Siento la reivindicación, al mundo le canto las cuarenta, cristales roto de mi vida.
Las plazoletas de una ciudad en vez de enanos y enanas revoloteando entre juegos, cuidando así su infancia, son la terraza infinita de una hostelería que nos indica quienes realmente somos. Y, claro, carentes de industrias y marcas propias de productos con alto grado de contenido tecnológico, pues nos convertimos en esclavos de unas oportunidades laborales en el sector de la bandeja donde las condiciones laborales presumen de tener unos salarios ridículos y unas jornadas laborales interminables. Unido a lo anterior, degollamos a nuestros infantiles que se queden sin parques y plazas para poder desarrollar sus habilidades ya no solos deportivas sino sociales.
Con ello, no quiero decir que esté en contra del turismo ya que le proporciona al lugar riqueza en muchas esferas como laboral, cultural y económica, entre otros elementos. Sin embargo, si ese sector va ser el principal pilar que nos sirva para sufragar nuestras necesidades pues los de norte que sigan caminando hacia el norte y los del sur sigamos navegando los que nos marque el norte con las consecuencias socioeconómicas que ya conocemos.
Cada día en las ciudades del mundo existen tantas calles como cuencos que utilizan las personas necesitadas para acumular monedas y así lograr labrar sus jornadas. En este sentido, las flechas de las servidumbres y las flechas de la miserias siempre van dirigidas hacia los escudos de la población con menores recursos incrementando así la desigualdad y visualizándose de manera más notoria la pobreza.
El mayor espejo de una persona es cuando posee tanto riqueza como un cargo de gran responsabilidad ya que es la mejor manera de demostrar quieres eres realmente; es decir, con la abundancia. En esta línea, el espejo de una sociedad se ve reflejado, por ejemplo, en situaciones pandémicas y en nuestro caso es cuando se ha visto, más nítidamente, la gran insolidaridad de nuestros actos. ¿Cambiaremos una vez combatido el virus? Observen y respóndanse.
Siento la reivindicación, al mundo le canto las cuarenta, cristales rotos de mi vida.
La política, a priori, es un instrumento que sirve para mejorar la vida a los ciudadanos. Aunque, desde hace algunos lustros viendo como permiten los desahucios (incluso en etapas pandémicas); o como suben la luz en época de verano y de invierno hasta tal punto que podrían servir de octavilla para una agrupación carnavalesca de mis queridos carnavales. Además, analizando como los partidos políticos en vez de tomar decisiones conjuntas y llegar consensos para arreglar los cuantioso problemas socioeconómicos (educación, sanidad, laboral, vivienda, energéticos) que poseemos prefieren el insulto entre ellos, la división y la táctica del “tu más” contribuyendo una polarización societaria que no se sentía desde la guerra civil del pasado siglo generando odio y ultraderecha. Por tanto, va a ser que la política, a posteriori, es un instrumento que sirve para mejorar la vida de los privilegiados políticos, políticas y politiques.
Orar a los dioses proviene de la religión. En ese caso, es un dogma que vino a resucitar el entorno desgraciado de sus fieles. Pasado el tiempo la única vivificación que se origina es el continuo hacinamiento de tesoros y prebendas de una élite jerárquica donde la mujer no tiene mayor peso que ser sierva. Mujer, no soy nadie para darte consejos, pero no reces una imagen que no te da permiso para escribir en ninguno de los textos sagrados existentes. Es más si un Dios se te pone gallito tu respóndele que, incluso tú el todopoderoso, necesito del amor de una madre para encumbrarte de vida y de unos senos para alimentarte así que menos feromonas y más respeto e igualdad hacia la personas que desde sus entrañas nos presentan al mundo.
Al mundo le canto las cuarenta, de permitir una desigualdad feroz que contribuye que los ricos sean más ricos y los pobres más pobres
Siento la reivindicación, al mundo le canto las cuarenta, cristales rotos de mi vida.
Siglos tras siglos seguimos conquistando, acaparando y explotando los recursos naturales de naciones que no nos pertenecen. Con ello, desamparamos a sus sociedades con dictaduras que les prima de las voluntades más básicas como puede ser la libertad de expresión o el sometimiento del burka, entre otros laureles. Asimismo, presenciando tal panorama pienso que la persona es tan fiel como la guerra pero tan infiel como la paz puesto que el progreso actual solo funciona con el amedrentamiento de la fidelidad del miedo mientras que la satisfacción de necesidades es tan desleal como el precio volátil del petróleo sino que se lo pregunten a la región de Oriente Medio, sobre todo a las mujeres.
Cinco continentes compuesto por mil muros inventados, cada una de ellos, por el hombre. Mano ancha a la mercancía, capital y gente acaudalada pero restricciones al marginado enfundándose así los países con la bandera de la hipocresía. Bajemos los estandartes patrióticos ya que la única frontera que habita es la piel de tu amor. A partir de ahí, según el pasaporte de besos que adornes lograrás o no el permiso deseado de cruzar los caminos más íntimos de la pasión durante los suspiros del tiempo regalado. Eso si, tales alambradas no entienden de clasificaciones sexuales.
Siento la reivindicación, de una juventud al que se le golpea constante e injustamente. En este caso, si los jóvenes están dormidos, en parte, es por culpa de una educación que ni se adapta a los desafíos y retos de hoy ni se le espera que cambie. Aulas del siglo XIX y metodologías educativas y asignaturas del siglo XX, y vamos asentándonos con un analfabetismo del siglo XXI, que ni le enseñan escribir con expresión ni leer con comprensión; de esta manera, los seres críticos se van por el desagüe y la creatividad va directo únicamente a la hostelería y/o al sector del funcionariado. Así, ¿cómo vamos a lograr una sociedad distinta?.
En este sentido, aunque se que otras prácticas educativas más ortodoxas dan más facilidad al maestro en su día a día yo muero con mi vocación, orgullo de ser docente, en proporcionar otras herramientas a los alumnos y alumnas para despertar conciencias juveniles. Por ello, les hago ver que somos marionetas de unas reglas del juego inequitativas que son las cuerdas que nos manipulan en función de los intereses de una elite que no tiene escrúpulos y harán lo que sea para salvaguardar su acomodada posición socioeconómica. Llegamos a este punto, que al menos ellos tengan la posibilidad de tal conocimiento, y si lo consideran oportuno, que corten los hilos para ser libres puesto que mi generación no lo logramos.
Queridos alumnos y alumnas dejen las fotos a contraluz de una red social que tirita de frio y aunque el Gobierno no te de libertad haced como yo: cojan un libro y un papel y pónganse a estudiar y escribir que esos elementos son la única libertad que puse en mi vida y, créanme, junto a los besos perdidos de mi amada o amada, es la libertad más hermosa. Juventud sois la única bala que le queda a la humanidad, y la inquietud la mayor de las libertades que podéis poseer, ¡espabilen!
Al mundo le canto las cuarenta, de permitir una desigualdad feroz que contribuye que los ricos sean más ricos y los pobres más pobres. Las injusticias sino son universales no son injusticias ya que si una mujer es obligada a ponerse burka en Afganistán debe de doler lo mismo que un maltrato por género en mi país; de lo contrario el planeta jamás cambiará.
También, la cultura debe de ponerse en pie de guerra contra el analfabetismo actual debido que estamos en un momento que predomina la superficialidad de los actos, nos planteamos poco, y la ignorancia, indolencia e inconformismo está vistiendo a un sector juvenil, con encantos de extrema derecha, que hace tambalear muchos de los derechos sociales adquiridos hasta el momento. En este caso, que la música sea la banda sonora de nuestras vidas; la poesía la mayor declaración de amor que le podemos dedicar a la persona que nos da calambre; la geografía el mejor billete de avión para abrir nuestras mentes; la filosofía la mejor respuesta a nuestros interrogantes; y el deporte, el equilibrio de nuestras jornadas.
Cristales roto de mi vida, de los insultos que me dedicaron por no tener un cuerpo esculpido; de la chanza provocada por pensar diferente; de los desamores que cupido vengó hacia mi; y de la despedida final de una madre.
Algún día la luna me acariciará el pelo pero no temas mama que lo hará para peinarme y ponerme guapo para la próxima vez que te vea. Te prometo que haremos alguna que nuestras travesuras al barquero como hacíamos con el personal del edificio blanco.
Hace dos primaveras que te fuiste, y como las flores de mi inquietud, tu recuerdo jamás marchita. Tu imagen no solo navega en mi memoria si no que también lo labras en cada golpe de mis actos según tu legado mama.
Nos volveremos a tomar ese café que tanto nos gustaba pero esta vez en el anillo de Saturno ya que te encantaban los atardeceres y desde ahí los crepúsculos seguro que son inefables.
Te doy besos en la mejilla, una y otra vez, como el sol al mar en esos atardeceres, con nubes color melocotón, al despedirse de la ciudad. Apareciendo el destello verde preámbulo de una luna infinita que con sus gotas de claros oscuros engalanan las más bellas historias de amor.
Por tanto, al mundo le canto las cuarenta.
X la revolución de los desiguales