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Mover tierra, mar y aire por conseguir un sueño

Hamza Fata es un joven marroquí proveniente de Tiznit, ciudad ubicada al sur de Marruecos. Cumplirá 20 años en el mes de septiembre y estudia actualmente en Ceuta la carrera de Ingeniería Informática.

Su aspiración siempre ha sido formarse en España ya que cuenta con más oportunidades y un mejor nivel de vida.

Sin embargo, el camino para alcanzar su sueño estuvo repleto de dificultades, justificaciones sin coherencia y un constante estrés.

Para la consecución de ese deseo de comenzar una vida en España se apuntó a una academia en Granada llamada Puerta Real vía online para poder practicar para los exámenes de Selectividad.

La lucha por un sueño

Mientras tanto, Hamza decidió pedir cita en el consulado marroquí para poder obtener el visado y trasladarse en un futuro a España. Hasta ese momento todo parecía seguir su curso. De hecho, logró la cita en noviembre de 2022, tras mes y medio de espera, pero fue rechazado por una serie de motivos que no tenían ningún punto de comprensión.

“No dispone de medios económicos suficientes para asumir el periodo de estancia de estudio”. Esto le dijeron y Hamza no daba crédito, había tomado todos los pasos necesarios realizando un bloqueo bancario y encargando el seguro de la salud.

Esta fue la primera piedra en el camino de Hamza, sin embargo, el sueño de una vida mejor sobrepasaba cualquier tipo de obstáculo.

Y así, en enero, decidió presentar un recurso en el consulado tras consultar con abogados de la academia, añadiendo incluso un aval.

Esperando la respuesta, Hamza viajaba 3 veces por semana hasta Agadir, lugar donde se encontraba el consulado marroquí para presionar por que su caso se tomase en cuenta. Además, el joven escribía correos prácticamente a diario, los cuales no eran contestados.

Veía que la situación estaba atascada sin ningún avance.

Tras 6 meses de larga espera el trámite para la consecución fue rechazado por segunda vez alegando justificaciones que carecían de razón: había dudas respecto a sus avalistas, aunque estos su propio padre y su hermano que ya trabajaba en Francia.

Pero la excusa que colmó la paciencia de Hamza fue la siguiente: “Se considera que los estudios no se adecuan con el perfil académico ni la edad del interesado. No ha estudiado español y no ha viajado a Europa”.

Hamza tenía en aquel momento 18 años, edad con la que ya se puede estudiar Ingeniería Informática. Además, durante su estancia en el instituto, el joven de Tiznit había orientado sus estudios para posteriormente estudiar dicha carrera formándose en Ciencias y Matemáticas (opción B), sección en la que estudiaba asignaturas como circuitos de ordenadores o álgebra.

Esta situación no podía ser posible, un propósito por una mejor calidad de vida no podría quebrantarse por un par de excusas sin coherencia.

El problema del visado

Hamza se encontraba muy descontento al no poder conseguir una de sus principales aspiraciones. “Estaba desmoralizado y enfadado”, recalca en esta entrevista con El Faro de Ceuta. Sin embargo, su madre le animó para que se presentase a Selectividad, por lo que homologó su título de bachillerato y se trasladó a Rabat para realizar el examen.

Tras hacer las pruebas vio los diferentes lugares en los que podría estudiar, siendo Ceuta, su opción principal y uno de los puntos en donde fue aceptado.

Aquí no termina la historia de esta auténtica lucha por formarse. Hamza pagó la matrícula, sin embargo, el permanente problema del visado impedía que comenzase el curso.

Pidiendo la cita en octubre, el consulado acabó dándole la reunión en enero, por lo que ante esta situación el joven, desesperado ante esta agónica posición, decidió estudiar en Marruecos, en Essaouira, en el Colegio Superior de Tecnología.

Llegaría la tan ansiada fecha. Pero asomaba otra traba más: coincidía con sus exámenes por lo que optó por cambiarla. “Los exámenes eran más importantes”, explica.

En febrero, su padre se trasladó a Agadir, ya que Hamza estaba se encontraba estudiando.

Un mes después le dieron la tan esperada respuesta: sí, Hamza había recibido el visado y ponía fin a una gran nube de nervios, desesperaciones y noches en las que el sueño no aparecía, nublando por muchos meses la vida de este joven marroquí.

La llegada a Ceuta

Hamza llegó a Ceuta a principios de abril, con un curso empezado, sin poder hablar fluidamente el idioma y con la presión de aprobar algunas asignaturas para su permanencia en España el próximo año.

El joven nacido en Tiznit tuvo que descartar algunas asignaturas ya que tenía que centrarse en otras para poder aprobar.

El alojamiento fue otro quebradero de cabeza, tuvo que vivir los primeros días en un hostal, pasando después por varios pisos.

El primer mes para Hamza no fue el esperado. “En el primer mes no me gustaba”, declara.

A medida que fue pasando el tiempo, se fue amoldando a la ciudad y las dificultades presentadas en principio como el idioma o el alojamiento fueron resolviéndose. “Me he acostumbrado”, comenta.

Diferencias con Marruecos

Una de las principales diferencias que observó fue el sistema educativo, siendo el español mejor que el marroquí. “En el sistema marroquí no hay tantas herramientas para poder desarrollar tu carrera profesional como en España”, argumenta.

También otra clara diferenciación es el aumento del estilo de vida presente en España en relación con Marruecos.

Además, Hamza ha notado distinción en cuanto a la gente. “Los españoles son muy sociales, simpáticos, puedes conversar con ellos, salir y disfrutar y son gente de cultura”, interpreta.

Hamza es un gran amante del deporte por lo que en su estancia en Ceuta estuvo practicando baloncesto y fútbol, participando en torneos universitarios realizados durante el año.

El próximo, Hamza se quedará en la ciudad y espera poder jugar en un equipo de básquet. “Mi sueño es tener un equipo aquí de baloncesto”, expresa.

Tal es la pasión que muestra el joven que usualmente juega con otros chicos, que incluso ha formado un grupo para organizar diversos partidos.

Proyectos futuros

Mirando hacia un futuro, Hamza piensa quedarse el curso que viene en Ceuta, quiere seguir sus estudios y encontrar un empleo. Después, le gustaría pedir un traslado a otra ciudad con el fin de conocer otros sitios de España.

No tiene una preferencia concreta, aunque le gustaría poder ir a una gran ciudad. “Me gustaría trasladarme a una ciudad grande”, aclara.

Su lucha por alcanzar un sueño le movió a mover tierra, mar y aire. Lo consiguió.

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