Opinión

Misericordia

A casa le traía, sí señora, como traje a Frasquito Ponte, por caridad… Si hubo misericordia con el otro, ¿por qué no ha de haberla con este? ¿O es que la caridad es una para el caballero de levita, y otra para el pobre desnudo?”

La novela de Benito Pérez Galdós, que da título a este artículo, es una buena oportunidad para acercarse a la vida cotidiana del Madrid decimonónico, a una especie de submundo formado por las personas mendicantes y las que, aún siendo de alta cuna, habían terminado viviendo en una escondida y avergonzada pobreza. La obra del gran novelista español, en su conjunto, nos sirve para conocer y comprender la convulsa Historia de España del siglo XIX; más allá de sus famosos Episodios Nacionales, hay otras obras, entre las que se encuentra la que comentamos, que contribuyen a ello, estoy pensando en “La familia de León Roch”, “El amigo Manso” o “La Fontana de oro”, a través de ellas contrasté y complementé lo que había estudiado en sesudos manuales de Historia y pude comprender mejor lo que en ellos se decía. “Misericordia”, sin duda una de las novelas más reconocidas del autor, fue escrita y publicada en 1897, refleja su descontento y frustración ante el fracaso de los postulados regeneracionistas que en aquellos años de la Restauración se habían planteado en relación con el papel y desarrollo de la clase media, pues de la aristocracia poco se podía esperar.

La pobreza, muy extendida en el Madrid de aquella época, es el eje central de la novela, ejemplificada en una galería de personajes, con Benigna de Casio, Benina, al frente, destacando los femeninos: Francisca Juárez, su hija Obdulia o su nuera Juliana, pero también masculinos, como Frasquito Ponce, el cura Romualdo y, en lugar destacado, el mendigo Mordejai, también nombrado como el moro Almudena:

“Nina, bienvenida seas; pero antes de que entres en casa, hay que fumigarte y ponerte en la colada… No, no te arrimes a mí. ¡Tantos días entre pobres inmundos!”

"Los responsables políticos están obligados a tener más empatía hacia los más desfavorecidos”

Aunque nacido en Las Palmas de Gran Canaria, Galdós puede ser considerado como el gran escritor del Madrid decimonónico, que recrea a lo largo de toda la novela: calles, barrios, cafés y tabernas, figones y casas de dormir, comercios, plazas, oratorios e iglesias... constituyen el entramado de un paisaje madrileño dibujado por una fina pluma. El compromiso social y político de Galdós se aprecia en esta novela, como en el conjunto de su obra, utilizando la narrativa para denunciar las grandes desigualdades sociales del tiempo que le tocó vivir. Obviamente, el Madrid novelado por Galdós es muy distinto al actual, han pasado 125 años desde la publicación de la obra, los cambios son profundos e incuestionables: urbanísticos, demográficos, sociales, económicos, políticos o culturales; no obstante, el pasado siempre sigue estando presente, en el libro que nos ocupa, lo apreciamos en la persistencia de la pobreza, de la desigualdad, de la exclusión en la que vivía, y sigue viviendo, una parte significativa de la población y en la respuesta y actitud que las clases más favorecidas y los responsables políticos adoptan:

“… entretuvieron la mitad del día pordioseando en varias calles, siempre con mucho cuidado de los guindillas, por no caer nuevamente en poder de los que echan el lazo a los mendigos, cual si fueran perros, para llevarlos al depósito…”

El destino es caprichoso y ha querido que, durante la lectura de la novela, para la reunión periódica del club de lectura de nuestra biblioteca pública, se haya hecho público un informe de Cáritas sobre exclusión y desarrollo social en Madrid (Informe FOESSA), el estudio concluye que los madrileños en situación de exclusión social ya suponen el 22% de la población, cinco puntos más que hace cuatro años. A este informe se ha referido, en comparecencia pública, el portavoz del equipo de gobierno de la Comunidad de Madrid y consejero de educación, lo ha hecho de manera irónica, casi ridiculizando la situación descrita en el mismo, preguntándose dónde están tantos pobres, que él no los ve. Los responsables políticos están obligados a tener más empatía y sensibilidad hacia los más desfavorecidos de la sociedad, además de un mayor compromiso para mejorar su situación. En esto, parece que no han pasado 125 años desde el retrato literario de Galdós, la invisibilidad de la pobreza era y sigue siendo una seña de identidad de los que tienen el poder.

“¡Está usted pidiendo!... ¿No le dije a usted ayer que el señor Gobernador no quiere que se pida en esta calle?”

¿Cómo describiría Galdós la realidad madrileña actual? Quizás pueda ayudarnos a responder a esta pregunta la académica Yolanda Arencibia, autora de una premiada biografía del autor y una de las personas que más ha estudiado su vida y su obra; tendremos la fortuna de contar con ella en nuestra reunión del club de lectura.

Entradas recientes

Así ha sido la pelea dentro del CETI que provocó la acción policial

Dentro de la pista deportiva, la misma que suele ser usada para la práctica de…

24/07/2024

La Policía actúa en el CETI tras una batalla campal: heridos y detenidos

La Policía Nacional ha tenido que intervenir esta noche en Ceuta en el interior del…

24/07/2024

El BM Ramón y Cajal debutará el 29 de septiembre ante el BM Triana

El Balonmano Ramón y Cajal de Ceuta ha conocido este martes el calendario oficial de…

24/07/2024

Los costaleros de la Patrona llevan el paso hasta su templo

Los costaleros de la Cofradía de Nuestra Señora de África han realizado este martes el…

23/07/2024

El Regimiento Montesa nº3 homenajea a Santiago Apóstol

En la tarde del martes, el  Regimiento de Caballería 'Montesa' Número 3 ha proyectado un…

23/07/2024

El "crimen medioambiental" de plantar palmeras en algunas ciudades de Marruecos

Cuidar el medio ambiente es importante, pero más importante aún es respetar las zonas autóctonas…

23/07/2024