Nea es una perra policía especialista en detección de drogas, armas y billetes de curso legal. Desde que era un cachorro vive con su guía canino en Ceuta, Alberto Sanzo, quien se ha encargado de entrenarla para que sea toda una experta en su ámbito.
Cabe destacar que Sanzo siempre tuvo claro que quería formar parte de esta unidad. “Antes de ser policía yo ya quería ser guía canino, era una especialidad que me llamaba mucho la atención y una vez que sacas lo de policía te das cuenta de que ya lo tienes ahí a mano y con suerte pude entrar y estoy muy contento”, expresa.
Respecto a Nea, una pastor belga malinois, tiene ya seis años y medio y es “una perra muy apta para el trabajo que nosotros buscamos dentro de la Policía”.
Aunque cada guía tiene su manera de adiestrar o de trabajar, para Sanzo “el entrenamiento empieza desde cachorro, cuando empiezas a socializarlo, a estimularlo a lo que te puedas encontrar a lo largo de la vida: ruidos, sirenas o ambientes un poco fastidiosos para los demás perros de compañía, estructuras delicadas…”.
Desde ese momento se sabe si el perro es o no apto para este trabajo, ya que hay ciertas aptitudes o cualidades, como que sea miedoso o dudoso, que le impedirían desarrollar su trabajo con éxito. Aún así, quiere dejar claro que esto “es una carrera de largo fondo. No te vale que tenga subidas y bajadas. A lo mejor llevas un entrenamiento muy bueno durante una temporada y por h o por b, sin saber cómo, tienes que descartarla”.
Una vez que empieza a prepararse, “con un año o año y algo empiezas a trabajar con ellos”. Concretamente, lo que se hace es darle de “alta, pasan un periodo de formación como pasamos todos, tienes que valorar las aptitudes y las cualidades y se les pasa unas pruebas físicas de caderas, de codos y que no tengan ningún tipo de enfermedad”, detalla el guía canino.
A partir de ahí, tienen por delante varios años de trabajo, aunque también de una vida normal como cualquier otro perro de compañía ya que vive en casa con Alberto Sanzo. De este modo, “por la mañana la sacas a que haga sus necesidades y que esparza un poco, y luego empieza la jornada de trabajo con sus entrenamientos y sus intervenciones diarias”, detalla.
Un detalle importante es que esta perra se guía mediante condicionamientos y una vez que su guía le pone el chaleco y el collar de trabajo, sabe que tiene que estar activa. Fuera de eso, es un perro de compañía más.
Nea ha formado parte de diferentes actuaciones, aunque su guía se quedaría con una si tuviera que elegir: “La que más me gustó fue en un vehículo que detectó casi 40 kilos de hachís. Estuvo muy bien. Fue una requisa diaria, marcó el vehículo y dentro había esa sustancia”.
Esta perra policía ha desarrollado toda su carrera en la ciudad autónoma, donde se dio de alta, y aunque tiene seis años, seguro que aún le quedan muchos éxitos por delante y sobre todo, muchos años junto a su guía canino, Alberto Sanzo, como animal de compañía porque “mi idea es quedármela. De hecho es una perra que nació en mi casa, es hija de una perra que yo tuve”, concluye este miembro de la Policía Nacional.
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