“No hay que dejar que los entrenadores se te suban”

• Es del Barça casi de cuna l Llego al fútbol por casualidad y ahora pita partidos entregada a una labor de concentración que le da muchas satisfacciones. El machismo apenas lo ha notado. Es de carácter fuerte

El fútbol ya no es cosa de hombres y el arbitraje, tampoco. Radia Demga, con 24 años, ha sentido desde pequeña la adrenalina de un deporte al que llegó por casualidad. Tiene una compañera en Ceuta que pita en hierba pero ella lo hace en sala. Son las únicas árbitros en la ciudad autónoma. No es tarea fácil. Otras muchas lo han intentado pero la presión las ha llevado a renunciar. Radia tiene carácter. No permite juego sucio ni en el campo ni en la grada y ante eso sólo hay un camino: no hay que mostrar debilidad. Empezó de jugadora. Estuvo seis años. Luego ocupó el cargo de entrenadora y ahora no se separa del silbato. La próxima temporada espera arbitrar en alevines e  infantiles.

–¿Cómo llegaste a ser árbitro?

–Después de jugar durante seis años en el ‘Luis de Camoens’ estuve como entrenadora llevando un equipo de prebenjamines femenino allí mismo. Estuve tres años de entrenadora hasta el año pasado. Dejé al equipo siendo benjamines. Quise probar en otro lugar. Ya había sido jugadora y entrenadora y me quedaba el arbitraje. Me metí. No sabía donde meterme porque dentro del fútbol hay césped o sala y como me gustaba más sala ahí me metieron. Antes fuí al Comité de Árbitros de Ceuta. Hice un cursillo y como ya sabía la normativa y jugaba con ventaja por mi experiencia me quedaba ir teniendo práctica. Empecé mirando y observando y ellos me ayudaban a entender y empecé a pitar al mes de haber entrado.

–¿Qué es lo más bonito de arbitrar?

–Al principio estaba muy nerviosa. Hay que estar totalmente concentrada pero la experiencia de partido tras partido me fue gustando mucho. Estuve en prebenjamines y benjamines durante una temporada. La que viene pitaré más categorías superiores. Es más fácil porque los niños ya saben todas las reglas pero es complicado en cuanto que los entrenadores exigen más, van a ganar y buscan lo mínimo para echarse encima.

–¿Qué es lo más bonito de arbitrar?

–Ver a los niños disfrutar.

–¿Y lo más difícil?

–Aguantar que te digan de todo.

–¿Lo más “guapo” que te han podido decir?

– Por ejemplo tuve que escuchar desde la grada “Anda ya, déjala, ¿no ves que ella no entiende esto?.

–¿Y supo que entendías? ¿Qué hiciste?

–Lo expulsé

–¿Es machista el mundo del fútbol?

–Personalmente no he experimentado tanto el machismo. Lo que no hay que dejar es que los entrenadores se te suban. Tengo un carácter fuerte y no dejo pasar ninguna. Eso juega a mi favor.

–¿Te gusta sacar tarjeta?

–No, pero me obligan a sacarlas.

–¿Tienes alguna manía en el campo de juego?

–Sí, darle vueltas al cordel del silbato cuando espero.

–¿A qué árbitros admiras?

–En mi ciudad Julio me gusta mucho. Es un tío muy profesional, capaz de entablar conversación de forma amena sin buscar problemas y pitar bien. Es muy respetado.

–¿Son peores los padres o los niños?

–Los padres, sin duda. Muchos no tienen ni idea y porque su hijo se caiga o no marque ya se ponen a insultar y muchas veces acaba siendo el árbitro el que lo paga todo. Hay que ser conscientes de que los niños acaban aprendiendo de los padres.

–¿Tu sueño?

–Pitar en categorías nacionales.

–¿Qué partido?

–Un clásico

–¿A quién te gustaría sacarle una roja en césped?

–A Sergio Ramos, porque es un chulito engreído que me cae muy mal.

–¿Y a Messi?

–No, ese es el Dios del fútbol. Tiene un don. Cristiano Ronaldo se lo ha currado y Messi ha nacido con eso.

De jugadora a árbitro: “Soy más de defender que de atacar”

Desde pequeña, acurrucada junto a su padre, veía partidos de fútbol. Recuerda los clásicos. Su padre iba con el Madrid y ella con el Barça. A los 16 empezó a jugar en el ‘Luis de Camoens’. Antes, ya de niña, jugaba junto a los chicos del barrio y reconoce que era mala. “Pero me ponían a mí porque era la única. Aunque fuese chica y fuese mala, que lo sigo siendo”. El día que fue a acompañar a una amiga al Instituto ella al final la dejó sólo y de pronto se vio dando balonazos contra una pared. “Me dijeron que sí y en el ‘Luis de Camoens’ me quedé jugando durante 6 años”. Empezó de extremo derecho y terminó siendo defensa. Es su posición favorita. “Soy más de defender que de atacar”, reconoce. Estudia automoción y en sus planes está seguir formándose en una ingeniería mecánica.