Nayim es de Ceuta; nació en nuestra ciudad el 5 de noviembre de 1966 y lo lleva a gala.
Mohammed Alí Amar salió de la cantera del fútbol local, pero siendo un niño saltó al otro lado del Estrecho. Y una vez allí, fue directamente a la Masía del FC Barcelona. Pasó por los juveniles y por el primer equipo. Luego viajó al Tottenham de Inglaterra; regresó a España, recaló en el Zaragoza y acabó su carrera futbolística en el Logroñés. Su paso por el equipo de la capital maña dejó una huella histórica; hizo vibrar a los aficionados del Real Zaragoza, que aún hoy le siguen adorando.
Nayim empezó su carrera deportiva en los alevines del Pedro Lamata. Allí conoció a Cirulo. "Era un hombre que trabajaba mucho con las categorías bajas", recuerda, "este hombre me vio jugar y me llevó a probar, primero de portero". Más tarde, en otro entrenamiento, lo colocó delante y desde entonces ahí se quedó. Los equipos de alevines estaban formados por cinco jugadores de campo y el portero.
Pasaron los años y los alevines quedaron atrás. Su siguiente paso fue en una categoría superior en la UA Ceuta. "Había una serie de señores que trabajaban, y muy bien, desde infantiles", asegura. En ese tiempo el presidente era Paco Luque, "y también estaban el señor Montes, Paquirri, Atencia, Tayo...". Allí conoció a otros jugadores "muy buenos", asegura. Compartió camiseta con Sebas, Juande, Willy, Villena, Carrasco, Postigo, Puertas..." Considera que cualquiera de ellos habría podido llegar muy alto si les hubiera acompañado un poco la suerte que él tuvo. "Tenían categoría para haber llegado a todo. Fue una etapa maravillosa. Disfruté muchísimo jugando con ellos", afirma Nayim.
En aquella época el adversario a batir era el San Agustín, "era el máximo rival que teníamos, era un gran equipo". Recuerda con admiración y respeto a aquellos adversarios.
Salto a la Masía
La aspiración de cualquier deportista era acabar en un grande del fútbol español. En el caso de Nayim fue un viaje sin etapas intermedias, salió de Ceuta para ingresar en el Barça. Era el club que mejor había organizado el trabajo con las categorías inferiores. "Fue el momento más decisivo de mi vida. Que un chavalín de Ceuta pudiera llegar a ingresar en el Barça era lo más".
Allí Nayim se encontró con otros jóvenes que tenían las mismas aspiraciones: llegar al primer equipo. "La convivencia en la Masía era sensacional", recuerda. Sin embargo, en el centro de formación del FC Barcelona no todo era jugar al fútbol. "Se le daba mucha importancia a la formación como persona. Tenías que estar bien formado porque jugabas al fútbol en un equipo grande y representabas a un club de talla internacional", explica. Sin embargo, "era jugador del Barça las 24 horas del día. Convivía con grandes figuras del Barcelona, Guillermo Amor, Guardiola, Roura, Tito Vilanova, Jordi Vyñals..." Para él era claro que estaba tocando el universo deportivo.
El golazo que pocos conocen
No cabe duda de que todos los aficionados al fútbol han visto cientos de veces el gol de la final de la Recopa de 1995 ante el Arsenal, ése que dio el título al Zaragoza. Pero hubo otro antes que fue, cuando menos, tan bueno. Nayim lo marcó en el mismísimo Chamartín. Ese gol, que anticipaba lo que podía llegar a ser el futbolista ceutí, fue cantado y alabado por el gran periodista de la radio José María García en su programa de aquella noche. El tanto llegó en la final del campeonato de España de juveniles, que como todos los años se jugaba inmediatamente antes de la final de la Copa del Rey. Aquel año la final absoluta del campeonato la disputaron el Atlético de Madrid y el At. de Bilbao, mientras que en la final de juveniles se enfrentaron el Barça y el Real Madrid.
Nayim recuerda perfectamente ese gol: "Fue desde 45 metros y tuve la fortuna de que el balón entrara por la misma escuadra. La final la perdimos, pero el recuerdo del gol persiste en aquéllos que tuvieron la ocasión de verlo". Lo consiguió cuando aún era un chavalín de 17 años. "Yo era el más joven del equipo y ahí estaba la evolución de cualquier chaval promesa. Había que demostrar la categoría", señala.
Con Maradona y Schuster
Antes de llegar al primer equipo, continuó codeándose con las grandes estrellas que iban llegando al Barça. "Tuve la suerte de que Menotti, con Cappa, nos llevara a las promesas a entrenar con las figuras y así pude aprender con Maradona y Schuster, que fue mi maestro en el centro del campo".
Todavía no había llegado el momento de dar el gran salto, pero tardaría poco. "Debuté a los 19 años con el primer equipo, en un partido ante el Zaragoza. Terry Venables me subió. Con él ganamos la Copa de la Liga sin los internacionales, porque era año de mundial. Fuimos campeones tras ganar al Madrid en Chamartín 0-4 y empatar 2-2 en Barcelona".
Sin embargo, su progresión se vio truncada por un problema físico. "Sufrí una lesión grave en el ligamento cruzado. No tuve la continuidad que hubiera necesitado. Entonces tenía 20 años. Una vez recuperado, volví, pero el entrenador era nuevo. Estaba Luis Aragonés".
Poco después se produjo el conocido como 'motín del Hesperia', en el que la plantilla del Barcelona se enfrentó al José Luis Núñez por cuestiones económicas y de impuestos. "Luis Aragonés se plantó con nosotros. Al terminar la temporada se fue y vino Johan Cruyff, que se quedó con media plantilla", recuerda Nayim, "me dijo que contaba conmigo, pero me quiso mandar cedido al Cádiz y yo dije que no. Yo creía que podía jugar en un equipo superior y por eso me apartó". En ese momento el futbolista ceutí tenía 21 años. "Era yo el que estaba decidiendo mi futuro, sin representante ni nada", afirma.
El golazo en la prórroga ante el Arsenal con el que hizo historia
Habían sido varios años fuera de España. Después de cinco temporada en el fútbol ingles, Nayim regresó al fútbol nacional. Lo hizo gracias a Víctor Muñoz, al que conocía de su etapa en el Barça y que en ese momento era el director deportivo del Zaragoza. “Tenía clavada la espina del fútbol español”, señala. Firmó cuatro años con el Real Zaragoza. Hoy ese club está en Segunda División, pero entonces era uno de los grandes de la liga española.
Cuando llegó, se encontró con “un grupo humano extraordinario” y “de un talento descomunal” en el aspecto deportivo.
“En todas las partes en las que he estado, he intentado meterme en la sociedad que me rodeaba, con lo que me adapté a Aragón. Sigo sintiéndome uno más allí”, afirma, “esto me facilitaba mucho la integración dentro del club”.
Allí, en ese club, llegó el gol con el que Nayim hizo historia, con el que hizo vibrar a Zaragoza y a media España. Nayim no olvidará nunca ese momento: “Fue algo instintivo. Fue frente al Arsenal, un rival del Tottenham al que yo me había enfrentado varias veces. Sabía cómo jugaban ellos y sabía que el portero iba muy adelantado. Se lo había comentado a Santi Aragón y a Poiet, para que trataran de sorprenderle. Santi Aragón lo intentó varias veces. En mi caso fue algo instintivo. Pensé que mis compañeros podían estar en fuera de juego, en décimas de segundo reaccioné y tiré a sorprender al guardameta. Necesitaba que el portero se equivocara un poco, que no llegara a retroceder bien. Tuve suerte y logré el gol”.
“La gente lo llama el gol de Nayim. Me hubiera gustado que fuera el gol del Real Zaragoza porque mis compañeros me dieron la oportunidad de hacer historia en el fútbol. El gol también es de ellos”.
Aquel día, 10 de mayo de 1995, el Real Zaragoza se estaba jugando el título de la Recopa de Europa en el Parque de los Príncipes de París. El equipo maño se había adelantado en el minuto 68 con un trayazo de Snaider a la media vuelta. El portero inglés ni se movió porque a penas llegó a ver el balón. Los aficionados maños ya daban por hecho que su equipo sería campeón. Pero siete minutos después llegó el gol del empate. Terminó el partido con el marcador 1-1 y empezó la prórroga. El Zaragoza, superior técnicamente, tuvo oportunidades claras en la primera parte. Sin embargo, el marcador no se movió. Faltaban 10 segundos para dar paso a los penaltis y en ese momento, un balón rechazado en medio del campo llega a los pies de Nayim. El ceutí dispara, vuela es esférico y se introduce en el fondo de la portería sin que el guardameta, que estaba adelantado, pudiera evitarlo.
El ceutí Mohammed Alí Amar, Nayim, hizo que estallara la locura entre los aficionados del Real Zaragoza y del fútbol español.
Al Tottenham tras pasar por el Barça
Llegó Johan Cruyff y Nayim estuvo durante dos meses apartado del equipo. Terry Venables, el entrenador que le había subido al primer equipo en el FC Barcelona, se enteró de su situación y le llamó para proponerle jugar en el Tottenham. “El primer año viajé cedido por el Barça. Hice una buena temporada, fui el mejor extranjero de la Liga Inglesa ese año”, afirma.
Al terminar el campeonato en Inglaterra, regresó a España. Entrenó un poco de tiempo con el Barcelona, pero no estaba de acuerdo con lo que le ofrecía el club azulgrana. “Había demostrado en el Tottenham que ya no era de la cantera. Había estado en una liga muy dura”. Sin embargo, no llegaron a un acuerdo y el equipo inglés decidió comprarle. “Todo fueron facilidades, el Barça se portó bien”.
Durante cuatro años vistió la camiseta del Tottenham, primero con Terry Venables y luego con Gary Lineker. “Yo quería jugar en un club importante y Terry Venables me lo ofreció. Fue como mi padre deportivo”. La experiencia resultó positiva. “Era el primer español que jugó allí. Ganamos la Copa, un trofeo muy importante, en Wembley frente al Nottingham Forest. Allí coincidí con Paul Gasgoing, el mejor centro campista del mundo en ese momento”.
Foto: Nayim, en el Real Zaragoza.
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