La filosofía desde los estudiosos antiguos, allá hace dos mil quinientos años antes de Cristo, hasta los contemporáneos galopan sobre el concepto que el hombre es un ser libre en todas las acepciones que tal expresión libertaria pueda digerir. A día de hoy, en plena ebullición del siglo XXI, la palabra libertad aparece con más fuerza que nunca en las redes sociales donde muchos se muestran radiantes de físico; en los eslóganes políticos (libertad o comunismo) aclamando el voto por una libertad neoliberal ante una supuesta dictadura leninista; o en los artículos constitucionales de una nación quebrada a golpe de desigualdades, entre otras situaciones. Asimismo, ésta libertad se arrodilla en un carpe diem viciado por una publicidad con cola de demonio que hace chanza, continuamente, al poeta romano Horacio, creador de esa expresión, en su deseo que la juventud nunca muera ya no sólo en edad sino en espíritu. Libertad, una palabra vacía como Dios, patria, reyes o amores escritos. Siempre pensé que la libertad era una mujer de cabello moreno, descalza en sus maneras, pretérita en sus conversaciones y poeta en sus caricias donde me acompañaría en la resolución de cada una de mis inquietudes. No obstante, más allá lejos de la realidad eso iba ser imposible debido que la palabra libertad no quiere conjugar a la mujer. En este sentido, mi concepto de libertad naufraga estrepitosamente debido que, por un lado, la calle actual desmorona cualquier indicio de querer igualar relación mujer y hombre. Y, por otro lado, somos una población medrosa que no acepta los contextos machistas existente en el patrón societario. Así, es improbable garitas equitativas de genero. Si abres cualquier buscador de internet y asocias el vocablo libertad una vez con hombre y otra con mujer verás que la diferencia de resultados es tanto peligroso como vergonzoso. En el primer caso, se relaciona hombre-libertad con todo lo emparejado a connotaciones filosóficas, científicas e, incluso con el arte en todos sus afluentes. Además, se hace una posición dominante de la pareja hombre-libertad con la autonomía plena y la totalidad de elección del propio ser. Sin embargo, el binomio mujer-libertad adquiere un panorama que se aleja de la autonomía de oportunidades para acercarlo en una autonomía de contenido, únicamente, sexual. Es decir, los resultados femeninos que se refleja al escribir libertad-mujer en internet van encaminado a la expresión “NO es NO”, realidades que van de la mano del “sexo” y al miedo de andar sola por las calles. En este sentido, nunca se puntualiza libertad con algún atisbo de intelecto. En esta línea, esta desigualdad atroz entre mujer y hombre con respecto a la definición de libertad que se refleja en el espacio de las redes virtuales tiene nombre y apellido: patriarcado y machismo. La libertad cultural depende de la gestión de recursos. La mujer ha estado siempre reprimida en el control de la riqueza de ahí que no escribió la historia, el sistema socioeconómico y, mucho menos, la religión. Por ello, las mujeres han tenido pocas “oportunidades” durante nuestro horizonte temporal. He insistido tanto en esta realidad histórica que os aconsejo que vuestras bonitas manos se subleven del rezo y os pongáis a tocar las palmas para que, si os hace falta, idolatréis sólo doctrinas creadas por ustedes.
Si abres cualquier buscador de internet y asocias el vocablo libertad una vez con hombre y otra con mujer verás que la diferencia de resultados es tanto peligroso como vergonzoso
Ustedes no venís de la costilla de Adán ya que el hombre no es tan atrevido de diseñar un ser capaz de convertirse en color cárdeno del crepúsculo cuando tu estadio vive en un paréntesis de soledad lúgubre. Ustedes sois una naturaleza salvaje que imprime vida, suministra alimentos y ante cualquier injusticia os reveláis como si fuerais un fenómeno natural ya sea maremoto, terremoto o un volcán en erupción. Sin embargo, en ocasiones, acaecéis dormida ante tanto palabrerío de tiempos en blancos y negro y no podéis permitirlo. ¡Despertad! El mundo nuevo os necesita, sobre todo vivas. Ni una más. Siempre pensé que los libros y una hoja para escribir me iban dotar de la libertad ansiada. Sin embargo, libros me leí, párrafos escribí, el tiempo pasó y la única que me ha proporcionado libertad a mi rostro ha sido una mujer: mi amiga. Donde hay patrón no manda nunca marinero, puesto que cuando ando perdido entre ciénagas de mis interrogantes, el mundo se me queda pequeño entre mis brazos y el timón de mi nave va a la deriva; ahí estás tu comandando mi barco para que no navegue por malas corrientes. En este sentido, tu amistad es tan grande que sólo soy un simple marinero en el océano de mis inquietudes. Así que, exclusivamente amiga, tu tienes la capacidad de mantener el rumbo de mi navío firme. Y esta, característica innata de capitana que posee tu personalidad, minimizando cualquier problema que se nos presenta, es la manera más hermosa que, desde la cofa de tu corazón, hace estallar libertad a mi persona. He sido un cobarde, en favor mía, con nuestra historia debido que me ausente de las labores del hogar y te deje a ti, como cenicienta, aprovechando los vestigios machista de nuestra casa. Quizás es tarde pedir perdón ya que han pasado muchos lustros pero persona cobarde no conquista derechos universales. Por tanto, reiterándome, me disculpo declarando mis gotas machistas ya que reconociendo un mal se abre la posibilidad de una nueva avenida hacia un mundo más feminista donde realmente mujer y hombre sea equitativo ante la catedral de la palabra libertad.
Un artículo que ensalza la importancia en la libertad hacia las mujeres. Además, destaco lo importancia de una hermana mayor en tu vida
La amistad es el paisaje que de manera más notoria debes admirar ya que las luces de sus tiempos son el mayor calambre que te hace sentir libre. Además, en mi caso, te admiro no, sólo, por la libertad que me pintas sino por tu fuerza de voluntad a prueba de bombas, por predicar el amor libre en cualquiera de sus encuentros, por lograr cada uno de tus sueños sin que nadie te regale nada, por despreciar el piropo del desconocido, por la sensibilidad que muestras en cada acto, por la preocupación hacia tu gente y por la resiliencia ante una gran pérdida materna. De esta manera, te has convertido en un ejemplo para todos los que te rodea y en un altavoz potente para revindicar la mujer libre. Me has regalado, querida amiga, dos inefables continentes. El primero, de inquietudes trimilenarias como Cádiz; y la segunda, enérgica como África. Son el sol y la luna de mis días ya que uno me irradia calor es mis jornada frías de amargura mientras que la otra me proporciona luz cuando las nubes negras gobierna mis calles neuronales. Mis dos continentes tienen como capital su sonrisa cuya magia hace mudar mis retales tristes en menos tristes y mis recortes hermosos en más hermosos aún. Sé de lo que hablo al revindicar la mujer libre y esa es mi amiga; es decir, mi hermana mayor. Aquellos y aquellas que dicen que nadie es imprescindible es debido que no tuvieron una hermana mayor. Ella es una madre que nunca te pario pero vislumbra el infinito cordón umbilical, entre ella y tu, desde el corazón. Asimismo, sus hijos e hijas, que no son tuyos, los cuidas, como si fueran, suscitado en la pasión. Mi hermana mayor, una hembra que pregona, por sus acciones revolucionarias y sin alardeos, la figura de la mujer libre. Ella contempla que el patriarcado no puede ser más temeroso ante una mujer con un libro en la mano. Jazmines de mis inquietudes; jazmines de mi primavera; jazmines de mis pasiones, jazmines de mis atardeceres, jazmines de mi tierra, jazmines de mis mares, jazmines de mis macetas, jazmines de mis suspiros, jazmines de mi barrio, jazmines de mi colegio, jazmines de mis noches, jazmines de mis cachetes colorados, jazmines de mis caminos, jazmines de mis premuras líridas… jazmines. Estos ramitos de jazmines son el jardín de mi vida; es decir, mi hermana mayor, una dama que no marchita porque es libre.
X la revolución de los desiguales….