Las fuerzas de seguridad han llevado a cabo al menos una operación contra el robo de cobre y otros materiales conductores en Ceuta durante 2023, sin embargo, en todo el territorio nacional desarrollaron un total de 4.053.
Son datos que dan una idea del auge de este goloso "negocio", que está acompasando la curva de su actividad a las oscilaciones del precio de este metal conductor.
De hecho los números cantan. Si antes de la pandemia, en 2019, los hechos delictivos conocidos de esta naturaleza -robo de cobre y otros materiales conductores- se cifraron en 2.367, el pasado año cerró con un 71 por ciento más.
En Ceuta, el incremento ha sido del cien por cien puesto que, oficialmente, no figuran robos de esta naturaleza desde 2019. No obstante, existen casos locales documentados en ese periodo e incluso en 2017.
Las cifras, procedentes del Sistema Estadístico de Criminalidad del Ministerio del Interior y a las que ha tenido acceso EFE, incluyen los hechos conocidos por la Guardia Civil, la Policía Nacional, la Policía Foral de Navarra y los cuerpos municipales, por lo que los datos de Cataluña y País Vasco no son representativos en este informe al contar con policías integrales: Mossos d'Esquadra y Ertzaintza.
En cualquier caso, es la Guardia Civil la que mayor número de operaciones contra este delito lleva a cabo, toda vez que en esas otras quince comunidades autónomas una gran parte de los robos se perpetran en su demarcación.
Por eso, EFE ha consultado a los expertos de su Unidad Técnica de Policía Judicial (UTPJ), quienes reconocen ese "auge" en la sustracción, relacionado -dicen- con el precio del cobre. "Es decir, si aumenta el precio del cobre, porque está habiendo más demanda, también lo va a hacer el número de delitos", reiteran.
Incluso cuando en algún trimestre -el cobre tiene su cotización-, este metal ha disminuido su precio, también lo ha hecho el número de hechos delictivos, insisten los expertos.
Los investigadores han constatado en estas infracciones penales un "modus operandi" en cuatro fases diferentes.
Así, lo primero y fundamental es localizar la zona y que sea lo más "segura" posible para estos delincuentes. Cuando ven el momento oportuno, proceden a cortar el cable y a sustraerlo, en muchas ocasiones de día, aunque se ha constatado sustracciones por la noche.
La tercera fase es "limpiarlo" o "pelarlo". Sin ello, no se llegaría a la cuarta fase: la venta. ¿Dónde? Pues especialmente a las chatarrerías, que se convierten en receptadores de la mercancía.
Y ante este "movimiento" del delito, la Guardia Civil está también apostando por una labor preventiva, con controles e inspecciones constantes.
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