La muerte de un capitán de Caballería, a juicio: ¿se pudo evitar?

La titular del Juzgado de lo Penal número 1 de Ceuta ha dejado visto para sentencia el juicio seguido por un delito de homicidio por imprudencia grave contra un médico llamado A.V.M., residente en Valencia. Fue quien trató al capitán del Regimiento de Caballería Montesa número 3, S.B., que cayó fulminado en 2016 mientras realizaba una práctica deportiva.

El Ministerio Fiscal culpa al médico que lo atendió en una clínica privada de la ciudad y solicita la pena de 3 años de prisión, así como que el acusado, junto a la entidad Agrupación Mutual Aseguradora, respondan conjuntamente como responsabilidad civil en favor de su viuda, así como de sus dos hijos en la cantidad de 90.400 euros, lo que hace una indemnización total de 271.200 euros.

La víctima, el capitán S.B., acudió durante el mes de septiembre de 2016 a la unidad de cardiología del Hospital Casa de Salud de Valencia, debido a que tenía unos dolores agudos en la zona torácica. El médico que lo trató ha señalado que en la primera cita le hizo una prueba de esfuerzo y que, tras 7 minutos, tuvo que pararla por los dolores en el pecho. Ese día tramitó un informe en el que le prohibía realizar práctica deportiva.

Intentando encontrar lo que le ocurría al militar, el acusado ha señalado que tres días después se le realiza un cateterismo y que tras ver que salió sin lesiones significativas, decide dar marcha atrás y realizar un informe en el que señala que no tiene lesiones y que puede hacer vida y ejercicios físicos con total normalidad. Asimismo, el acusado ha indicado que no había lesión, por lo que no podía prohibirle nada, y que incluso le mandó un medicamento para los dolores del pecho cuando le subían las pulsaciones.

“Fue una muerte que le pudo ocurrir estando en casa”

En ese sentido, el médico ha declarado que fue una muerte súbita, es decir repentina, y que por lo tanto le pudo pasar también “en casa y sin estar realizando ejercicios físicos”. Además ha añadido que a veces hay fallos en arterias que no son detectables, poniendo de ejemplo el caso de Iker Casillas, que hizo una prueba de esfuerzo y tan solo dos meses después se tuvo que retirar por problemas en el corazón.

Sobre si el acusado tenía que haber tenido más precaución, ya que el dolor seguía existiendo, ha indicado que al tratarse de una persona joven y tras realizarle un cateterismo donde salieron los resultados “estrictamente normales”, no podía prohibirle su día a día.

Tras la declaración del acusado, ha testificado la denunciante, viuda de la víctima. Ha señalado que decidió interponer la denuncia cuando vio el resultado de la autopsia. Ahí ha indicado que en el informe se reflejaba que tenía un 80% obstruida una de las arterias.

No dio tiempo a otro informe en Ceuta porque murió

Asimismo ha indicado que su marido le insistió el día que el médico le dijo que podía hacer vida normal, y que le expresó que seguía teniendo el dolor, pero el médico le dijo “que no tenía nada, y que hiciera vida normal”.

“Salió muy disgustado de la clínica y me llamó y me dijo que seguía teniendo dolor pero que el médico le decía que no tenía nada. Ahí le dije que se tranquilizara y que cuando volviera a Ceuta empezaríamos de cero”, añadía la denunciante.

En ese sentido, la viuda del capitán ha indicado que pidieron cita con un cardiólogo de la ciudad pero que “tristemente no le dio tiempo a ir y falleció antes”.

“Soy una madre destrozada, al igual que la vida de mis hijos”

Además ha añadido que no había un informe que le prohibiera hacer deporte, por lo que él no podía negarse y además tenía que dar ejemplo ya que era el capitán. “Me he quedado como una madre destrozada, al igual que la vida de mis hijos”.

Por último, ha indicado que el propio jefe de Medicina Legal de Sevilla se extrañó comunicándole que cómo no le habían detectado esa obstrucción.

Otro de los médicos del Hospital Casa de Salud de Valencia, en este caso el que le realizó el cateterismo, ha indicado también que el resultado que salió fue sin lesiones significativas. Ha añadido que las coronarias eran normales y que si hubiera salido una lesión de más del 50% “se hubiera tomado alguna medida severa”.

Además ha añadido que la decisión del acusado fue correcta, ya que no se detectó ninguna lesión por lo que no había ningún tipo de circunstancia que llevara a tomar alguna medida de precaución.

El perito considera que se debió hacer otras pruebas

Asimismo ha insistido que fue una muerte súbita, repentina, y que por lo tanto difícil de prever. “No se puede hablar de angina de pecho, ya que los resultados no lo mostraron”.

El perito que realizó el informe ha indicado que es correcto que el cateterismo salió “sin lesiones significativas”, pero que no se pudo obviar que el paciente seguía relatando que tenía ese dolor y que se debería haber buscado “pruebas alternativas” para detectar de dónde provenía esa lesión.

Por lo tanto, para el perito se le debía haber restringido el poder realizar deporte, ya que se tenía que haber tenido en cuenta que debido a su profesión realizaba esfuerzos físicos “muy grandes” asiduamente.

“Solo puedo decir que lo siento a la familia”

En la última palabra del acusado, ha indicado que este caso le ha afectado mucho personalmente, desde que la viuda le dijo que su marido había fallecido, ya que él también tiene dos hijos menores. Eso sí, ha declarado que piensa que su actitud fue la correcta y siguió los pasos adecuados. “Solo puedo decir que lo siento, señoría, lo siento por la familia”, ha finalizado.

En los informes, la acusación particular ha indicado que pide una indemnización para la familia del fallecido de 400.000 euros, repartidos en 150.000 euros para la viuda, y 125.000 euros para cada uno de sus dos hijos.