Lleva la gubia en su mano desde que tiene 13 años. Manuel sabe cómo hacer curvas en un trozo de madera hasta parecerse a una hoja, como a la de un perejil. Es tallista y es a fin de cuentas, uno de los artífices del paso que estrenará la hermandad del Triunfo de Ceuta una vez que se dé por finalizado.
Caballero es su apellido y no se trata del clásico artista que necesita para trabajar su soledad. Sabe compartir sus labores porque lo aprendió desde bien temprano en casa. Su hogar alberga un taller artesanal de cinco generaciones en los que da vida a la materia prima junto a su hermano, hijos e incluso sobrina.
Todo echó a andar con su bisabuelo, que era carpintero. La vocación se ha trasladado en la sangre, como si se tratara de una especie de imposición. Es un pilar esencial para él y no lo esconde. “Mi mujer dice que estoy casado con el trabajo”, comenta entre risas.
Afable y sin florituras, se percibe a simple vista su pasión por lo que hace con tan solo preguntarle un par de detalles de su nuevo proyecto. “Es de estilo neobarroco, que es muy de aquí del sur, de nuestra tierra. Lleva cuatro capillas y en cada una, un santo. Justo en el de enfrente, llevará una copia de la virgen de África”, explica. A lo alto estará adornado con seis candelabros de piña y cuatro en las esquinas, donde justo debajo habrá óvalos con representaciones. Al centro del costado, otros dos. “Lo que es la canastilla clásica de curvas y contra ellas en una sala recogida hacia dentro que busca al señor”, especifica.
Toda esta amalgama de finos detalles se alzará sobre cedro y tendrá, como remate, un pequeño animal a modo de firma. Es un sello clásico de este taller y en cada iniciativa que ejecutan añaden uno que sea autóctono de la zona donde entregan el resultado final. Aún no se han decidido por uno de la ciudad.
El proceso comienza con un dibujo o diseño y de ahí se procede a darle forma en la vida real. Su desarrollo tiene distintas fases y es difícil acertar con una fecha definitiva de término. “Normalmente los plazos están calculados, aunque a veces se falla, pero los clientes lo comprenden. Aquí se hace artesanía hecha con las manos y el estado de ánimo puede influir. No es el mismo todos los días”, remarca. “Estamos muy orgullosos de lo que estamos haciendo y los feligreses de la cofradía se lo merecen. Son bellísimas personas”, expresa. No es la primera vez que han creado para Ceuta. Algunos ejemplos son la parihuela del palio de la hermandad de Medinaceli y la de la Virgen de África.
Él y su hermano, originarios de Sevilla, son la cuarta generación de esta familia ligada a la madera. La quinta generación ya está en marcha y entró a hornada a edad temprana. Sus hijos están codo a codo con Manuel. El primogénito entró a los 16 y ahora tiene 35. Daniel hizo bachiller y cursó artes aplicadas. Tiene también otra hija, pero no ejerce en el mismo lugar. Toda esta estirpe tiene sus albores en Maese Farfán, que trasladó al resto su oficio. Dibujaba, tallaba y hacía labores de carpintería. Tenía también un taller de bordados. Su abuela también ha sido parte del entramado de esta historia. Ella estaba hilaba en él.
El primo hermano de este, de hecho, también está ligado al mundo del arte sacro. Él compuso marchas de Semana Santa como ‘Estrella sublime’ y ‘Campanilleros’ entre otras. Todos ejemplos de que, de algún modo, en sus venas se encuentra esa inquietud por crear y darle cuerpo tanto a su imaginación como a su sensibilidad.
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