Esta es la historia de una familia desesperada. Una familia en Ceuta que necesita ayuda urgente, pero que hasta el momento topa con el muro de un sistema que carece de recursos ágiles para ofrecer atención a personas que sufren algún tipo de afección mental y que terminan en la calle.
Son varios los casos que se producen cíclicamente en nuestra ciudad, hombres y mujeres que parecen convertirse en invisibles en una Ceuta carente, por ejemplo, de un albergue social, de unos recursos mínimos que sirvan para reaccionar con urgencia ante casos que lo requieren.
En este caso, la familia de un hombre de 62 años está desesperada y reclama la intervención urgente de Asuntos Sociales. Piden ser atendidos por la responsable del área ante la gravedad de lo que está pasando. Advierten de lo peor que puede suceder: “Que se muera en la calle porque está muy débil” o que haga algún daño a alguien, “porque no está bien y es un peligro”.
La estabilidad mental es frágil, y en el caso de este varón se rompió llevándole a una situación extrema víctima de un problema de salud mental no controlado con medicación. El afectado recibe una paga por minusvalía, después de tener secuelas físicas en el Ejército asociadas a prácticas de tiro.
Terminó “perdiendo la cabeza”, sufriendo un problema de salud mental que ha derivado en una agresividad, lo que hace imposible que sus familiares cercanos puedan convivir con él por temor a agresiones. La familia está en contacto con el juzgado para iniciar unos trámites que sirvan de ayuda para facilitar un internamiento en algún centro evitando una situación que es peligrosa para él, pero también para las personas con las que puede cruzarse en la vía pública.
Trámites lentos que no cuadran con el paso del tiempo. Por eso precisamente reclaman ayuda de Asuntos Sociales, para que este hombre pueda estar en algún centro recogido para evitar consecuencias fatales. Solicitan ser atendidos por la responsable del área, que en este caso es competencia de la consejera Nabila Benzina, o la directora general de servicios sociales, Adela Nieto, al ser un caso de necesidad extrema.
“Él tiene una paga, nosotros estamos buscando una solución, pero mientras tanto solo pedimos que Asuntos Sociales actúe porque se puede morir en la calle o ser un peligro para los demás”, expresa una de sus familiares erigida en portavoz del sentimiento de toda la familia. “¿Si pasa algo, de quién es la culpa?”, se preguntan, “él no está bien mentalmente”, añaden.
El afectado, que ahora está ingresado durante unos días en el área de Psiquiatría del hospital para realizársele varias pruebas, merodea por la zona de Puertas del Campo, el barrio donde se crio. Es como si volviera a los orígenes. No toma la medicación, tampoco come y evidencia un comportamiento agresivo. “No podemos hacernos cargo de él porque se pelea y puede hacer cosas”, lamentan los familiares, que solo piden ayuda, tiempo para evitar una desgracia.
“No nos negamos a hacernos cargo de los trámites”, insisten, después de estar en contacto con la Justicia, pero reclaman de la Administración local ayuda para evitar que no esté en la calle. Les han dicho que no hay sitio, sin sopesar la situación de extrema gravedad que está generando, por eso instan a los máximos responsables a que atiendan este caso por la gravedad derivada del mismo.
“Nos hace falta tiempo, no se puede quedar en la calle tirado con una manta, porque le pueden hacer algo, robarle… o él puede hacer algo”, detallan. Esa ayuda urge, porque temen que, en días, cuando le den el alta en el hospital, vuelva a estar en la calle.
“Es un peligro para la ciudad porque no está tomando el tratamiento”, alertan, lamentando la situación en que se encuentra un hombre que llegaba a pesar casi 100 kilos y ahora, a lo sumo, alcanza los 65; que medía 1,90 y ahora “apenas puede ponerse recto y andar”.
“Entendemos que no hay sitio, que es lo que nos dicen, pero no puede estar en la calle porque se va a morir. Solo queremos que la administración nos dé ayuda, tiempo para que judicialmente se puedan resolver todos los trámites, no queremos que duerma en la calle”, lamentan, atrapados en unos trámites burocráticos que llevan su tiempo, por lo que reclaman una solución temporal y llaman a la puerta de los responsables de un área que está para atender estos casos.
Cualquier ciudadano se puede encontrar en la misma situación de esta familia. La salud mental quiebra por miles de razones, por lo que la administración debe tener medios para reaccionar evitando situaciones extremas como la que está sufriendo esta familia.
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