Un tsunami lleva azotando el cine tal y como lo veníamos conociendo desde, no nos engañemos, bastante antes de la puñetera pandemia, que está barriendo por cierto como daño colateral este modo de entretenimiento, enseñando las evidentes fragilidades del producto que muchos querían ignorar.
Decía el ilustre Pedro Almodóvar en una entrevista el otro día que sin ser él consumidor habitual del cine de superhéroes (no hace falta ser muy lumbreras para adivinarlo), conocía que la última entrega de Spider-Man era la primera película que estaba llenando salas y dando rédito económico como para de verdad volver a pensar en que esto del cine puede ser un buen negocio. Añadía nuestro reputado y oscarizado realizador, con sincero respeto y exquisita educación, que se planteaba ir a ver esta película sin demasiado interés para él como señal de agradecimiento a lo que antes llamaban muchos con superioridad moral y de manera despectiva “blockbusters”, y que ahora pueden ser el asa de salvación de toda la industria. Porque, por bonitas y artísticas que sean las propuestas, si nadie va a verlas y no se pagan con el dinero de las taquillas, esto se acaba, y para que todo y todos tengan cabida en este mundo complejo del cine, debe gozar de la buena salud que no posee y que las propuestas en streaming y las grandes producciones de los grandes estudios están maquillando a la vez que se convierten en los flotadores de un barco que podría estar ya hundido sin ellos.
Spider-Man: No Way Home viene a ser una película divertida y espectacular de ver en gran pantalla, además de una ineludible cita con los fans del personaje de Marvel, que quedarán más que satisfechos con su visionado. Porque si algo tenía tanto vaivén con Spider-Man (que si Disney, que si Sony tiene los derechos, que si se ponen de acuerdo para trabajar juntos…), es que entre reborn y reboot, se va perdiendo la esencia de todo ignorando lo ya contado con éxito y los rostros que han encarnado con anterioridad al trepamuros.
Sin embargo, esta cinta que viene a ser la secuela de Spider-Man: lejos de casa, con un claro enfoque hacia las generaciones jóvenes que no se han criado leyendo cómics y muy buenos resultados tanto en calidad como en éxito de taquilla, propone con un interesante giro algo que contenta a todo tipo de fans.
Al final de la anterior entrega, el protagonista era desenmascarado, y por tanto, ya no es capaz de separar su vida normal de los enormes riesgos que conlleva ser un superhéroe. Para solventar este atolladero, pide ayuda al Doctor Strange y todo se complica, con cruces de universos paralelos y apariciones estelares de enemigos y aliados de anteriores sagas (y franquicias) que se recuperarán para la memoria del espectador, añadiendo la sensación de que un renacer del personaje (muy al estilo de lo que se hizo con el universo de los mutantes) no implica ignorar lo anterior como si nunca hubiese existido. Los guiños, las sorpresas y el humor no faltarán, y es que el binomio Disney/Marvel hace mucho que cuida el producto como se merece, y ello se traduce en éxito. No es tan difícil si se tienen los medios y un poco de sentido común…
Las claves
Dirección: Jon Watts.
Año: 2021. País: USA. Duración: 148 min.
Género: Fantástico. Acción. Ciencia ficción. Superhéroes. Secuela. Cómic. Marvel Comics.
Intérpretes: Tom Holland, Zendaya, Benedict Cumberbatch, Marisa Tomei, Jacob Batalon, Jon Favreau, Angourie Rice, Alfred Molina, Jamie Foxx, J.K. Simmons, Thomas Haden Church, Rhys Ifans, Harry Holland, Christopher Cocke, J.B. Smoove, Hannibal Buress, Martin Starr, Tony Revolori.
Guión: Chris McKenna, Erik Sommers. (basado en el cómic de Steve Ditko, Stan Lee).
Música: Michael Giacchino.
Fotografía: Mauro Fiore. Productora: Pascal Pictures, Marvel Studios, Columbia Pictures.
Distribuidora: Columbia Pictures, Sony Pictures Entertainment (SPE). Estreno en España: 17 de diciembre de 2021.