No es sorprendente que el diputado de Caballas, Juan Luis Aróstegui, a veces se le suelte la lengua y utilice en las sesiones plenarias vocablos que, desde luego, están muy lejos de la realidad. Comparar los ocurrido el 6-F en el Tarajal con el nazismo es ir muy lejos, porque ninguna de las formaciones políticas que ostentan representación en el Congreso de los Diputados en nuestro país puede ser tachada de nazi. Lo que sucedió en la playa del Tarajal aquel 6-F fue una auténtica desgracia que se ha analizado o se está analizando en las dos localizaciones que permite un Estado democrático: el Congreso de los Diputados y la Administración de Justicia. En el Congreso de los Diputados comparecieron todos los que tenían que comparecer, se dieron todas las explicaciones que se tenían que dar y si alguna de las formaciones política pensara que alguno de los dirigentes políticos tenía alguna responsabilidad tuvieron en su momento la oportunidad de acudir a la Justicia y presentar la correspondiente denuncia. En la Administración de Justicia desde hace varios años se está llevando una investigación por parte de uno de los Juzgados de Instrucción de nuestra ciudad. De ida y vuelta a la Audiencia Provincial, que hace unas fechas ha determinado que se amplíen determinadas investigaciones que, según su punto de vista, no están ultimadas y donde se pueden hacer más intentos. Si en dos ocasiones, el magistrado que ha llevado el caso determinó su archivo sería porque legalmente no tendría indicios suficientes para procesar a los guardias civiles que actuaron, ni a nadie más de los que intervinieron. Del 6-F podemos hablar mucho, podemos hablar de equivocaciones, de no estar a la altura de las circunstancias, pero no podemos hablar de nazismo. Hace unos días hemos celebrado un homenaje a las víctimas del Holocausto y no creo que Aróstgui quisiera comparar a los jerarcas nazistas con los dirigentes del PP en el Ministerio del Interior y en la Delegación del Gobierno en Ceuta en aquellos momentos.
Ni que sea comparable el conducir a los millones de judíos a las cámaras de gas, donde se da una circunstancia de pleno conocimiento de lo que estaban haciendo con la muerte de miles de inmigrantes en aguas del Mediterráneo porque intentan llegar hacia un mundo que consideran más justo y que se llama Europa.
Repito, el 6-F tuvo muchos huecos, muchas equivocaciones, no fue bien llevado por parte del entonces equipo de Interior, pero de ahí a considerarles, en la práctica, unos criminales de guerra, dista mucho de la más absoluta realidad.