Las investigaciones llevadas a cabo por la Guardia Civil contra las pequeñas redes dedicadas al tráfico de drogas evidencian el auge del negocio de los medicamentos que son objeto de trasvase ilegal entre Ceuta y Marruecos, con el fin de abastecer el consumo del karkubi, la llamada droga de los pobres, de consumo habitual en el vecino país.
En los informes elaborados por el Instituto Armado en el marco de la Operación Etxea, la más reciente contra el mercadeo de hachís y pastillas a ambos lados de la frontera mediante el empleo de drones, los agentes hacen especial referencia a la evolución del precio de mercado de pastillas como Rivotril ya sean adquiridas en Ceuta o directamente en la Península así como el precio que dicha mercancía llega a alcanzar al otro lado del Tarajal, en donde el reclamo por este tipo de material se ha disparado, consecuencia directa del cierre de la frontera ordenado en marzo de 2020 como medida de contención del covid.
Los precios de dichos medicamentos en una administración de Farmacia varían entre los 0,25 y los 2,50 euros, dependiendo de la utilización de receta pública o privada y del tipo de descuento que se aplique. Aclara en sus investigaciones la Guardia Civil que en esos casos se habla de un comercio legal del producto, pero que este termina disparándose cuando esa medicación es introducida en el mercado negro para su consumo directo o para su mezcla y elaboración de otras drogas.
“Al pasar al mercado ilícito los precios se incrementan notablemente, pasando a adquirirse a un precio de entre 25 y 30 euros en la Península, en concreto en Sevilla o Madrid”, aclara en los informes elaborados por la Guardia Civil a cuyo contenido ha tenido acceso El Faro de Ceuta.
Ese precio “se incrementa todavía más si la compra se realiza en Ceuta, dado que existe un riesgo de pérdida de la mercancía al pasar el control de desembarque”, apunta la Benemérita.
Ceuta, probablemente, pase a tener el récord en aprehensiones de este tipo de cargamentos, llegando a pagarse, en función de la oferta y demanda, entre 50 y 70 euros.
“El paquete de Rivotril, una vez llega a las ciudades fronterizas de Marruecos, duplica su valor llegando a los 135 euros y aumentando todavía más en las grandes ciudades marroquíes donde puede llegar a pagarse hasta 200 euros por el mismo producto”, aclaran los investigadores.
El negocio es redondo, la llegada de mercancía de este tipo se convierte en oro para las pequeñas redes que buscan pasarla al otro lado de la frontera, sabedores del precio por el que se puede pagar ahora que las trabas para su introducción son mayores. En sus investigaciones la Guardia Civil deja claro de qué se está hablando y la importancia de este negocio, ya que los precios que manejan se corresponden con cantidades importantes. Estos se disparan si el consumidor compra esa mercancía por unidades. “Tenemos constancia de que en algunas ciudades fronterizas de Marruecos se paga en el mercado minorista aproximadamente 8 euros por comprimido”, detallan los investigadores.
El consumo de este tipo de medicamentos está orientado a la fabricación del karkubi, droga realizada mediante la mezcla con hachís y otros fármacos. El consumo de esta droga junto al alcohol o pegamento genera unos efectos muy dañinos. Coincidente con el cierre de la frontera se ha producido un incremento en el número de decomisos en el desembarco de vehículos procedentes de la Península en nuestra ciudad. Uno de los cargamentos más importantes fue el intervenido en el marco de esta operación contra los narcodrones que se saldó con la aprehensión de casi 70.000 pastillas. Las condenas que han sido dictadas hasta la fecha por este tipo de delitos contra la salud pública oscilan entre los 3 y 4 años de cárcel.
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