El próximo 23 de mayo cumplirá 16. Celebrará su cumpleaños en el centro de ‘La Esperanza’, rodeado de sus nuevos amigos, entre ellos Alhoissoine Barry, otro guineano que pronto cumplirá los 18 años y que llegó hace tres escondido en un coche hasta Ceuta. En la memoria del adolescente Mouctah Mamadou quedará para siempre un salto convertido en una auténtica pesadilla.
Él es el adolescente que cruzó la valla por la zona de Anyera el pasado 12 de abril. El mismo que, ensangrentado, se quedó entre las dos vallas. Y el mismo que terminó postrado en una de las camas del Hospital Universitario durante semanas, sometido a intervenciones quirúrgicas, para salvar la movilidad de sus brazos, cuyos tendones están destrozados por las concertinas, esas que el Ministerio de Interior dice que solo son disuasorias.a
Las cicatrices que serpentean sus dos brazos, sus manos y uno de sus pies recuerdan esa tarde, cuando después de varios meses en el bosque se unió con cuatro amigos para pasar la valla. Aquel salto fue el último para sus amigos Ibrahim y Ousmane, quienes fallecieron agotados, ya sin fuerzas, entre los matorrales. La noticia la recibió en el Hospital Universitario, siempre pensó que se habían salvado, que todos habían alcanzado la meta. Pero no fue así.
Mouctah mira con esperanzas hacia el futuro, dejando atrás ese momento en el que se vio entre las dos vallas, ensangrentado. “Ha sufrido mucho, saltó la valla, se cayó herido y llegó un vehículo de la Guardia Civil, sus agentes le ayudaron”, explica su amigo, convertido en traductor improvisado para FAROTV.
Este adolescente, convertido en una nueva víctima de unas concertinas que cortan la piel y destrozan cuerpos entre fronteras, llevaba dos meses en el bosque de Beliones esperando el momento de saltar. Allí conoció a sus amigos, atrás dejó una Guinea Conakry hace un año “para buscar un mundo mejor”, explica. Siendo solo un niño dejó a su familia y junto a dos amigos más inició un periplo que le llevó hasta la frontera y que le ha dejado marcado física y psicológicamente.
Con las manos ensangrentadas, débil, rodeado de guardias civiles y de la Cruz Roja, Mouctah fue trasladado al Hospital. En ese camino ahora recuerda su desesperación, cómo solo pensaba en sus compañeros, cómo el dolor le consumía. “Estaba sufriendo”, explica su compañero.
Después de la tragedia hay futuro o debe haberlo. Para este adolescente queda un camino por delante. Primero debe esperar el resultado de la evolución de sus heridas, ver cómo recuperará la movilidad de sus manos. Tiene un sueño por delante: ser mecánico. En el centro de ‘La Esperanza’ convive con una treintena de compatriotas tras recibir el alta esta misma semana. Aquí ha encontrado cariño y apoyo. Su lucha acaba de comenzar.
El Ejército de Tierra no ha querido pasar por alto la heroica acción de tres…
Un grupo de profesores interinos de Ceuta se ha pronunciado este domingo tras las recientes…
La magia de la Navidad ha llegado a Ceuta de la mano de Papá Noel…
La Asociación de Vecinos de Parques de Ceuta ha recibido con alegría y entusiasmo la visita, en su…
Los campos del Príncipe Tuhami Al Lal y Aiman Aomar de Ceuta han acogido este…
Ya lo dijo Don Miguel de Cervantes, en su famosa obra “Don Quijote de la…