En Ceuta, en el año 1938, una mujer acaba fusilada atada a una silla. Fue pasada por armas, "por roja y mujer". Otra, tuvo más suerte y terminó exiliada en México, sin ver a su marido durante 16 años y no pudo volver hasta los últimos coletazos del franquismo. Son historias de ceutíes republicanas, que el estudioso Paco Sánchez ha llevado en una conferencia en San Roque (Cádiz).
La intervención del caballa tiene como objetivo mostrar que "hay una idea equivocada de lo que pasó en Ceuta, Melilla y el Protectorado tras el golpe de estado franquista del 36".
"Se cree que todo el mundo ese mismo día se puso la camisa azul", lamenta Sánchez, que ha rebatido esa idea y honrado especialmente a la resistencia femenina durante una época dura, en la que 268 ceutíes fueron asesinados, dos de ellos, mujeres.
Esther Serruya era maestra en Tánger. Allí se mostraba "abiertamente republicana" y era miembro del Partido Comunista. "Por diferentes causas siempre estuvieron buscándola para detenerla, hasta que le prepararon una pequeña trama y consiguieron atraparla en el puesto fronterizo situado entre Tánger y el Protectorado".
Corría ya el año 1938 cuando la huida de Serruya tocó a su fin. Fue conducida primero a Tetuán y después traída a Ceuta. La metieron en la prisión de mujeres del Sarchal y fue sometida a un consejo de guerra. "He podido tener acceso a él. Aquello era un paripé, decidían en cuestión se segundos sobre la condena a muerte".
Por supuesto, la decisión fue pasarla por las armas. Era mayo de aquel segundo año fatídico cuando fue "trasladada al Monte Hacho para ser ejecutada". Sin embargo, "la cárcel de allí solo era de hombres, entonces se quedó pasando la noche en la fortaleza, donde vivían familias de los militares".
Según explicó Sánchez durante la conferencia, a la vista de que iba a ser fusilada, "se pasó toda la noche llorando y gritando", algo que incomodaba a la esposa del jefe de la prisión. "Como no podía dormir llamó a su marido y este hizo traer a un médico masón que tenían detenido, aunque por su prestigio campaba un poco a sus anchas".
Este pensó que si le administraba la suficiente dosis de tranquilizante, la mantendría dormida durante varios días y "quizás se apiadarían y acabarían por no ejecutarla". Así lo hizo y el resultado fue el esperado en lo relativo al estado de inconsciencia de la mujer: "Cuando llegaron para ejecutarla por la mañana la encontraron dormida y no eran capaces de despertarla. Se pusieron en contacto con la Comandancia para ver que hacían y estos no dudaron: "Sentadla en una silla y fusiladla".
Otra de las historias que Sánchez quiso llevar a los cursos de verano de la Universidad de Cádiz, en San Roque, fue la de la doctora Antonia Castillo Gómez.
"Fue expulsada del Ayuntamiento por ser de izquierdas. Era una mujer que intervenía dando conferencias en al casa del pueblo para las mujeres obreras. Trataba el tema de la natalidad o de los niños cuando son pequeños", detalló el estudioso ceutí.
Tras el golpe militar se la acusó de estar implicada con los republicanos, "como funcionaria municipal". Tuvo que "escapar primero a Burgos y luego exiliarse a México". Allí esperó "durante dieciséis largos años" para poder reencontrarse con su marido, "que se encontraba en un campo de concentración, por ser el presidente de la izquierda republicana en Ceuta".
Tras "rehacer" su vida al otro lado del Atlántico, "en el año 1966 decidieron volver a España, dando por hecho que la dictadura ya no les perseguiría". Y así fue, aunque decidieron instalarse en Gador, un pequeño pueblo de Almería, donde vivirían hasta "su consecutivo fallecimiento, hacia 1974 o 1975".
"Con mi intervención pretendo realizar un ejercicio de justicia al considerar que las vivencias de todas estas ceutíes específicamente han permanecido escondidas durante demasiado tiempo, restringidas al ámbito familiar en el mejor de los casos", detalla Sánchez sobre su conferencia.
Para él, "es el momento, pues, de arrojar luz sobre tales hechos, de acabar con su rol de sumisión, recuperar su memoria mediante la reconstrucción del pasado y de enfrentarse a unos hechos que, no por menos dolorosos, dejaron de ser reales para, finalmente, reflexionar sobre ellos y proceder a su divulgación".
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