Los responsables del Ministerio, y por extensión el Gobierno en su conjunto, parecen no comprender que existe una proporción directa entre la calidad de los servicios públicos y su financiación afectada. Es cierto que la dimensión económica puede no ser siempre la más determinante. Tal es el caso de la educación. Lograr que un sistema sea capaz de generar una enseñanza de calidad no depende exclusivamente de los recursos económicos que se inviertan; pero lo que resulta absolutamente indiscutible es que una financiación suficiente sí es un requisito imprescindible, una condición “sine qua non”, sólo a partir de la cual es posible (y exigible) articular adecuadamente el resto de elementos que configuran el sistema.
Ante una tesitura de esta naturaleza se encuentra actualmente el MEFP en nuestra Ciudad. Afrontamos el próximo curso con la intención de alcanzar tres objetivos de enorme importancia, asumidos (a regañadientes) por el Ministerio.
Uno. Ampliar sustancialmente la oferta de Formación Profesional en todos sus grados, familias y modalidades, con especial hincapié en la Formación Profesional Básica (instrumento muy valioso para la recuperación del alumnado víctima del fracaso o abandono temprano). Difícil. Porque aún se desconoce si será posible, no sólo aumentar las plantillas, sino incluso mantener los 55 efectivos actualmente financiados por fondos MRR (cuyo programa finaliza con este Curso).
Dos. Reducir la jornada lectiva de los maestros y maestras a 23 horas semanales. El propio MEFP reconoce que se trata de una reivindicación más que justa. Supone un paso considerable en orden a la mejora global del sistema. El problema surge cuando se calcula que su aplicación, sin caer la horripilante e inasumible tentación de reducir las horas de apoyo y refuerzo (esenciales para el alumnado afectado), supone la ampliación del cupo de maestros en cincuenta efectivos aproximadamente.
“Afrontamos el curso con la intención de alcanzar tres objetivos de enorme importancia”
Tres. El refuerzo de la Educación Especial es una necesidad imperiosa inaplazable. Basta con añadir algún dato. En el mes de febrero (hasta septiembre seguirá aumentando) ya hay diagnosticados 57 alumnos y alumnas de educación especial que se incorporarán por primera vez a los CEIP en el próximo curso. De ellos, 17 afectados por un TEA severo. No es posible atender este notable incremento de necesidades con los recursos disponibles hasta la fecha (dejando al margen el tremendo problema del personal laboral que desarrolla las fundamentales tareas complementarias).
Este es el panorama. La respuesta del MEFP, hasta este momento, ha sido que el Ministerio de Hacienda es muy reacio a incrementar los presupuestos para la educación en Ceuta y Melilla (en realidad donde dice Ministerio de Hacienda hay que leer el Gobierno de la Nación). Parece que el MEFP pretende ampliar la oferta de Formación Profesional; mejorar la dotación de Educación Especia y reducir la jornada lectiva de maestros y maestras a 23 horas semanales… ¡Con la misma plantilla que tenemos ahora! Alguien les debería decir a estos voluntariosos esforzados de la administración que los milagros no existen.
Si no conseguimos entre todos vencer la “resistencia” de Hacienda (Gobierno progresista de la Nación), sólo quedan dos opciones realistas. O bien, sencillamente, se incumplirán los compromisos adquiridos y todo seguirá tal cual (los alumnos con necesidades educativas especiales mal atendidos y el profesorado desquiciado; la oferta de FP claramente insuficiente y los maestros con una jornada extenuante incompatible con una atención más individualizada al alumnado). La segunda opción consiste en considerar todos los cupos vigentes como una especie de cupo global (atendiendo exclusivamente al factor económico) para establecer un perverso sistema de “vasos comunicantes” que permita trasvasar efectivos de una especialidad a otra, decidiendo cubrir unas necesidades en detrimento de otras, en un chapucero ejercicio de “desvestir un santo para vestir a otro”.
Estamos en el momento justo de presionar para que este problema tenga solución. En el mes de septiembre ya no hay nada que hacer. Es necesario que toda la comunidad educativa, con los sindicatos y los representantes de las familias a la cabeza; pero también con la participación de las instituciones políticas locales; convenzamos al Gobierno de que no existen milagros. Si no se amplía la dotación presupuestaria, es imposible mejorar la calidad de la enseñanza en Ceuta. Seguimos padeciendo la vergüenza de ser la región con mayor fracaso escolar de España. La única (con Melilla) que gestiona directamente y en exclusiva el MEFP, integrado por PSOE y Unidas Podemos, que presumen hasta el hartazgo de su compromiso con la educación. A lo mejor es que resulta que los ceutíes estamos castigados por algo (muy malo) que hemos debido hacer y no nos hemos enterado.
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