Cuando la izquierda no gana en las urnas, lo mismo te montan un 11M y sucesivos días, que hacen de un máster el gran problema nacional, justo en el momento en que se están juzgando los EREs en Andalucía, los coletazos de la Gurtel, o la presunta financiación ilegal de la izquierda en Valencia.
Independientemente de la importancia del asunto, mucha gente de centro y derecha pensamos que Cifuentes debería dimitir, por esta y por muchas otras causas, pero el caso es que esta dimisión la están pidiendo: Monedero, el del informe desaparecido de 425.000 euros que intentó evadir a Hacienda; Errejón, el de una beca de 1.825 euros sin aparecer por la universidad; Espinar, el especulador de una vivienda pública; Echenique, condenado por defraudar a Seguridad Social y explotación laboral; Pablo Iglesias, el profesor universitario que alardea de un C2 de inglés de circo y que organizaba escraches con sus alumnos; o Carmena, alcaldesa con dos miembros de su gobierno investigados.
Lo más asombroso del asunto es que, al fin y al cabo quieren finiquitar la carrera política de Cifuentes por una mentira. Cuando política se ha convertido en sinónimo de mentira. Como si los políticos fuesen un ejemplo de honestidad y ahora la presidenta de Madrid hubiese roto ese pacto de honorabilidad con los votantes. Esto es lo nunca visto: un político acusando a otro de mentir.
Como si no nos mintieran bastante con sus promesas incumplidas, con los tejemanejes entre cortinas o con las difamaciones mutuas.
Pero puestos a sacar, o recordar las manipulaciones en los currículos empecemos por los siguientes: el socialista Patxi López fue Lehendakari, ingeniero industrial; la Vicepresidenta de la Generalidad con Jordi Pujol CiU, Joana Ortega, psicóloga; la Ministra de Defensa Carmen Chacón, un doctorado; Bernat Soria Ministro de Sanidad con Zapatero, se inventó que fue decano de la Facultad de Medicina de la Universidad de Valencia y que participó en investigaciones en Alemania y Singapur; Javier Viondi comunista de IU afirmaba que era médico;Pepiño Blanco que fue Ministro de Fomento con Zapatero como presidente, aseguraba estar licenciado en Derecho; José Montilla del PSOE presidente de la Generalidad de Cataluña en la página web del PSOE aparecía como licenciado y experimentado economista; Manuela de Madre socialista catalana fue alcaldesa, diputada, etc.No le pareció importante ser delineante y se inventó que era licenciada en Derecho; Elena Valenciano fue vicesecretaria general del PSOE tras la victoria de Alfredo Pérez Rubalcaba.
No se conformó con inventarse que era licenciada en Derecho que se vino arriba y también mintió en que era licenciada en Ciencias Políticas; o Carles Puigdemont que es bachiller y no filólogo ni periodista.
Este caso parece que va a acabar con la carrera política de Cifuentes centrando nuestra preocupación en un asunto minúsculo, en la hipocresía de un juego político que bien sabe manejar la izquierda. Mientras tanto un juez de una aldea de la Baviera alemana, muestra su aspecto más xenófobo al creer que Baviera, ni ningún otro lander pueden separarse de la “gran” Alemania, mientras que Cataluña sí puede hacerlo de España; y nuestro ministro de asuntos exteriores, Dastis, tomando el té de las cinco comentando el feo que la reina le hizo a la otra reina.
Como diría Amaestoy: “Vivir para ver”.
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