Ni moros ni negros, ADN ultra a enterrar

Como preparan el caldo de cultivo, como aprovechan las situaciones de crisis, de miserias del sistema para hacer sus predicamentos Anglada y Cía. Y lo preocupante es que los aires de racismo y xenofobia calan en un sector de población ultranacionalista, en pobres diablos que se dejan llevar por el cántico del peligro de islamización, el fuera el moro y el negro, pues perdemos la identidad. Eso ocurre en Vic y Manlleu, ciudades catalanas de la Comarca de Osona donde el facha campea y ocupa sillones consistoriales, mirándose en los holandeses de derecha extrema, en el resurgente Tea Party estadounidense neocon. Y el semanario Alba, La Gaceta, Libertad digital, Intereconomía le dan alas a semejante individuo y a su vocero Enrique de Diego, quien le dicta y escribe sus panfletos, libros y jaculatorias. Esperpéntico pero a neutralizar por los demócratas de pro, a éstos ni agua por babosos y nostálgicos  cavernarios.
Quieren dulcificar el discurso argumentando la necesidad de controlar los movimientos migratorios de llegada producidos, ahora menos relevantes. Su control pasa por no conceder ni la posibilidad de empadronarse, ni poder disfrutar de la mínima garantía de salud y escolarización, al mismo tiempo que hacen la vista gorda cuando por necesidad extrema, limpian la mierda y recogen  la fruta con sueldos esclavizantes, cinismo e hipocresía.
Y reitero, el discurso simplista, populista cala en la inconsciencia ciudadana, vendiéndoles que nos quitan los puestos de trabajo, pocos, que no queremos nosotros, muchas veces porque papa me soluciona la papeleta y la incultura de no saber y compartir por comodones, que todo se consigue con esfuerzo
A los ilegales los convertimos en carne de carroña, eximiendo a los niñatos del ataque en grupo a los parias y necesitados, pues hay que purificar el ambiente, siendo la práctica más que frecuente de estos animales descerebrados. Éste es el real peligro y ante ello se ha de actuar sin contemplaciones; ellos son los que rompen la convivencia o coexistencia en un mundo imparable y dinámico, en unas sociedades felizmente condenadas al mestizaje cultural, donde hoy no hay razón alguna que pare el deseo de subsistir, de encontrar unas condiciones mejores que las que les hicieron marchar de sus olores y familia, sin perder sus raíces de cuna, integrándose en el respeto y la tolerancia por conocimiento mutuo.
Que haya medios de comunicación y espacios televisivos que les den eco nos muestran la calaña y pretensiones morbosas de sus promotores. La sociedad civil española ha de reaccionar ante semejantes tropelías, sin cobertura de la Carta Magna, pues por sus hechos y proclamas se descalifican no mereciendo ni cobertura mediática ni mecanismos electorales que alimenten sus odios y antivalores, ser firmemente despreciados.
La ultraderecha no debe encontrar refugio en lugar alguno, no debe gozar de subvenciones por parte de simpatías de poderes adictos. La alternancia democrática ha de definir sin ambigüedades, si quiere proyectarse como una derecha centrada, racional, democrática y moderna, o decantarse hacia extremismos montaraces, rompiendo de una vez y para siempre cordones umbilicales del pasado sedicioso. Ese es su principal freno, ante el que cabe renovarse o anquilosarse, y ardua tarea tiene por hacer en este campo, mal abonado con la presencia de escorias mentales, muchos, demasiadas comparsas de Angladas y sus perversas aspiraciones. Guerra al facha, por lo menos que sepan y les consta que a los mal llamados rojeras no nos tiembla el pulso ni el propósito de limpiar de mala simiente xenófoba, deshumanizante, el  cada  vez mas necesario y transfronterizo mundo. Esa es la apuesta imparable que caerá por su propia madurez, aunque no nos lo haga ver la inmediatez y el vivir sin valorar lo que nos jugamos, afianzar nuestros valores democráticos, con errores y falsas interpretaciones, pero el menos malo en que nos ha tocado mover ficha, privilegiado dueño de ti mismo, irrenunciable.