Se pasan el día intentando chotear al Servicio Marítimo
de la Guardia Civil de Ceuta, buscando la forma de burlar el cerco establecido para traficar con drogas o personas aprovechando la mayor presencia de embarcaciones en el mar. No tienen otro oficio que ese, buscarle las vueltas a las unidades del Marítimo para salvar su negocio, colando en la Península inmigrantes o pequeños alijos
de hachís. Este domingo, como cualquier otra jornada de verano, la presión ha sido constante, un no parar de persecuciones, de idas y de venidas asfixiantes. Cuando los pilotos ven un hueco posible para escapar, lo hacen. Mientras decenas de motos de agua no tienen otro fin que intentar el despiste para posibilitar que otras cometan los delitos pretendidos.
Movimientos y escapadas que están organizadas
Todo está perfectamente organizado, nada es casual. Hay vehículos que se dedican únicamente a generar el movimiento oportuno para buscar el despiste de las unidades de vigilancia buscando así posibilitar que otras cometan los delitos aprovechando la pista
del Estrecho para sacar el hachís o introducir personas en las costas peninsulares o, también, en Ceuta. La semana pasada la Benemérita conseguía interceptar al piloto de una moto de agua repleta de tabletas de esta droga, la habían llenado de hachís para introducirlo en la Península. Hace unos días, los agentes interceptaron la moto que embarrancó un piloto que se dio a la fuga, en plena playa de La Bolera. Son resultados de servicios constantes, que no cesan en un verano de enorme presión utilizado por algunos para la comisión de los delitos obteniendo el camuflaje perfecto en la presencia de más embarcaciones que buscan potenciar el ocio en vacaciones. Es un ir y venir buscando el delito constante, asfixiante y convertido en la válvula de escape para los que se mueven del lado del delito.