El ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, ha vuelto a visitar el Campo de Gibraltar para mostrar su fraterno apoyo a las Fuerzas de Seguridad en su lucha contra las organizaciones criminales dedicadas al tráfico de drogas. Es la segunda ocasión en la que se traslada con el mismo fin, evidenciando claramente que las medidas tomadas en la primera visita han fracasado, porque para luchar contra estas organizaciones se necesita un especial despliegue de medios humanos y materiales.
Lamentablemente los ciudadanos del Campo de Gibraltar perciben que el principio de autoridad que deben tener las Fuerzas de Seguridad del Estado se ha perdido, porque los narcotraficantes no dudan en enfrentarse violentamente a guardias civiles y policías. Los españoles se quedan perplejos y se desmoralizan cuando ven cómo estos delincuentes peligrosos alijan droga a plena luz del día sin intentar burlar la acción policial, sin dudar en enfrentarse violentamente a los agentes.
Una prueba de esta pérdida del principio de autoridad y de la extrema peligrosidad de estas organizaciones criminales ha sido el atentado a dos policías nacionales para rescatar a un narcotraficante que iba ser atendido en el hospital de La Línea o el asalto a un depósito municipal para llevarse una embarcación de alta velocidad.
La lucha para la erradicación de estas organizaciones criminales es fundamental para acabar con la sensación de impunidad o de incapacidad de las Fuerzas de Seguridad del Estado por falta de medios y efectivos para hacer frente a estos delincuentes peligrosos, pero también para proporcionar a las familias tranquilidad para pasear por las calles y educar a sus hijos en un ambiente adecuado.
Hacer entender a nuestros hijos que estos delincuentes no están por encima de la ley para que no acaben en las garras de estas mafias como futuros narcos o enfermos por el consumo de estas sustancias.
Los ciudadanos del Campo de Gibraltar saben que el narcotráfico se ha popularizado y se ha instalado una narcocultura que tiene un alto índice de aceptación entre los jóvenes y desempleados que buscan dinero fácil. En esa situación se encuentra en la actualidad la comarca del Campo de Gibraltar.
Intentar maquillar esa realidad con discursos o promesas que no impidan el propósito de estas organizaciones criminales de narcotraficantes nos puede llevar a situaciones extremadamente graves como ocurren en países donde el tráfico de estupefacientes es el principal foco de violencia, donde los narcos ocupan un estatus social que llega a ensuciar las instituciones y el mundo empresarial, además de las conocidas conexiones de los cabecillas con actividades terroristas, mafiosas y de tráfico de personas.
Desde la Asociación Española de Guardias Civiles (AEGC), hemos reclamado al ministro del Interior un conjunto de medidas para acabar con estas organizaciones criminales, estas medidas son las siguientes:
Desde AEGC entendemos que callarnos y dejar pasar el tiempo no soluciona el problema, además de estar preocupados por la seguridad de los ciudadanos y guardias civiles y, por supuesto, con la imagen que esta situación inconcebible e impropia puede dar de la Institución.
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