El saber destierra los miedos, el discernimiento nos hace libres. Por lo que conocer lo que nos pudieran traer las condiciones del rescate, calmaría nuestras ansiedades sociales. Aunque lo cierto es, que las condiciones del rescate hace tiempo que están anunciadas, vienen recogidas en el objetivo de situar el déficit en el 5,3% al final de 2012. Objetivo que se antoja muy duro y sobre el que ya se ha pedido y concedido cierta flexibilidad. A estas alturas del viaje sospecho que irremediablemente van a caer chuzos de punta como nunca.
España es un país que goza de un gobierno serio, con sus claros y obscuros, muchos más claros que obscuros, y con algún obscuro muy profundo. Pero un gobierno que ha hecho y hace los deberes, es un gobierno que gobierna, el primero que lo hace desde hace 10 años, que inspira confianza en Europa y fundamentalmente a quien más arriesga con el rescate, a Alemania.
El problema del rescate no es ya un asunto de recortes, se trata de prestigio. España ya ha realizado grandes reformas para lograr ese desequilibrio presupuestario con ese déficit. Reformas que van desde el intento de aumento de ingresos mediante la elevación temporal de impuestos, a procesos de reducción del gasto, en donde indudablemente la función pública es un pilar, la redimensión y reestructuración de la participación democrática, la flexibilización de la contratación, el rediseño de un sistema de pensiones viable más acorde a la actual sociedad, donde la esperanza de vida y la calidad de esta al llegar a ciertas edades ha mejorado mucho, la reforma de una asistencia sanitaria más lógica, cuyo primer éxito ha sido el ahorro farmacéutico y facilitar el movimiento del libre mercado.
Y no solo reformas netamente económicas. También se ha iniciado un proceso inquebrantable en valores democráticos, como son la nueva ley de transparencia, el proyecto de responsabilidad política, o las reformas en educación donde prevalecerán los sistemas de mérito, esfuerzo y trabajo.
El temor a nuevos ajustes impuestos por las condiciones del rescate es injustificado. Eso es algo que debemos tener asumido y darlo por cierto hasta conseguir el déficit acordado. A lo que debemos tener miedo es a la deriva que toma el país cuando un gobierno no toma las medidas necesarias para evitar caer aún más hondo.
Las condiciones no serán muy diferentes a las medidas ya adoptadas. El ciudadano alemán que trabaja en la fábrica de Audi sabe que tiene que ayudar al ciudadano español a salir adelante para que este encuentre trabajo y pueda venderle el coche. Lo que no está dispuesto a hacer el ciudadano alemán es a pagar las embajadas catalanas en Brasil, o los 6 canales de televisión de CiU. Él sabe que es mejor vender diez Audi A6 a varios trabajadores españoles, que un solo A8 blindado para el socialista de turno (léase José María Barreda por el socialista de turno, por ejemplo).