hogares por un plan urbanístico en la ciudad.
Las autoridades aún no han ofrecido explicaciones completas sobre lo ocurrido el martes, ni sobre la fuga de cerebros de sus ciudades, ni tampoco sobre la marcha de los expulsados de Casablanca a Ceuta. Mientras tanto, el pueblo grita: "Queremos renunciar a nuestra nacionalidad".
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