El
Juzgado de los Penal número 2 celebró en ausencia de la acusada, L.M.M., una vista oral que juzgaba un presunto delito de abandono de menor, cometido contra su propio hijo, Y.A.M. Según se extrae del escrito de acusación, en el momento de los hechos, en mayo de 2018, la acusada tenía la guardia y custodia de su hijo menor, tras divorciarse del padre de éste. Sin embargo, durante ese tiempo, la acusada incumplió con sus deberes de asistencia a los que está obligada con respecto a su hijo menor que tenía a su cargo, principalmente en los ámbitos de subsistencia material y educativo. Se detalla que con pleno conocimiento de la acusada, consintió que su hijo no asistiera regularmente a las clases del centro de enseñanza en el que estaba matriculado, presentando un importante absentismo escolar que le fue notificado en varias ocasiones, según se determinó en el acto de juicio, sin que la madre justificara dichas faltas. Asimismo, el menor presentaba condiciones inadecuadas de aspecto externo e higiene personal, sospechando que tampoco tenía una buena alimentación.
Además de esta situación, en el mes de mayo de 2018, tras una discusión entre madre e hijo, ésta le impidió entrar en el domicilio familiar, obligándolo a que pernoctara en la puerta de su casa. Como acusación particular se presentaba el padre del menor, O.A.M., quien dijo, en su declaración, que ya había presentado varias denuncias previas por la situación del menor y con miras, después de este proceso, a continuar con el procedimiento para alcanzar la guardia y custodia de su hijo.
Actualmente tiene la custodia compartida con la acusada, aunque ésta, según todos los testigos que intervinieron en la vista oral, “ni siquiera lo saluda cuando lo ve por la calle”. Además, aseguró que la casa familiar es “un picadero”, haciendo alusión a las visitas constantes de otros hombre, desconocidos que están en contacto con el menor y el supuesto motivo por el cual la madre echa al hijo de la casa.
Además del padre, también se llamó como testigo a la hermana mayor del menor, quien con 11 años, tras el divorcio, decidió irse a vivir con su padre, también por la mala relación que mantenía con su progenitora. En el acto de juicio reconoció pasarle comida a su hermano por la ventana, ya que sabía que su madre no lo alimentaba bien. En la noche de los hecho, ella fue testigo de lo que pasó, “mi madre no le dejaba entrar”, explicó ante la sala, asegurando que estos episodios eran frecuentes y que ella había informado de la situación a la trabajadora social.
Una vez reproducidas todas las testificales, en las conclusiones del
Ministerio Fiscal, se interesó una sentencia condenatoria, en la que la acusada se enfrenta a una multa de 2.190 euros por el delito de abandono de familia por incumplimiento de los deberes legales de asistencia inherente a la patria potestad. El fiscal argumentó que se había demostrado en este acto de juicio que la madre no atendía de la manera correcta a su hijo, incumpliendo los deberes que tiene por contar con su patria potestad. Además, se tiene la sospechas de que en el domicilio familiar podría ejercer la prostitución, así como el consumo de estupefacientes.
La Acusación Particular se adhirió a lo expresado por el fiscal y agregó el interés que en todo momento tuvo el padre para obtener la custodia del menor.