Es una de las barriadas más jóvenes de la ciudad, pero no por ello dejan de presentar quejas y demandas
Es una de las barriadas más jóvenes de la ciudad. Se construyó hace apenas tres décadas, concretamente vio la luz 27 años atrás y sus primeros vecinos aún recuerdan cuando se mudaron a sus viviendas. “Al principio no había ni carretera, sólo un camino y ahora somos 58 vecinos”, explica el secretario de la asociación de vecinos de la Urbanización Monte Hacho, Antonio Lomeña.
Con el mar prácticamente a sus pies, la barriada es un remanso de paz y tranquilidad que, además, está rodeada de unas espectaculares vistas de la ciudad. “Es lo mejor que tenemos, no hay nada que envidiarle al centro. Vivimos muy a gusto y en un ambiente de mucha cordialidad entre los vecinos” añade el presidente de la AAVV, Domingo Augusto.
En casi 30 años, los principales cambios experimentados en la urbanización se han centrado en las viviendas. “Antes no había azoteas. Cada vivienda solicitó permiso para hacer una obra y el arquitecto de la Ciudad lo estudió”, apunta Lomeña.
Las casas originarias contaban con tres o cuatro escalones de acceso. Con el tiempo, han sido numerosas las modificaciones: fachadas, accesos más amplios, nuevas plantas, tejadillos... Una variada muestra arquitectónica al gusto de cada uno de los inquilinos.
Más alumbrado y presencia policial
La deficiencia del alumbrado parece ser responsable, en gran parte, de los robos cometidos en la Urbanización Monte Hacho. “Las farolas son muy antiguas, los tubos están agrietados y no da luz suficiente. Es amarilla tenue y los malhechores aprovechan para saltar de terraza en terraza y sustraer lo que tengan ahí”, asevera Augusto.
Mayor presencia policial en la zona, junto a un alumbrado en mejores condiciones serían determinantes, apunta el presidente, para impedir estos robos. “Hace poco se metieron en una vivienda y el dueño se encontraba dentro, con lo que se llevó un gran susto. A otros les han subido a las azoteas y han robado lo poco que tenían allí, como pueden ser unas bicicletas. Al estar en el extrarradio no tenemos mucha presencia policial y es algo muy necesario”.
En cuanto al alumbrado también reclaman que se cubran las entradas de las farolas. “Un día un chiquillo puede meter la mano y va a ocurrir una desgracia”, comenta Augusto.
Apenas hay zonas de aparcamiento
Si la escasez de aparcamientos es un problema generalizado en toda la ciudad, en la Urbanización Monte Hacho se hace más patente en cuanto cada vez son más las personas que estacionan en una única calle. “Estamos muy escasos porque aparte de que los vecinos tienen uno o dos coches, vienen a aparcar los de la barriada de abajo. Antes estacionábamos en línea pero ahora tenemos que hacerlo en batería para ganar más espacio”, asegura Lomeña.
A última hora del día el caos del estacionamiento parece empeorar, ya que los coches llegan a ocupar incluso la entrada al barrio. “Hay vehículos en ambos lados, sólo dejan un carril. Si algún día ocurre algo aquí, difícilmente podría entrar un coche de Bomberos”, añade.
Los vecinos no encuentran solución a este asunto ya que “no hay espacio”, tan solo “quitar algo de monte y aprovechar esos metros que están ahí muertos”.
Por otra parte, una de sus demandas es la colocación de una marquesina en la parada de autobús ubicada en la entrada de la barrida. “Tenemos que esperar bajo la lluvia, el frío o el calor sin tener ningún sitio donde resguardarnos. Esperemos que nos pongan una marquesina al igual que hay en otros sitios de la ciudad”.
Sólo dos arquetas para el saneamiento
Los dos puntos de la red de saneamiento son insuficientes para cubrir las necesidades de los vecinos e impedir las inundaciones en épocas de lluvia. “Cuando las alcantarillas se bloquean, el agua entra hacia la acera y de ahí a las viviendas que pueden inundarse”, apunta Augusto. Los propios vecinos se encargan de vigilar e impedir que el agua anegue sus hogares. “Nosotros mismos nos encargamos de levantar las rejillas ya que las dos únicas arquetas están conectadas entre sí y toda el agua que cae en la barriada llega a este punto”, añade.
Recientemente, la Ciudad se encargó de su limpieza, aunque esta actuación ha sido insuficiente. “La solución no es hacerlo una vez al año, sino buscar otra alternativa como crear un nuevo saneamiento por si éste se queda embozado”.
El monte frente a las viviendas también dificulta la situación en momentos de lluvias torrenciales. “Arrastra la arena y tapona las arquetas. Siempre tenemos que estar pendientes para retirarlas de modo que desagüe con más facilidad”, expone Lomeña.
El acerado también se incluye entre sus demandas ya que tiene la misma antigüedad que la barriada. “No lo han cambiado nunca. Las losetas se están levantando en algunos puntos y ya ha habido gente que ha tropezado y se ha caído. Queremos evitar que haya males mayores”.
Jardines en estado de abandono
Si bien la barriada puede presumir de vistas, en cambio no puede hacerlo de jardines. Los pocos arriates que muestran vida y unos cuidados adecuados son aquellos a los que algunos aficionados a la jardinería dedican parte de su tiempo.
“De vez en cuanto vienen las Brigadas Verdes y lo limpian y acondicionan, pero pedimos que nos pongan alguna planta para darle color, porque se ve tétrico y abandonado”, se lamenta Augusto.
El presidente hace un llamamiento para que, al menos realicen una siembra de algunas especies que pueda “dar más colorido y ofrezca otra imagen, que no sean los vecinos los que tengan que arreglar las plantas, ya que algunos se encargan de hacerlo porque les gustan las plantas, pero tampoco tienen obligación”.
Otra de las peticiones, que de momento se ha quedado en el aire, es la colocación de un indicador de piedra en la entrada de la urbanización. “Nos gustaría que pusieran algo con el nombre de Urbanización Monte Hacho, que entren en la barriada y sepan donde están”.
Sin rampas para discapacitados
El desnivel en el que está edificada la barriada implica varios tramos de escaleras, pero ninguna rampa que facilite el acceso de discapacitados o carritos de bebé. Desde la asociación vecinal comprenden que, si bien en la actualidad no requieren de dichas rampas, “en algún momento puede ser necesario”, especialmente para los vecinos que residen en la zona baja de la urbanización. “A las personas que vivem en la parte baja se les hace muy difícil acceder arriba porque tienen que subir cinco tramos de escaleras de unos doce escalones cada uno. Vendría muy bien tener una rampa para tener un acceso digno”, apostilla Augusto.
Cristo del Gran Poder
Hace unos 25 años, los vecinos decidieron colocar una imagen religiosa. En ese momento se optó por elegir entre la Virgen del Carmen y el Cristo del Gran Poder. Los residentes de la Urbanización eligieron un azulejo de Jesús del Gran Poder el que presidiera la urbanización.
Una buena relación entre los vecinos
El local social es el orgullo de la asociación de vecinos. Allí organizan todo tipo de actividades a lo largo del año, por parte de voluntarios o miembros de la junta directiva: dominó, cartas, manualidades. Sus numerosas actuaciones en diversos deportes y competiciones de diferente índole quedan plasmadas en los distintos trofeos que lucen en el local social.
Punto de reunión y confraternización de los vecinos, en la actualidad cuentan con 60 socios, aunque muchos de los que ya no viven en la barriada continúan asociados. El motivo: la buena relación existente entre estos vecinos. “Muchas personas que se fueron de la urbanización, aún siguen en contacto con nosotros y vienen por aquí para participar con nosotros en las actividades y es que todos nos llevamos muy bien”, se congratula Augusto.