Hace unos días dimitió el Vicario de la ciudad hermana de Ceuta, ya que el obispado de Cádiz le desautorizó que hubiera permitido la entrada a la Iglesia de la figura del Dios Ganesh (Dios hindú de la prosperidad, el amor y la sabiduría) para celebrar y presentar sus respetos a la Patrona de la ciudad, la Virgen de África.
Estoy sinceramente sorprendido y desconcertado por la actitud del obispado de Cádiz. Este noble acto se lleva haciendo en Ceuta desde hace años y jamás se ha comentado nada en su contra. Al contrario, personas que han tenido conocimiento de ello, han aplaudido y apoyado este gesto de las dos comunidades religiosas, la Cristiana y la Hindú. Desde el año 2009 se solicita permiso a la vicaría de Ceuta para poder entrar en la Iglesia, permiso que se concede como todos los años.
Una vez en la Iglesia, los pequeños de la Comunidad Hindú hacen una entrega floral y rezan un Padre Nuestro y un Dios te salve María ya que todos ellos estudian en colegios católicos. Esa es la manera en que se muestra el respeto a la Patrona de Ceuta, la Virgen de África.
¿Por qué precisamente en estos momentos tan delicados que vive la humanidad cuando todos deberíamos estar más unidos y dar ejemplo al mundo el obispado de Cádiz pone una zancadilla a la convivencia, al amor, al respeto y a todo un pueblo?
Es poco inteligente menospreciar el gesto de los hindúes y cristianos de Ceuta. Es un gesto que suelo comentar en las charlas de la Mesa Interconfesional y donde todos los oyentes quedan sorprendidos y admirados, porque es así como se demuestran las sabias palabras de Ghandi: “Deja que las ideas y pensamientos sobre Dios te vengan de todas partes. Hay un solo Dios con miles de nombres. Rézale de acuerdo a tu religión dando respeto a todas las demás”. También dijo: “Para mí, las diferentes religiones, son bellas flores del mismo jardín o ramas del mismo majestuoso árbol”. Y en nuestro libro sagrado, Bhagavad Guita 9.26 se dice “si alguien ofrece con amor y devoción una hoja, una flor, fruta, agua o una oración, yo la aceptaré”.
Hace unos años la Mesa Interconfesional de Melilla dio una charla en la Universidad de la Línea. Allí, durante mi intervención y delante de catedráticos, historiadores, profesores universitarios, políticos y otros muchos, mostré unas bellas imágenes, que me había cedido el día antes mi hermana Kuma, donde se podía contemplar a nuestro Ganesh en la misma iglesia de Ceuta mientras el coro rociero le canta una salve. Silencio y de pronto unos estruendosos aplausos y felicitaciones para todos los componentes de la Mesa Interconfesional. Habíamos mostrado la realidad de las dos ciudades españolas en el norte de África.
Como bien decía mi amigo Picus Sunderdas “lo mínimo que debería haber hecho el obispado de Cádiz era venir a nuestra tierra y compartir nuestras tradiciones, porque no hay mejor manera de conocer que involucrándose”.
El 8 de Septiembre próximo será el día de la Virgen de la Victoria, Patrona de Melilla. Se hace una ofrenda floral a las 12 de la mañana en la Iglesia de la Purísima Concepción o en la Iglesia del Sagrado Corazón de Jesús. Ataviados con nuestra típica ropa hindú, presentamos nuestros respetos a la Patrona de Melilla que es de todos los melillenses sin distinción de religiones.
A las 6 de la tarde aproximadamente paseamos a nuestra Patrona por las calles de Melilla para que todos los melillenses puedan saludar y orar a su Virgen de la Victoria y pedir sus bendiciones.
Recuerdo que la primera vez que me presenté en la Iglesia lo hice porque leí en la prensa de la ciudad que faltaban porteadores y pregunté si yo como hindú podía o podría llevar a mi Patrona. Ahora junto con mi amigo Rogelio somos los porteadores más veteranos.
Siempre pensé que nada ni nadie impediría que el 8 de Septiembre pudiera llevar a mi Virgen de la Victoria, que mientras Cristo y la Virgen o Krishna y Lachmi me dieran fuerzas para llevarla así seguiría siendo y así lo prometí. ¿Qué actitud debería yo tomar viendo el comportamiento del obispado de Cádiz ante la Comunidad Hindú de Ceuta?
Hace años, concretamente en el 2011, tuve el honor y el privilegio, un Viernes Santo, de dar los aldabonazos en la puerta de la Iglesia del Sagrado Corazón para que Nuestra Señora de la Soledad recorriera un año más las calles de Melilla. Que un hindú tuviera ese privilegio solo ocurre en Melilla o en Ceuta con el acto de Ganesh. Aprendí de mis padres a visitar a mi Soledad todas las mañanas antes de empezar mi jornada laboral. A rezarle un Padre Nuestro y un Dios te salve María y eso, al igual que mi padre, lo hacía a diario. Son las oraciones que aprendí en mi colegio de La Salle el Carmen, simplemente escuchándolas en clase de religión. Hermanos y profesores maravillosos de este centro que supieron transmitirnos los valores de la vida. Hermanos y profesores que jamás hicieron distinción entre los alumnos por ser de distintas religiones, a los que aún hoy en día, cuando coincidimos con ellos, abrazamos de corazón por lo bien que lo hicieron. Porque supieron llegar a nosotros y transmitirnos sus enseñanzas y porque es a ellos y a nuestros padres a los que les debemos lo que hoy en día somos.
El mundo necesita de ellos. Es ahí precisamente, en la educación desde parvulitos, donde está la clave para que consigamos un mundo mejor. Y ese vínculo de compañerismo y amistad que se crea y se aprende desde pequeños no hay religión ni nadie que pueda quebrantarlo. Es para toda la vida.
Mi apoyo total a la Comunidad Hindú de Ceuta por este emotivo acto, y a las distintas Comunidades Hindúes de España y a las de otras asociaciones religiosas para que sigan aportando gestos que unan.
Ser hindú y melillense o ceutí es una cultura, es una forma de entender la vida. Las dos ciudades hermanas, españolas y norteafricanas, respiran convivencia, solidaridad, amor, respeto… Es la clave de estas dos ciudades y somos ejemplo de ciudad para el resto del mundo. Lo que para los demás es una asignatura pendiente, para melillenses y ceutíes es ya una realidad, porque es natural y ya nacemos con ello.
Nada ni nadie me hará cambiar mi forma de ser. Un año más llevaré en mis hombros a mi Patrona, que es la de todos los melillenses. Un año más me sentiré universal. Un año más seré melillense, porque melillense es sentirse cristiano, musulmán, hebreo, gitano o hindú. ¿Acaso hay mayor honor que ese?
La justicia, la solidaridad, la generosidad, la tolerancia, la paz, el amor… son valores que están por encima de las creencias y que todos debemos llevar a la práctica.
Gracias a los melillenses por las muestras de apoyo recibidas estos días y que me pidieron hacer extensiva a la Comunidad Hindú de Ceuta. Como melillense, quiero rodearme de gente que sepa tocar el corazón de las personas. Es lo que hace que la vida valga la pena. La familia, los amigos y tu ciudad.
Tal y como dijo Nacho Cano “somos un mundo separado por un mismo Dios, llámese Krishna, Yaveh. Alá, o simplemente Señor. La única manera de que este mundo que nos ha tocado vivir salga adelante es leyendo, estudiando, charlando, aprendiendo a cerca de otras religiones y culturas, sin renunciar a la nuestra propia pero conociendo algo a cerca de cada una de las demás”.
Nota; este artículo fue escrito antes de que el Obsipado de Cádiz y Ceuta mantuviera a J.J. Mateos como Vicario de Ceuta.
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