En los últimos tiempos, la falta de salubridad en el callejero de Ceuta se ha convertido en un quebradero de cabeza para los
vecinos. Los mismos caballas se quejan de que los contenedores permanecen abarrotados con bolsas de
basuras y otros enseres durante todo el día. Esto, con las temperaturas típicas de la estación veraniega, genera mal olor e incomodidad ciudadana.
Claro ejemplo es lo que sucede en la
barriada de El Morro, uno de los puntos más antiguos y popular de la ciudad autónoma. “Los contenedores que se encuentran en la calle Francisco de Ribalta se llevan varios días sin limpiar”, manifiesta Isabel Paniagua, quien es la presidenta de la asociación vecinal. Del mismo modo, añade que “antes había tres contenedores y ahora solo dos”. Esto conlleva a que haya más desperdicios en los alrededores y atraiga a “insectos y roedores”. Una imagen nada agradable es la que sufren estos ceutíes.
Por otro lado, cerca de estos cubos se haya un espacio con rastrojos. Las temperaturas altas han provocado que estén secos, por lo que “esto puede salir ardiendo en cualquier momento”, vaticina Paniagua. Así que, “se debería limpiar cuanto antes y no dentro de unos meses cuando nos veamos con el problema encima”, adiciona.
Situación nefasta
Las condiciones deplorables vienen sucediéndose desde hace bastante tiempo. No es cuestión de días, sino de meses. La presidenta de esta asociación vecinal explica que “hay un barrendero que viene cada tarde. Por la madrugada se lleva toda la basura y ya hasta la tarde siguiente no sabe nada más de él”. Demasiadas horas de por medio en la que los desperdicios se aglutinan. Y no solo residuos orgánicos, cartones o plásticos, sino que se depositan otros como frigoríficos, cajoneras, maletas, sillas o colchones.
La acera de la calle Francisco Ribalta queda obstaculizada para la circulación de los viandantes a causa de estos materiales, aunque cabe decir que esta no es la única. Otras son la calle de El Greco, cerca del colegio Maestro José Acosta, o Flecha Bermúdez.
La actitud incívica también entra en juego. “Este problema es de todos, pese a que sean unos pocos los que saquen todo tipo de residuos orgánicos y materiales a las calles”. La falta de sensibilidad lleva a que las aceras y algunos puntos de esta barriada ceutí esté invadida por la suciedad y los malos olores.
Por ello, y a modo de solución, Isabel Paniagua comenta que “si hubiera más limpieza, sensibilidad por parte de los vecinos, más contenedores y un horario más flexible para arrojar los desechos, quizás este inconveniente no nos perjudicaría tanto”.
El Morro se ensucia, sus calles lo sufren y los daños colaterales repercuten en el vecindario. Este no es el único ejemplo de esta ciudad, sino que otras barriadas igualmente la sufren.