No es tan fiero el caballo como lo pintan

Mucho se está hablando en los últimos tiempos del Centro Ecuestre de Ceuta, y no precisamente para dejarlo en muy buen lugar… que si deficiente gestión, derroche económico, falta de profesionalidad en el profesorado, falta de seguridad en el alumnado,… maltrato animal, e incluso ¡¡maltrato personal!!... más parece que se está hablando de un grupo sectario de irresponsables maltratadores que buscan su lucro personal, que en realidad lo que es, o al menos lo que debería ser, un centro lúdico deportivo donde practicar la equitación. Pero créanme, y utilizando un símil, aunque cambiando de animal, si me lo permiten, no es tan fiero el “caballo” como lo pintan.
La tendencia de los últimos artículos, que ya empiezan a ser algo reiterativos, sin perder el horizonte de repartir estopa a diestro y siniestro, es solicitar abiertamente un concurso público para gestionar la hípica. Aunque por la insistencia de los mismos, más parece que lo que se solicita es una nueva designación para el hijo del escribiente que un verdadero concurso público, digamos que un “quítate tú para ponerme yo”.
Pero no nos llevemos a engaños, en los tiempos que corren, un concurso público como el que se está demandando tan repetidamente creo que correría en perjuicio del propio Centro, de la Ciudad y en definitiva de todos los alumnos que practicamos nuestro deporte en el mismo. Con toda seguridad no solo habría dos posibles propuestas como cabria esperar o presuponer, ya que una oferta así atraería a gentes del mundo del caballo de Andalucía e incluso del resto de la península para hacerse con la gestión del Centro, no siendo descabellado pensar que así sucediera, ya que con toda seguridad esos proyectos serían incluso muchísimo más económicos y con menos costes para la Ciudad que el presentado por Jesús Folch …pero ¿a que precio?, no hay que ser muy avispado para deducir que todo ello iría en detrimento de el servicio a prestar, peor pupilaje, menor calidad en el profesorado, y peores condiciones para los animales, puesto que como todo en la vida, “nadie regala duros a tres pesetas”. En cuanto al resto del contenido de los citados artículos, decir que llevo dos años como alumno del Centro, acudiendo con bastante asiduidad al mismo, aunque eso sí, siempre menos de lo que en realidad me gustaría, y jamás he visto o percibido hechos como los denunciados.
La gestión del Director me parece correcta. Su trato con los alumnos y padres de alumnos (afortunadamente, o por desgracia para mi, la mayoría del alumnado es mucho más joven que yo), es el adecuado.  Siempre lo he visto allí en horas de trabajo, y cuando lo he necesitado ahí ha estado. Cosa bien distinta es que aquellos usuarios con caballo particular, y que pueden subir en horarios en los que no se imparten clases, no vean al Director por el Centro en un momento determinado, cosa de entender, pues el mismo también tiene una familia que atender. Aunque también me consta, y así lo he decir, que echa más horas de lo que es su jornada laboral normal, al ser ello algo inherente al cargo que se ocupa, pues no es igual llevar la dirección de cualquier departamento, que llevar la dirección de un Centro Ecuestre,  dados los cuidados y atenciones constantes que requieren los animales.
En cuanto al derroche económico denunciado, creo que es ahí donde precisamente los políticos lo pueden tener, o al menos lo deberían tener más fácil, rindiendo cuentas con los responsables del mismo, y estudiando las posibilidades de economizar o rentabilizar el desarrollo del Centro ahí donde sea preciso. Pues son en definitiva ellos los que deben de responder ante el ciudadano del destino del erario público, pero tanto en ésta como en cualquier otra consejería que tengan encomendada, donde las cuentas más que claras deben ser transparentes.
En lo que toca a los caballos y ponis, sinceramente no he visto ninguna situación de maltrato hacia los mismos, ni que vivan en unas condiciones infrahumanas, sino todo lo contrario. Desde un primer momento a los alumnos se nos inculca el respeto hacia los caballos. Pero no solamente respeto por el hecho de estar tratando con animales tremendamente poderosos, sino respeto en el sentido más amplio de la palabra, respeto por tratar con unos seres vivos a los que debemos cuidar, amar y proteger, cualidades todas ellas sin las cuales sería imposible practicar este deporte.
Por último, pero no menos importante para mi, quiero hablar de los profesores. Mucho se está hablando de los mismos, y la verdad es que tienen un aguante digno de elogiar. Que si falta de profesionalidad, que si no tienen titulación, que si ponen en riesgo a los alumnos…, y tantas y tantas cosas a cual de ellas más alejada de la realidad. Titulaciones, evidentemente que las tienen, pero es que además cuentan con una gran experiencia, experiencia que les da el hecho de haber empezado a montar a caballo cuando todavía podían presumir de tener los dientes de leche. Su trato con todos los alumnos es excepcional, profesional y cariñoso. Baste con preguntar si existen quejas de alumnos o padres de alumnos hacia algún profesor o hacia el Director; pues salvo la ya conocida del señor Folch y su hijo Jesús, al cual conozco y me parece un buen muchacho y un gran jinete, como  otros muchos de allí, creo que las mismas se podrían contar con los dedos de una mano, y me atrevo a aventurar que incluso sobrarían más de la mitad.
Algunos de estos profesores, incluso han sacado su título en el propio Centro, como sucede con algunos de ellos que imparten las clases de hipo-terapia, clases para niños con deficiencias físicas y psíquicas, y de los que poco se ha hablado para la gran labor que hacen.
Durante los meses estivales, además de los cursos de iniciación, se siguen dando clases de perfeccionamiento en pista y en el campo, las llamadas rutas ecuestres. Y he de decir que tanto en el campo como también en la pista, nuestros profesores velan constantemente por la seguridad del alumnado, procurando tomar todas las medidas necesarias para salvaguardar la integridad tanto de jinetes como de caballos, siendo extremadamente estrictos en cuanto al tema de seguridad se refiere, e incluso, la mayoría de las veces, más de lo que a los propios alumnos nos gustaría.
Todo ello lo digo, porque es triste ver como se dicen cosas tan alegremente, cuando las mismas no se compadecen con la realidad. Si durante una ruta hay que hacer un paso por carretera, por parte de los profesores se toman todas las medidas necesarias para que nadie, absolutamente nadie, jinetes, caballos y conductores, corra ningún peligro. En ningún caso estamos en manos de unos insensatos, descerebrados e irresponsables, que es prácticamente como se les pintan. Si al final de curso celebramos una cena de despedida, o una comida, a la que nadie está obligado a ir, pero que sin embargo tienen gran acogida, es para fomentar las relaciones de amistad entre los propios alumnos y los profesores, y que no son más que un fiel reflejo del buen ambiente que existe en el Centro; pero en ningún caso son unas bacanales nocturnas con música a tope hasta altas horas de la madrugada…
Sinceramente creo que se esta confundiendo a la opinión pública, solamente para conseguir un fin, que si bien pudiera ser legítimo en el fondo, personalmente creo que se están equivocando las formas y el camino. “El todo vale” en este caso, no vale, y de seguir así, al final saldremos perdiendo todos, lo que sería una lástima, dado el potencial de jinetes y amazonas que hay en Ceuta, y las magnificas instalaciones que tenemos para desarrollar y potenciar este deporte.
En septiembre comenzarán de nuevo las clases, esperemos que así sea, y desde aquí me gustaría invitar a todos los caballas, amantes o no de los caballos, para que se pasen por allí y disfruten de un día diferente en Ceuta, en contacto con la naturaleza, los animales, y puedan respirar personalmente el ambiente que allí se respira, pero tengan cuidado que engancha…, están avisados.