Las declaraciones de Laarbi Maateis, presidente de la UCIDCE, no me han gustado ni un pelo. Así lo dije ayer en el programa ‘La Voz del Faro’ y lo repito hoy en el periódico. Porque ya las críticas al alumbrado del Ramadán, en lo que puedo estar de acuerdo, me parecen una anécdota en relación con otros pensamientos que, desde mi punto de vista, son mucho más graves.
Quizá deberíamos incidir en cuales son las razones por las que Maateis que, a pesar de multitud de críticas recibidas en los últimos años, había dado muestras de una moderación en sus planteamientos y además con un interés por colaborar con las administraciones, ahora lleva un tiempo enarbolando la bandera de la intolerancia, de no mojarse en contra de la yihad más radical pero de manera clara y tajante y amenazando veladamente con posibles complicaciones en la convivencia en nuestra ciudad.
La única razón que se me plantea es que está enfadado porque ya no tiene subvención nominativa por parte de la Ciudad Autónoma a la UCIDCE. Así de claro y tajante lo digo. Pero es que parece no haberse enterado Laarbi Maateis que existe una instrucción del Tribunal de Cuentas que obliga a la Ciudad Autónoma a que las subvenciones se hagan a través de un concurso donde exista posibilidad de presentación de varios solicitantes y que los mismos argumenten cuales son los programas que desean se les subvencione. Ni más ni menos.
Pero dejando esta anécdota al lado, me preocupa que diga que en Ceuta se está intentando frenar a la población musulmana. Me gustaría que explicara como se puede frenar a la población musulmana. Es imposible, porque además de ser ilegal, como dijo el torero ‘El Gallo’, lo que no puede ser no puede ser y además es imposible. Pero claro, si metemos en el saco de musulmanes a los españoles y a los que nos vienen de Marruecos, entonces hablamos de otra cosa.
Porque aquí lo que se está pretendiendo por las administraciones en frenar no a la población musulmana, sino al asentamiento ilegal de marroquíes. Y de ahí las políticas de controlar los partos en el Hospital Universitario. De ahí las políticas de controlar los empadronamientos en pisos patera. De ahí las políticas de controlar el fraude en el cobro de las prestaciones por desempleo por personas que en teoría están asentadas en Ceuta y viven en Marruecos. Distinto es que esas políticas y esa lucha contra el fraude tenga o no éxito, pero eso es frenar a marroquíes, no a musulmanes españoles para entendernos todos.
Y, por último, un apunte en relación con la yihad. En unas declaraciones que ya hizo Laarbi Maateis hace un par de meses en nuestro periódico criticó veladamente los viajes de los ceutíes que habían ido a Siria, pero no me sonó el pronunciamiento a contundente. Y en esta segunda ocasión va más lejos y lo justifica sin justificarlo y sin justificarlo lo justifica. Ni me mojo ni me dejo de mojar, pero si puedo tirar más para un lado, mejor.