Es bastante frecuente hablar demasiado y, en ocasiones, con el convencimiento de que se debe hablar de todo cuando nos creemos que somos importantes o las circunstancias nos han puesto en una posición destacada.
Nos olvidamos de algo que es esencial: que la vida es sumamente complicada en cualquiera de los frentes que se pretenda atacar. Un triunfo personal en cualquier actividad no nos autoriza a saber de todo; para esto, además de ese triunfo hacen falta muchas horas de estudio y de trabajo responsable. Sólo la experiencia, bien fundamentada en sólidos y amplios conocimientos, ofrece la posibilidad de emitir juicios plenamente acertados.
Don Pedro Sánchez, en una entrevista, respondió a una pregunta algo comprometedora diciendo que llegado el caso de que él gobernara España suprimiría el Ministerio de Defensa. Esto es un disparate descomunal que pone de manifiesto que esa persona no está preparada para ocupar la Presidencia del Gobierno de España y ni siquiera alguna de las carteras ministeriales. Ha demostrado una ligereza, a la hora de opinar, que es totalmente inadecuada para un gobernante. Especialmente hoy día en que los problemas son de características muy especiales y complicados. Con gran frecuencia aparecen nuevos problemas y se gestan otros que verán la luz más adelante.
Ciñéndonos al Ministerio de Defensa debiera saber el Sr. Sánchez que es una de los Ministerios básicos de cualquier nación que pretenda ser libre. Tengo la impresión de que hace mucho tiempo que dicho señor no contempla, con algún detenimiento, un mapa de Europa y de los territorios que la rodean y que, al mismo tiempo, no frecuenta la lectura de lo que viene ocurriendo, desde hace algún tiempo en esas zonas. Quizás no sepa interpretar, adecuadamente, lo que ocurre y la posible relación con nuestro país. Menos mal que eso lo realiza, con unos fines específicos, el Ministerio de Defensa y ello nos permite gozar de una determinada seguridad en España.
Absténgase, por favor, Sr. Sánchez, de hablar de lo que no sabe. Todavía tiene tiempo para ello antes de que pudiera usted concurrir a unas elecciones generales y, sobre todo, para que no vuelva a cometer errores garrafales como el que ha cometido con su manifestación acerca de la necesidad del Ministerio de Defensa. De todas formas piense bien en el grave error que ha cometido y tal vez pudiera llegar a la conclusión de que no está preparado –ni de lejos– para desempeñar con total eficacia tan delicada e importante misión. Sería un motivo de tranquilidad para España, aunque pueda usted contar con el apoyo de muchos incondicionales.
El Gobierno de España necesita personas muy preparadas y alejadas de cualquier sectarismo. Son muchos y complejos los problemas existentes, tanto específicamente españoles como completamente ligados a Europa y a la Alianza Atlántica. No es una situación fácil, ni muchísimo menos, en la que hay que trabajar con un sentido muy alto de responsabilidad y de conocimiento de causa; algo que no es fácil y que, sin embargo, es de primera necesidad.