Desde el mes de agosto de 2019 no ha habido avance alguno en el procedimiento judicial seguido por la muerte de Vanesa Martín en Ceuta. No está sobreseído formalmente pero, en la práctica, se encuentra parado. Durante tiempo las investigaciones estuvieron protegidas por el secreto de sumario para dar con el culpable de este crimen. Hubo varias identificaciones y detenciones, todas ellas de personas que pudieron tener algún contacto con Vanesa en los momentos previos a su muerte y que, de hecho, estuvieron en la cueva en donde ocurrió todo. En todos los casos fueron puestos en libertad aunque con cargos después de haber prestado declaración en sede judicial. Nunca se dio con quien se sospechó que pudiera estar implicado en esa muerte. No se sabe dónde está, su paradero es una incógnita llegando a barajarse que huyó a Marruecos. Era la pieza clave para, al menos, sentar en el banquillo a un presunto culpable de esa muerte, pero nunca fue detenido ni, por tanto, presentado en el juzgado.
Desde el 20 de agosto de 2019 no consta ya ningún avance judicial en este caso. Es decir ha pasado justo un año y medio y no se ha producido hallazgo de prueba alguna que pudiera dar un giro a la investigación, ni han tenido lugar más detenciones al respecto. Es lo que más duele a esta familia, el seguir arrastrando un caso sin novedades y, sobre todo, sin que realmente se haya hecho justicia para que los que se vieron implicados de una u otra manera en esta cruel acción paguen por ello.
Vanesa no había cumplido 40 años cuando fue encontrada sin vida. Los informes de la autopsia se hicieron a conciencia tras un examen que resultó complicado. En la cadena ha faltado el eslabón final, de momento.
“Dejados de la mano de dios”. Así se ve la familia de Vanesa Martín, la mujer desaparecida en Ceuta el 6 de febrero de 2019, cuya identidad fue confirmada hace este viernes dos años con el análisis científico de los restos encontrados en una cueva justo enfrente de los bloques de Juan XXIII.
Su hermana, Rocío, que ahora reside en la Península, lamenta en declaraciones a El Faro que “siempre nos hemos enterado por terceros de cualquier noticia sobre el caso”. También de que desde agosto del año pasado no se ha producido ningún avance en las investigaciones judiciales y que la causa no avanza, está en vía muerta.
“Es absolutamente vergonzoso cómo se ha dirigido el caso y cómo se han relacionado con nosotros, tanto la Policía Nacional como el Juzgado y la Delegación del Gobierno”, lamenta la hermana de la víctima, cuya familia denunció su desaparición horas antes incluso de que se produjese un incendio en las inmediaciones de su vivienda, en un búnker que terminó derribado.
Desde su punto de vista “se han reído de nosotros porque denunciamos una mañana y por la tarde tuvo lugar un fuego no en el lugar donde se encontraron sus restos, sino en otro que señalamos como que frecuentaba, sin comunicación alguna de las autoridades que investigaban o del primer inspector encargado del caso”.
“Tres días antes de que encontrasen el cuerpo que después se constató que era el suyo”, rememora, “llamé para decirles que habían encontrado una sudadera como la que llevaba mi hermana rota y la contestación de la Policía fue que el grupo que llevaba el caso no trabajaba los fines de semana”.
“Preguntamos frecuentemente a la Policía hasta que nos dijo que ya se encargaba el Juzgado”, recuerda Rocío Martín, que también reprocha a las Fuerzas de Seguridad que las hijas de la fallecida supieran por algunos medios de comunicación que el cuerpo de su madre había sido identificado antes de conocerlo de primera mano.
“Supuestamente en aquel momento su prioridad era la investigación de un tiroteo en el Príncipe, pero al preguntar nos dijeron que para la Policía eran igual los hijos de uno que de otro”, rememora Martín, que ahora se muestra dispuesta a “ir donde haga falta” para reclamar que la causa siga abierta.
De acuerdo con su relato, sólo a través de su abogado se supo que “el supuesto responsable del asesinato había desaparecido, quizá huido a Marruecos”. “La investigación nos ha parecido vergonzosa desde el minuto cero porque siempre hemos sabido las cosas por terceros y a remolque: personalmente, cero”, censura.
Pero hay más. Las pruebas de ADN “nos la hicieron porque nosotros fuimos a la Delegación a pedirles que nos las hicieran y ellos pensaban que ya nos había informado la Policía, cosa que no fue así y al día siguiente nos la hicieron”, sentencia Rocío.
Cuando los padres presentaron la denuncia en la Jefatura Superior de Ceuta, trasladaron su deseo de hacerlo también en Marruecos, pero desde la Policía se les indicó que no podían hacer gestión alguno, teniendo que acudir al país vecino una de las hermanas de Vanesa para denunciar la desaparición allí.
Esta familia, que quedó rota por la muerte de esta joven, no se ha cansado de pedir justicia desde el momento en que se verificó que su cuerpo era el encontrado en aquella cueva. Este viernes se cumplen dos años desde que las pruebas de ADN confirmaron lo que ya se temía y esta familia sigue esperando que alguien sea detenido y se siente en el banquillo de los acusados por este crimen. Fue uno de los más crueles registrados en nuestra ciudad, que terminó con jornadas en las que se estuvo buscando a esta joven por todos los rincones de Ceuta, esperando dar con ella, pero no pudo ser.
Hubo hasta una manifestación para reclamar justicia, la plaza de los Reyes se llenó de gente reclamándola, pero al final nadie, de momento, ha pagado por unos hechos violentos que consternaron a toda la ciudad.
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