Ceuta Ya! Así se llama el proyecto político que encabeza Moja y que surge de la necesaria reflexión del proyecto que durante años ha representado Caballas y que cambió una forma de hacer política en la ciudad. Porque lo hizo, lo que sucede en esta tierra es que cuando se agotan los proyectos se tiende a olvidar los logros de estos localistas que llevaron a cabo muchas propuestas buenas para Ceuta y que se lo curraron en los plenos y en su quehacer diario. Mohamed Alí dejará la política, antes lo hizo Juan Luis Aróstegui, pero el proyecto que encabezaron juntos hay quienes sabremos apreciarlo siempre. Ahora le toca a Moja ocupar el primer puesto. Y estoy segura de que le habrá costado dar el paso.
Yo no voy a hablar de Ceuta Ya!, serán sus líderes los que deben demostrarnos de qué son capaces, qué tipo de política van a llevar a cabo y cómo van a pelear para convencernos de que hay alternativas a tanto odio o tanta sigla agotada. Ceuta Ya! tiene que echar a andar, hay que dejarle presentarse en sociedad, respetándolo como a cualquier otro para conocer si son capaces de devolver la maltratada esperanza que muchos damos ya por perdida.
Pero sí voy a hablar de Moja, de esa persona que te inyecta mil energías cada vez que te ve y te da un abrazo -aunque el covid nos quitó hasta eso-. Me agrada que lidere el partido porque sé que es un hombre justo, ante todo una persona sencilla y buena. Y para intentar ser un buen político hay que ser antes una buena persona, después ya le pueden sumar lo que quieran que lo principal lo tiene que llevar uno dentro.
Moja lo es. Moja siente su tierra y sus problemas, está preparado, ha querido por fin dar un paso adelante para defender un proyecto en el que todos caben tras permanecer años trabajando codo con codo con sus compañeros. Estoy segura, lo sé al 100%, que Moja hubiera querido estar en la presentación de este proyecto político más acompañado de sus íntimos, precisamente de aquellos que ya no están entre nosotros pero que habrán sentido el orgullo de que ese hermano, ese nieto, ese hijo haya cogido con valentía las riendas de una apuesta fresca, una apuesta valiente que, obtenga el respaldo que obtenga, al menos no se va a callar, ni va a agachar la cabeza ante aquellos que siguen pensando que no todos somos iguales.