Multitudinaria manifestación en contra de los ‘plantos’

Los porteadores acusan a los ‘chipichangas’ de impedirles  trabajar porque solo cruzan bultos quienes pagan “sobornos”. Un sector de los comerciantes asegura que fue orquestada.

Una multitud de porteadores o camalos, tanto hombres como mujeres, se concentraron ayer ante el puente del Biutz para expresar su oposición y malestar por el regreso de los plantos. Sobre las 12:30, una manifestación de féminas comenzó a lanzar gritos y lemas en contra de esta figura mientras ascendía la cuesta que conecta con la explanada que antecede al túnel de mercancías.
La primera jornada sin auxiliares de seguridad, como pronosticaron las partes implicadas en los polígonos del Tarajal, fue aún más caótica que de costumbre. Avalanchas, heridos que por fortuna no revistieron gravedad y el lanzamiento de objetos contra la Policía Nacional aderezaron el ya de por sí confuso comercio atípico entre Ceuta y Marruecos.
En ese punto de los polígonos del Tarajal, se les unieron los hombres que, como sus compañeras, tampoco consiguieron trabajar ayer “por culpa” de unos 20 o 25 plantos. Éstos aprovecharon la finalización del contrato de Seguriber para retomar su actividad, según comunicaron fuentes oficiales a este periódico.
El excesivo tamaño de los bultos e individuos que cargaban hasta dos y tres paquetes llevaron a Marruecos a cerrar el paso de mercancías pasadas las 12:00 aunque el cierre es a las 13:00, lo cual indignó más a los concentrados, que exigieron la expulsión de los chipichangas. Sobre algunos, presuntamente, pesan órdenes de búsqueda y captura y no podrían estar en España, añadieron.
“Hay personas que han pasado esta mañana diez bultos porque solo tenían que desplazarse unos metros: de la puerta del almacén al Biutz ya que los plantos les ponen todas las facilidades previo cobro de tasa”, denunció de forma pública una porteadora. Sin embargo, “otros llevamos todo el día aquí y no dimos ni una vuelta”, añadió otro de los camalos en la concentración. Algunas de las porteadoras lloraban porque, comentaron, “me costó cinco euros venir en taxi desde Tetuán y no llevo ni un dirham a casa, donde me esperan mis cuatro hijos”. Otras fuentes constataron que los plantos se embolsaron unos 700 euros por cabeza.
Un sector de los comerciantes restó trascendencia a la protesta de los camalos porque, aseguró, “dos auxiliares que antes trabajaban aquí provocaron a las mujeres para que se manifestaran, algo que no es legal dentro de los polígonos”. Estos empresarios consideraron que la Policía Nacional “tiene que investigar los motivos detrás de este desorden público”.
Desde otros negocios de los polígonos secundaron las quejas de los porteadores porque, criticaron, “solo salieron productos de fuera de nuestros negocios”.  
Este grupo, aparentemente organizado en su relación con los porteadores –hombres y mujeres– y las consignas que importan a la ciudad mercancía que presuntamente elude los impuestos que les corresponden, tomó el filtro situado frente al Biutz. Según declararon los porteadores, estos chipichangas pidieron supuestamente “sobornos” de cinco a diez euros para dejarles entrar a las calles aledañas al puente saltándose tanto el control como la fila que arranca en Alborán y la entrada a los polígonos. Allí, continuaron los camalos, recibían los bultos de sus manos o bien de las de otros plantos o colaboradores con la garantía de que cruzan el fardo a Marruecos. El precio del bulto rondó ayer los 35 euros pero llegó a alcanzar los 80.
El planto, plantón o chipichanga, inicialmente surgido en el ‘microcosmos’ de los polígonos del Tarajal como aquel marroquí que ejercía –sin contrato– de traductor de la Policía Nacional además de encargarse de las vallas que dan uniformidad a las filas de porteadores, nunca desapareció del todo pese a que los comerciantes les reemplazaron por auxiliares de seguridad a comienzos de este año.
La razón del relevo fue la erradicación de este gremio del recinto de las naves ya que acabaron con el control del paso de bultos por el puente del Biutz, es decir, daban prioridad a aquella mercancía que, de alguna u otra forma, beneficiaba a sus bolsillos. Con la rescisión del contrato suscrito con la empresa de vigilancia privada Seguriber por parte de la Comunidad de Propietarios de los Polígonos del Tarajal, efectiva desde el viernes pasado, los plantos volvieron a campar a sus anchas ayer.
Por otra parte, fuentes de la Comunidad de Propietarios de los Polígonos del Tarajal señalaron, tras la reunión de la semana pasada con la Ciudad Autónoma, que los “acuerdos no avanzan” y “vuelve a poner sobre la mesa las mismas propuestas que presentaron antes del verano”. Asimismo, lamentaron que el aparcamiento continúe sin concluirse.
Aún está pendiente la presentación de la junta gestora de la Asociación de Comerciantes del Polígono del Tarajal, independiente de la Comunidad de Propietarios, y que iba a presentarse en la Confederación de Empresarios de Ceuta, pero finalmente el acto podría celebrarse con el respaldo de la Cámara de Comercio. 

La UPR de la Policía Nacional refuerza a la UIP por un apedreamiento a los agentes

Poco antes de las 10:00 horas, los efectivos de la Unidad de Intervención Policial del Cuerpo Nacional (UIP) sufrieron un lanzamiento de objetos en la calle entre Alborán y La Chimenea. En seguida solicitaron refuerzos para restablecer el orden público en la zona de hombres y la Jefatura Superior envió a un grupo de la Unidad de Prevención y Reacción (UPR). Tras disolver a la masa, que con el apedreamiento pretendía distraer a los agentes y así avanzar hasta el Biutz, ambas unidades restablecieron la normalidad en la calle del río y un subgrupo de la UPR (unos ocho) permaneció durante el resto de la jornada como apoyo a los policías de la UIP (alrededor de 35) destinados en los polígonos.  

Sinfín de asfixias y desvanecimientos

La cifra de porteadoras que abandonaron la fila de mujeres en los alrededores de la frontera del Tarajal con síntomas de asfixia y por desvanecimientos fue incontable. Las afectadas por las avalanchas y aplastamientos recibieron la atención de sus compañeras y tanto de los agentes de la Guardia Civil como de la Policía Nacional. De las mujeres que tuvieron que dejar la cola por estos motivos, este periódico solo pudo comprobar la asistencia sanitaria de una de ellas. En la cola de hombres también hubo avalanchas sin heridos de gravedad.

Bultos en La Chimenea antes de las 6:00

Antes de las 6:00 de la mañana, el reguero de bultos en La Chimenea vaticinaba que sería una jornada compleja por la aglomeración de personas. A esa hora, los hombres ya se encontraban con los fardos en la conocida como calle del muro o del río, en las proximidades del Biutz, incumpliendo así el veto a su entrada a la ciudad hasta las 7:00 porque pernoctaron en territorio español.  La Unidad de Intervención Policial del Cuerpo Nacional (UIP) desalojó el vial y condujo a cientos de porteadores –sin bultos– al denominado ‘corralito’, la calle entre Albóran y La Chimenea, donde tuvieron que esperar para recoger los paquetes que dejaron atrás cuando abrió el puente sobre las 8:00. Comerciantes de esta hilera de naves aseguraron que los fardos fueron descargados por motocarros o furgones que venían de fuera de los polígonos. Sin embargo, la versión oficial es que esos bultos, presuntamente, salieron de algunos almacenes de la calle del río.

Guardia Civil y CNP controlan Tarajal

La coordinación entre el Cuerpo Nacional de Policía (CNP) y la Guardia Civil en la frontera del Tarajal fue fundamental para que algunas porteadoras no quedaran a los pies de sus compañeras al estallar las avalanchas. No obstante, los agentes tuvieron que contener en numerosas ocasiones a la muchedumbre porque presionaba con tal intensidad que las vallas cedían en cada acometida.

Un furgón policial para formar la fila

El grupo de la UIP destinado en el Tarajal dividió ayer la cola de mujeres de una forma eficaz: aparcando su furgón en batería contra la pared en el acceso de peatones de la frontera. Los policías lograron ordenar la fila pasando a las porteadoras de una en una por el espacio que quedaba entre el parachoques trasero y el muro. Algunos agentes sufrieron contusiones en frontera y naves.