En la playa Benítez hay una escalerita que sube al cruce de la Avenida Lisboa, o visto al contrario, baja desde el cruce de la Avenida Lisboa hasta la playa Benítez, junto a un hostal. Había junto a esta escalera una palmera pequeña y un árbolito, que ya tenía unos tres metros de altura.
En verano y por las noches olía muy parecido a nuestra dama de noche. Algunas personas mayores descansaban a su sombra cuando subían los primeros tramos de escalera.
Los que utilizamos a diario esta escalera lo echamos de menos, pero ¿porque ya no está? Muy fácil, le ocurrieron dos desgracias: la primera fue que la gente empezó a tirar basuras junto a su tronco y nunca nadie las retiraba; la segunda fue que le tocó en suerte un presidente de barriada cutre y mediocre, como la mayoría de ellos. Tan cutre y mediocre que en vez de mandar limpiar la basura junto al tronco y ya de paso darle una podita que lo hiciera más bonito, mandó cortarlo para poder limpiar la basura junto al tronco. Ya pasó y como él es un gran presidente de barriada arrasó también con la palmera.
La gente que se había acostumbrado a tirar la basura en aquel sitio empezó de nuevo a llenarlo de inmundicias, pero ahora se puede limpiar pronto y bien, porque ya no hay ni el árbol, ni la palmera, que según el gran presidente eran los culpables de que la gente fuera tan guarra.
Un vecino de la escalera donde había un árbol que daba sombra y olía a azahar por las noches.