Necesidad de cambios

Como alumna que he sido y propietaria que soy en el Centro ecuestre Ciudad de Ceuta,  escribo con el objetivo de denunciar una situación que desafortunadamente llevo viendo mucho tiempo y con la creencia de que las cosas mejorarían algún día, nunca quise realmente escribir para darle el beneficio de la duda a la actual gestión del centro, pero pasan los años y aún no veo ningún cambio, y sigo viendo caballos que se encuentran en unas condiciones que no son ni mucho menos las más ejemplares ni recomendables, por ello  con la intención de que las circunstancias de los animales mejoren, escribo éste articulo.
Los ponis de dicho centro, se encuentran ya sea  en invierno o en verano, en una situación deplorable. Éstos están en un terreno cercado, abrupto, empinado e idóneo para la formación de fango, debido a la mezcla de barro y estiércol en los períodos lluviosos. Esto es buenamente motivado por la falta de un techado adecuado para evitar que el terreno se anegue, no hay nada que proteja a los ponis de las inclemencias del tiempo. La humedad es lo que trae consigo este tipo de formaciones cenagosas, (Foto 1) y ésta la aparición de hongos en la piel de los ponis (Foto 2) y una sobre hidratación en los cascos de los mismos en invierno, debido al barro que se forma, en verano pasa lo contrario se agrietan debido a la sequedad del terreno, el cual ha sido también culpable de lesiones en los ponis debido a caídas de los mismos por la acosada pendiente de éste. (Foto 3)
Otro hecho llamativo, que se deduce de su relación gregaria y jerárquica, es el problema de la alimentación, siendo dispuesto el pienso en dos comederos comunales, de forma que se entablan disputas entre los équidos por el alimento, al no servirse éste individualmente, ello además del estrés que supone, implica que los ponis no reciben una alimentación personalizada en la que no se tiene en cuenta el hecho de que no todos realizan el mismo trabajo y que hay diferencias significativas en cuanto a tamaño y edad se refiere. Por su parte en más de una ocasión se han dejado los paquetes que contenían el pienso desperdigados por el cercado, lo que hace que peligre la salud de los ponis pues pueden ingerirlos y de hecho, no es la primera vez que veo a varios de ellos comiendo el susodicho envase. (Foto 1)
En cuanto a las alpacas de paja, éstas son colocadas directamente en el suelo del cercado, no percatándose de que su ingesta directa puede ir acompañada de pequeñas piedras y arena susceptibles de provocar cólicos, altamente peligrosos para los caballos. (Foto 4)
No todas las disputas que se dan entre los ponis, son sin embargo debidas al alimento, pues como debemos de recordar estos se encuentran en una manada organizada jerárquicamente que sigue un patrón de actuación, uno de los más llamativos y peligrosos se da cuando un nuevo ejemplar se integra en una manada ya formada, dicha adaptación no es de lo más apacible, puesto que todos los equinos, mantendrán al nuevo caballo (o pony)  aislado de la manada, ninguno de ellos se relacionará con él, comerá con dificultad, ya que no le dejarán alimentarse con facilidad y tan sólo una vez sea aceptado (cosa que no sucede siempre) tras un período de una semana regularmente, cesarán las sucesivas disputas. Se puede palpar el peligro que éstas conllevan tanto a los animales como a la seguridad del lugar (Foto 4) y me pregunto yo,  ¿porqué de  ésta necesidad de mantener a los animales en esta situación año tras año?
Es pues que la calidad de vida de los ponis insta de ser la adecuada a día de hoy, estando aún  lejos para que estos disfruten de unas óptimas condiciones de calidad de vida.
Han habido otros tipos de irregularidades relacionadas con la falta de diligencia en el debido cuidado que precisan los caballos algunas derivadas en percances, mas este escrito se centra en las que son patentes en la actualidad, debiendo hacer mención por tanto a la situación de los caballos  que  funcionalmente ya no le sirven a la escuela para la monta, los llamados caballos “jubilados.” Éstos se encuentran en un pequeño cercado desprovisto de techado alguno, situados al lado de tres supuestos boxes de aislamiento, que podrían servir como lugar en el que se resguarden durante la noche o cuando los días no acompañen de estos caballos y digo supuestos porque nunca han sido utilizados para este fin, sino como alojamiento de una alpaca (animal similar a una llama) la cual aún no sé cual es su función en una instalación hípica, y al encontrarse durante el día varando por la instalación ya ha causado más de un percance. Sirven también de alojamiento de unos  perros los cuales supuestamente guardan el lugar, que son más  un peligro que otra cosa, puesto que a pesar que tal y como bien se ve señalizado en la instalación, está terminantemente prohibido llevar a los perros sueltos sin correa dentro del centro, son ellos mimos los primeros que violan esa regla, puesto que ya estos perros, me han dado más de un susto, al encontrarse corriendo por los alrededores e inclusive en la misma pista mientras me encontraba montando, con el peligro que ello conlleva tanto para mi seguridad como para la del caballo.  No hay pues un lugar salubre para estos caballos “jubilados” que menciono en la hípica actualmente, no sé si se debe a cuestiones de ahorro o algo por el estilo, o es simplemente una cuestión de dejadez del personal y de la mala gestión del centro, pero el caso es que estos caballos no tienen lugar donde guarecerse de la lluvia o de las altas temperaturas y deben con su avanzada edad soportar la situación como puedan.
Estas situaciones, son tan visibles y alarmantes que merecen reproche, más aún cuando en la hípica, la ciudad de Ceuta invierte cuantiosas cantidades de dinero, y me pregunto el porqué de este tipo de incongruencias, si a pesar de estar sumergidos en una crisis tan alarmante a día de hoy a la hípica se le sigue subvencionando con tanto capital porqué éste no da los frutos que debiera, y ya no hablo del palmarés deportivo que ha conseguido “El Centro Ecuestre Ciudad de Ceuta” en el mundo ecuestre, (que es prácticamente nulo) sino a lo que he venido a denunciar aquí, que es el bienestar de los animales, puesto que pienso que es nuestra obligación tanto moral como ética, el mantenerlos en unas condiciones adecuadas y salubres y cuando éstas no se cumplen, denunciarlas.
Pero no son pocas las veces en las que se han formulado quejas de éste tipo que se han hecho saber, sin conseguir ningún cambio, cosa que me han hecho pensar sino sería mejor que se realizaran cambios en la dirección del centro, de ahí el titular del articulo, puesto que todas las sugerencias o denuncias que se llevan realizando los últimos años, nunca surgen efecto, algo que he vivido en primera persona, pues al comentarles directamente mi deseo de cambios y mejoras para la situación de los animales, como del propio deporte que allí se intenta realizar, traído de la mano de una nueva gestión, he recibido diferentes insultos hacia mi persona tales como “desagradecida” “patética” o “envidiosa.” No sé que esconden realmente con este aire intimidatorio, si quieren realizarme una especie de “guerra psicológica” o algo similar para acallar mis críticas y disconformidad  en vez de tomarlas como constructivas, pues sólo quiero una hípica mejor para todos, (tanto a lo que los animales se refiere como de las personas que disfrutamos del mundo del caballo) y que ésta realmente valga lo que le cuesta a la ciudad y sus ciudadanos.
Con la certidumbre y optimismo de que algún día, lo más cercano posible, todos los animales puedan gozar de una calidad de vida digna, y de que todos nosotros podamos disfrutar de una hípica mejor, más sana, ética, transparente  y  porqué no competitiva, me despido.