El bar y asador ‘Tapi’ de la Avenida de África lleva abierto para sus clientes de toda la vida desde 1985. Cuenta con cafetería, restaurante y terraza, pero antes de tenerlo Jesús Guerrero, ha pasado por muchos otros dueños. Jesús, desde sus 17 años, siempre se ha dedicado a la hostelería y al comercio, pero nunca había tenido su propio bar hasta ahora.
“Con 17 empecé a trabajar en un supermercado que estuve cuatro años o así, luego empecé a trabajar en otro, y luego ya empecé en los bares por el centro y en varios sitios más hasta que empecé aquí”, recuerda el dueño del Bar Tapi, Jesús Guerrero.
Comenzó hace casi dos años como camarero con el anterior dueño, que ya no podía seguir manteniéndolo y fue quién se lo ofreció. Entonces Jesús decidió adquirirlo. Los comienzos nunca son fáciles y menos cuando este hostelero se embarcó en esta aventura justo en marzo, pocos días antes de que llegara el coronavirus.
“Yo trabajaba aquí con el dueño anterior que estuvo seis años por lo menos, ya estaba cansado y me dijo que por qué no me lo quedaba yo y le dije que sí. Hicimos todo el traspaso y nos quedamos aquí mi mujer y yo. Lo cogimos el día 1 de marzo y el 15 con la pandemia tuvimos que cerrarlo y ya los cuatro meses de pandemia estuvimos cerrados. Después volvimos a abrir y tuvimos un incidente con un camarero que estaba de baja y fue cuando pasó todo lo del positivo. Me llamó Sanidad me dijeron que el camarero había dado positivo y tuvimos que cerrar. Volvimos a abrir a los 15 días y aquí estamos intentando volver a salir otra vez para adelante”, explica Guerrero.
Muchos son los ceutíes vecinos del Morro que pasan a diario por esta cafetería para degustar algunos de sus conocidos desayunos. El local ha ido cambiando, pero siempre manteniendo su esencia, por lo que también se convirtió en restaurante en el que los ceutíes pueden disfrutar de las mejores carnes asadas de la ciudad.
“Para mí hay más cosas, está la fritura de pescado y tenemos raciones y tal, pero lo mejor y que más demandan los clientes es la carne a la brasa. También nos demandan mucho los arroces: paella de costillas, de pollo, de bogavante. La verdad es que están muy buenas y en verano nos pedían las paelleras y se las llevaba la gente a la playa o como tenemos reparto a domicilio pues también lo llevamos a la casa”, destacó el dueño del bar.
Con la llegada de la pandemia, al igual que muchos otros negocios de Ceuta, se ha adaptado tanto su establecimiento como su servicio, aunque su carta, sus productos y su trato siguen siendo como siempre: de la mejor calidad. Han sido meses duros y de pérdidas económicas.
“La primera vez la verdad que lo pasamos muy mal, pero poco vamos saliendo. Esperemos que no nos sigan quitando horas porque como nos sigan recortando horas ya si que no salimos. Éramos seis empleados y los metimos a todos en el ERTE y bueno ahora mismo pues estamos mi mujer, el cocinero y yo. A ver si pronto podemos volver a como estábamos antes”, lamenta.
No obstante, han hecho frente a la situación actual y supieron adaptarse a la nueva normalidad, pero su terraza les ha ayudado. El reparto a domicilio lo han aumentado para poder seguir ofreciendo sus mejores carnes y arroces “de lunes a lunes” y están disponibles para todo tipo de eventos. Un bar de toda la vida y un trato cercano y familiar al que los ceutíes han sabido responderles con su fidelidad.
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