Uno de los grandes atractivos de Ceuta,
las Murallas Reales, sufre las consecuencias del viento, la humedad y el paso del tiempo. Las condiciones meteorológicas y la poca conciencia de algunos ciudadanos han hecho mella en algunos elementos que adornan y ayudan a entender mejor
la historia que se ha vivido entre estos muros. Un entorno privilegiado, que no ofrece su mejor versión para los turistas que quieran venir cuando se acabe con los cierres perimetrales en el interior de España, sino que transmite, como señala José Manuel Pérez Rivera, presidente de
la asociación Septem Nostra, una “imagen de descuido”. El proceso de oxidación ha afectado de tal modo a algunos cañones que han acabado perdiendo la forma. Lo mismo ocurre con algunos paneles informativos, que hacen las veces de papelera para algunos visitantes, o sus textos se han ido emborronando y ya no se entiende lo que hay escrito. Y los visores de los prismáticos, a través de los que se deberían ver imágenes de embarcaciones célebres, están inutilizados. Además, al pasear por la zona
el turista se puede topar con cables que no conectan con nada o focos sin bombilla. Pérez cree que “sería oportuno que se revisara” toda esta parte del
patrimonio ceutí. Aunque hace años que se hizo un restaurado de mantenimiento de las piezas de artillería, el presidente de Septem Nostra recuerda que son unos objetos “que requieren una continua atención”.
“Ahora vienen fondos europeos para hacer un proyecto potente de interpretación del patrimonio de la ciudad, y se podía provechar para revisar todos estos elementos”, indica. Desde la Consejería de Cultura han indicado que estos elementos se van a renovar dentro de los proyectos que va a presentar Turismo, para los que todavía no hay una fecha prevista; hay tareas pendientes para recuperar el esplendor de esta joya ceutí.